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El impacto en sentimiento económico de un Brexit sin acuerdo: cuando el caos desborda los parámetros tradicionales

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

Se pueden hacer proyecciones. El Banco de Inglaterra puede cuantificar el Brexit desordenado en una caída hasta del 8% del PIB. El Fondo Monetario Internacional puede aventurar cifras parecidas. Pero, lo que dicen las fuentes comunitarias, es que es un escenario en el que nadie se ha terminado de situar, y que tendrá unas consecuencias que desbordarán los índices económicos y las tablas de excel, porque supondrá un impacto en “sentimiento económico” imposible de cifrar por adelantado.

¿Cómo se mide que, de un día para otro, haya problemas con los aviones y las telecomunicaciones? ¿Cómo se cuantifica que se tengan que gestionar visados, pasaportes y colas interminables de camiones? ¿Hasta qué punto las grandes empresas se mudarán?

“Todo el mundo ha dado por descontado que habrá acuerdo”, dice una fuente diplomática, “pero a veces ocurren accidentes. Y el no deal tendría impacto desde el punto de vista de ambiente en un momento de fragilidad, en un momento en el que hay desaceleración económica en el mundo, en Europa. El escenario realmente peligroso es el del no acuerdo. No está descontado por el mercado, que haya un Brexit sin acuerdo va en contra de todos los principios básicos de sentido común. Pero, de vez en cuando, los accidentes ocurren”.

“Y si eso fuera así”, explica la fuente, “ya no sería un asunto estrictamente económico, podría haber problemas de telecomunicaciones, con los aviones, con la cadena de valor, etc... Que se acaban solucionando, pero en un momento de desaceleración económica, otra noticia negativa adicional no descontada como un Brexit duro, para el conjunto de la economía mundial y europea sería especialmente negativo”.

En esta última semana, en la que se han sucedido reuniones en Bruselas con Theresa May y el equipo de la primera ministra, los expertos llaman la atención sobre el hecho de que poco a poco se van “incorporando las expectativas, y empieza a haber una desaceleración en Reino Unido, la inversión se ha parado, el consumo aún tira, pero han tenido la devaluación de la libra que les ha ayudado a la exportación...”

Las reuniones seguirán, hasta el último minuto, hasta la eleventh hour (la hora undécima), como dicen los británicos. The eleventh hour es la última hora de la jornada laboral de la parábola de los trabajadores de la viña relatada por San Mateo en el Nuevo Testamento. En la biblia, aquel día cobraron el mismo jornal los que empezaron el trabajo a las 6.00 que los que llegaron al final, al filo de la hora undécima. “Los últimos serán los primeros”, termina diciendo aquella parábola. 

“Hasta mediados de marzo no sabremos qué pasa con el Brexit”, explican fuentes comunitarias: “Se va a solucionar in the eleventh hour, en el último minuto”.

“Ninguno pensamos que esto fuera a llegar”, explica otra fuente: “Nos acercamos a unas fechas en las que podemos hablar de punto de no retorno. El problema de fondo es que al no tener mandato parlamentario May, solamente se puede negociar con ella cuando lo tenga. Lo que nos pone en marzo”.

“Cuando uno es racional y sabe que un Brexit sin acuerdo va a ser muy grave en términos económicos políticos y sociales, el acuerdo sigue siendo la solución más probable”, explica una fuente lamentándose: “Estamos consumiendo muchísima energía en un momento importante para Europa como para que sigamos con el Brexit unos meses más, nos distrae y potencialmente nos divide”.