Apollo, el 'Blackstone de la banca', deja a 114 trabajadores en la calle: “Sabíamos que su fin era especular”

David Yagüe lleva 17 años como analista en la misma empresa, pero la compañía ha cambiado tres veces de manos. La que empezó en España en 2002 era la estadounidense MBNA. Tres años después, la compró Bank of America. Y siete años más tarde llegó Apollo, uno de los fondos oportunistas más grandes del mundo.

“Apollo vino a especular con entidades en dificultades. Nos compró a nosotros. Luego compró a la antigua Nova Caixa Galicia, a la financiera de Bankia y a Altamira, de Banco Santander. Creó un conglomerado y no lo ha hecho mal”, dice. “Lo que les ha salido mal es la credibilidad para venderlo a un precio importante. Ninguna entidad quería comprar esta cartera”.

David y los 113 trabajadores que aún quedan en EVO Finance, nacida de la fusión de Avantcard (filial de tarjetas de Bank of America) y Finanmadrid (la financiera de Bankia), negocian estos días el ERE que pondrá punto y final al negocio. Apollo ha ofrecido indemnizaciones de 23 días por año trabajado, una propuesta que los sindicatos consideran “absolutamente vergonzosa”. “El mínimo legal son 20. Hemos dicho que no”, relata Rocío Ortega, representante de Comisiones Obreras. Su periplo coincide con el ciclo de explotación del fondo, que entró en España en lo más profundo de la crisis, compró entidades a precio de saldo y ahora se deshace de ellas a trozos porque nadie ha comprado el paquete completo.

Una vez más, los rotos los pagan los trabajadores. Y eso que, mientras se retira del sector financiero, Apollo replica la estrategia de otros fondos e invierte en el 'nuevo dorado', el inmobiliario español. “Ahora van al inmobiliario porque tiene más margen que el financiero”, continúa Ortega. “Creo que el movimiento que hicieron fue: a ver si con la crisis nos llevamos algo”. Según informó Expansión, el pasado mes de febrero el fondo compró inmuebles por 200 millones al Banco Santander.

Unos años “muy angustiosos”

“Lo primero que hay que entender es que Apollo es el sexto fondo de inversión por tamaño del mundo. Su máximo responsable se llama Leon Black”, explica un director financiero del sector, buen conocedor del caso. Leon Black es, además de coleccionista de arte y propietario del cuadro El Grito de Munch, una de las personas más ricas del planeta (puesto 69 de la lista Forbes). Fundó Apollo tras la quiebra de Drexel Burnham Lambert en 1990. Como muchos otros fondos buitre —Blackstone, Oaktree, Cerberus... —, Apollo vio la oportunidad cuando España estaba en crisis de invertir a bajo precio, generar valor y vender.

“Estos fondos tienen un mandato máximo de cinco años prorrogables”, continúa. “Y a Apollo se le agotó el periodo: no veían que fuera a ser rentable mantener la operación porque EVO Banco era una máquina de perder dinero. La única fuente de ingresos era el dinero que prestaba la financiera, EVO Finance”.

Las primeras adquisiciones que hizo Apollo en España fueron Avantcard en 2011 y Finanmadrid en 2013. Ese mismo año se hizo con Nova Caixa Galicia. Fue la primera venta de una entidad que hizo el FROB, el fondo de rescate español, y se cerró por 60 millones de euros. Apollo se comprometió a preservar su red de oficinas, los 590 puestos de trabajo y a convertirlo en un banco estable. No cumplió: cerró casi todas las oficinas e hizo dos EREs. También hubo otros dos en Avantcard y uno en Finanmadrid.

“Compraron entidades sobredimensionadas y nos hemos comido cinco EREs. Siempre te decían: después de este ya sí que sí, estaremos perfectos. Y a los seis meses otro. Han sido años muy angustiosos”, continúa la representante de Comisiones Obreras. “Pero decíamos: a ver si nos compra alguien más estable. U otro fondo de inversión, pero no tan agresivo. Sabíamos que Apollo se iría y que su objetivo era la especulación”.

Cuando Apollo tuvo todas las piezas del puzzle las juntó en una única estructura bajo la marca EVO, que Nova Caixa Galicia había creado antes de la venta. Así, tendría por un lado EVO Banco —un producto aparentemente moderno, dirigido a jóvenes, que solo captaba depósitos y no generaba ingresos— y por el otro EVO Finance, la financiera que prestaba dinero a los clientes. Al operar como un único grupo laboral, con sede en Las Rozas (Madrid), los empleados consideraban que cuando Apollo decidiera deshacerse de ellos los vendería a todos juntos. Pero no fue así.

Nadie quiso a EVO Finance

El pasado 31 de mayo, Bankinter cerró la compra de EVO Banco por 133 millones de euros. Además del banco se llevó una pequeña parte de la financiera que también tenía, Avantcard Irlanda, pero no todo lo demás. Inicialmente, Apollo pedía por el paquete completo una cifra cercana a los 300 millones de euros que nadie le quiso dar. “EVO Banco nunca dejó de ser deficitario, así que Apollo le inyectó hasta 275 millones de capital. Eso fue lo que pidió después”, explican fuentes del sector.

Cuando se inició el proceso de venta a Bankinter, un representante de Apollo comunicó a los trabajadores de la financiera que, aunque a ellos no fueran a venderlos, su actividad iba a continuar. Estuvieron un tiempo parados —“no teníamos dinero para prestar, no se renovó el plástico de las tarjetas...”, cuentan— y con la mosca detrás de la oreja. Por aquel entonces las noticias apuntaban que Apollo había vendido su participación en Altamira (que había comprado a Banco Santander) al fondo italiano doBank.

“Apollo se deshacía de todas las inversiones que tenía en España y no nos cuadraba”, dice David. “Nos dijeron que pedirían una nueva licencia para operar independientemente y que íbamos a desaparecer como EVO Finance”. Era mentira: a principios de octubre les comunicaron el ERE y cierre final.

Apollo no había podido colocar a la empresa en su proceso de desinversión. “EVO Banco es un gran marketing, es brillante. Aunque lo que subyazca por detrás sea el sistema bancario clásico y arcaico, porque pertenece a las cajas, el frente es innovador. Bankinter lo compró porque vio en él una oportunidad de conectar con un segmento con el que no lo hace”, continúan las fuentes del sector. “No tenía lógica comprar la parte financiera porque Bankinter ya tenía la suya y, hablando en bruto, una financiera son seres humanos que trabajan. El portfolio se puede volver a construir”.

EVO Finance tenía también un 'marrón' incorporado: durante años se había dedicado a financiar a clientes de iDental, que tras su cierre por fraude dejaron de pagar. “Hubo un deterioro del portfolio. La estrategia era de volumen máximo: si creces demasiado, relajas tu política de riesgo y tu morosidad sube. La exposición al sector dental y la posibilidad de replicar un portfolio hacen que EVO Finance no tenga el valor que Apollo quería”.

¿Cuál es la conclusión de todo esto? Un fondo buitre llegó, compró barato y, al no poder venderlo todo, decidió cerrar al menor coste posible. “La operación les ha salido muy mal”, reconocen las fuentes consultadas. Los despidos serán escalonados —71 ahora, 13 en unos meses y el resto más tarde, hasta que se cierre definitivamente el portfolio que gestionan— y los sindicatos pelean por salir con las mejores condiciones. Preguntados por este medio, los responsables de la empresa han remitido a Apollo (“es el único interlocutor válido para realizar cualquier comentario, al ser el socio único y propietario de la compañía”) y Apollo, por su parte, no ha respondido a la solicitud de información de eldiario.es.

Como durante un tiempo les dijeron que el negocio iba a continuar, su caballo de batalla es conseguir el plan de negocio con el que la empresa pidió autorización al Banco de España para mantener la licencia de entidad financiera. “Las evasivas que han dado para no entregárnosla nos hacen pensar que el plan de negocio no existe. Por una razón muy evidente: nunca pensaron en continuar con el negocio y nos han estado engañando durante un año completo”, reza el último comunicado del comité de empresa, enviado tras la reunión de este viernes. “Les hemos hecho ver que Apollo ha especulado con nosotros, a través de EVO, y que durante años nos ha utilizado para ese propósito especulativo. Cuando le hemos dejado de valer para esto, nos cierran”.