En España ya hay más mujeres ocupadas que hombres con estudios superiores. Sin embargo, ni este tipo de datos ya incuestionables ni el paso del tiempo han servido para que la brecha salarial se cierre. Más bien al contrario: la diferencia entre lo que cobran hombres y mujeres en España se ha agrandado durante la crisis a pesar de la devaluación salarial general que ha sufrido la clase trabajadora. Según los últimos datos disponibles, recogidos en un informe de UGT, las mujeres cobran al año un 23,9% menos que los hombres por desempeñar trabajos de igual valor, la cifra más alta de los últimos cinco años.
En números absolutos, esta diferencia se cifra en 6.144,72 euros anuales: es la diferencia entre el sueldo medio que percibieron las trabajadoras (19.537,33 euros anuales) y los trabajadores (25.682,05 euros) en 2012. En total, las mujeres dejaron de percibir 27.783 millones de euros en un año. Para hacerse una idea de la envergadura de esta cifra, es una cantidad que equivale al dinero destinado al rescate de Catalunya Caixa y la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) y supera los cerca de 23.500 millones que costó evitar la quiebra de Bankia a través de ayudas directas.
La secretaria de Igualdad de UGT, Almudena Fontecha, asegura que esta discriminación salarial es raramente percibida por las plantillas. “Ya no se trata tanto de percibir un salario distinto, sino del conjunto de las retribuciones. Tenemos en cuenta los trabajos de igual valor, con iguales responsabilidades, y que por tanto deberían retribuirse de la misma forma pero no es así. Muchas veces determinadas ocupaciones o categorías son menos valoradas aunque el trabajo sea prácticamente el mismo”, explica. Fontecha apunta otra de las evidencias que han recogido informes anteriores: los sectores feminizados están peor retribuidos.
Sobre las razones que sostienen esta brecha, Fontecha subraya que ninguno de los argumentos que solían esgrimirse para justificarla o explicarla tienen ya vigencia. “Son injustificables, no existe ninguna razón objetiva para que a las mujeres se les pague menos. Los mayores niveles de cualificación de las mujeres no se han traducido en mejores niveles salariales ni en mejores condiciones profesionales. A través del salario de las mujeres se ha encontrado una forma de 'dumping' y de competencia empresarial”, dice.
La brecha es ahora más grande a pesar de que los promedios salariales son más bajos y habiendo bajado la referencia de los salarios masculinos. El sueldo medio de las trabajadoras a tiempo completo nunca ha superado el techo de los 24.000 euros de media, mientras que los hombres con esta jornada han percibido siempre cantidades superiores a los 25.000 euros al año. En el caso de la jornada a tiempo parcial, es desempeñada en un 75% por mujeres. Además, una de cada cuatro mujeres con empleo trabaja con este tipo de contrato. Sus retribuciones medias nunca han superado los 11.000 euros anuales, una cota que sí han traspasado los hombres.
Las mujeres tendrían que trabajar 79 días más al año para alcanzar el mismo salario si su trabajo fuera reconocido en términos económicos como el de los hombres. Esa diferencia se traduce también en mayores dificultades para acceder a mejores pensiones: para alcanzar prestaciones de igual valor que las de los hombres tendrían que cotizar once años y medio más.
La educación triplica la brecha
Hay varios sectores de actividad que superan la brecha media del 23,9%. Es el caso de las actividades profesionales, científicas y técnicas, donde llega al 31,7%, a las actividades administrativas y servicios auxiliares, que registra una diferencia del 33,2%, y a las actividades sanitarias y de servicios sociales, con una brecha del 30,33%.
Llama la atención, sin embargo, lo sucedido en el sector de la educación, que ha triplicado su brecha salarial en los últimos cinco años: en 2012 era del 11,83%, cuando en 2008 llegaba al 4,1%. UGT destaca que en esta actividad el 67% de los personas ocupadas son mujeres. “El hecho de ser mujer implica menor reconocimiento con carácter general, independientemente del sector de actividad para el que se trabaje”, concluye el informe.