Las alarmas saltaron en la UE hace unos meses ante el encarecimiento de las materias primas y falta de suministro para las industrias. La guerra en Ucrania dejaba, además, al viejo continente en una precaria situación desde el punto de vista energético. Los 27 se conjuraron para mejorar su autonomía estratégica. Meses después, la Comisión Europea va poniendo algunos de los planes sobre la mesa y la ambición se queda a medias. Ha ocurrido con la reforma del mercado eléctrico, que se pliega en buena medida a los intereses de las empresas energéticas, y sucede ahora con el plan para reducir la dependencia de las materias primas estratégicas.
“La UE nunca será autosuficiente en el suministro de materias primas y continuará dependiendo de las importaciones para la mayoría de consumo”, admite la Comisión Europea en la comunicación del plan que presentará a los 27 y que tendrá que negociarse también con el Parlamento Europeo. La propuesta fija un objetivo de “al menos el 10%” del consumo anual se extraiga en suelo europeo en 2030. Es un porcentaje bajo, aunque aumenta al 40% en el caso del procesamiento.
En el primer caso, el objetivo es reducir a la mitad el tiempo que se tarda en obtener permisos para extraer materias primas, que ahora alcanza hasta los cinco años y recortar burocracia creando una ventanilla única, según explicó el comisario de Mercado Único, Thierry Breton. La normativa prevé que los proyectos estratégicos se beneficien del acceso a la financiación y al acortamiento de los plazos para conseguir los permisos.
Por ahora Bruselas no ha establecido un sistema de financiación concreto para el plan, que enmarca dentro de los objetivos del Pacto Verde, y lo deja en manos de los estados miembros. Hasta ahora, Europa solo representa un 3% del presupuesto global de extracción de minerales y la mitad procede de España, Finlandia y Suecia.
Más allá de incrementar la producción netamente europea, lo que busca Bruselas es acabar con la dependencia de un solo país en el aprovisionamiento de determinados recursos. Así, establece que en el caso de las materias primas estratégicas (un total de dieciséis) la dependencia de un país no pueda superar el 65%.
Una de las principales preocupaciones está en los elementos conocidos como 'tierras raras', un conjunto de minerales que son fundamentales para la industria tecnología y armamentística. China proporciona a la UE en torno al 95% de esos materiales.
Los esfuerzos del gobierno comunitario están puestos ahora en ampliar los lazos estratégicos con otros países. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, planteó una alianza estratégica para las materias primas a socios como EEUU y Canadá -donde ha viajado recientemente para reunirse con Joe Biden y Justin Trudeau- o Ucrania. La vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea, Margrethe Vestager, se encuentra actualmente en una gira latinoamericana que le ha llevado a Chile, Colombia y Brasil con ese mismo propósito.
“Las importaciones son y seguirán siendo esenciales: estamos intensificando nuestros esfuerzos a nivel internacional”, señala Vestager: En el largo plazo el reciclaje contribuirá significativamente a asegurar nuestro suministro y también asegurará la competitividad de nuestra industria“.
“Escalaremos y aceleraremos nuestras propias capacidades y construiremos relaciones internacionales más fuertes basadas en la confianza, la apertura y el beneficio mutuos. Nuestro reciente acuerdo con Chile y los futuros con Australia o Indonesia ayudarán a apoyar cadenas de suministro sostenibles y resilientes”, explica el vicepresidente y comisario de Comercio, Valdis Dombrovskis, que defiende el Club de Materias Primas Críticas con “socios confiables”: “Lazos comerciales más estrechos y diversos permitirán reducir nuestra dependencias y vulnerabilidades.
El plan también pasa, precisamente, por que los 27 analicen las reservas de recursos de los que disponen ante posibles crisis y, en el caso de las empresas, que hagan lo mismo con sus vulnerabilidades para tener una mejor capacidad a la hora de establecer los objetivos estratégicos.
Una ley para las tecnologías verdes 'Made in Europe'
El desarrollo de la industria verde ha conducido a una batalla comercial que está obligando a la UE a tomar decisiones encaminadas a incrementar su competitividad en un mercado al que recientemente se ha sumado EEUU con la ley de reducción de la inflación (IRA) con la que inyectará unos 400.000 millones de dólares y en el que la dependencia de China para la producción genera inquietud en el viejo continente. En Bruselas repiten que van en cabeza en los objetivos de descarbonización para llegar a la neutralidad climática en 2050, pero reconocen que tienen que dar pasos para proteger a la industria de la feroz competencia.
Por eso a la Comisión Europea se le acumula el trabajo y, a la nueva regulación para incrementar la autonomía estratégica respecto a las materias primas, ha sumado este mismo jueves una propuesta para que el 40% de la industria verde sea ‘made in Europe’ en 2030.
El plan pasa por la identificación de ocho tecnologías limpias (solar, eólica, baterías, bombas de calor, energía geotérmica, electrolizadores y placas de combustible, biogás y biometano, tecnologías de red y la captura y almacenamiento de carbono) que, al ser consideradas estratégicas, se beneficiarán de un marco regulatorio específico que permitirá reducir las complejidades para la concesión de permisos, limitará los plazos para aprobarlos a entre nueve y doce meses como máximo en función del tamaño y capacidad del proyecto, entre otras cuestiones.
La energía nuclear, que es el gran caballo de batalla de Francia de cara al nuevo paradigma energético, se queda fuera de esas energías prioritarias, aunque la Comisión Europea explica que también tendrá facilidades.“Otras tecnologías cero emisiones también tendrán el apoyo de las medidas de la ley, pero en un grado diferente”; señala el gobierno comunitario.