El trabajo es un pilar clave en la vida de la inmensa mayoría de la población y a las puertas de las próximas elecciones avanza a golpe de récord. Con continuos máximos de empleo en los últimos meses y, además, con un desplome nunca visto del trabajo temporal gracias a la reforma laboral, lo que se ha ganado el reconocimiento de varios organismos. Uno de los últimos, la OCDE. En esta coyuntura, al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, se le ha complicado mucho la crítica a la regulación, que también reconocen y pactaron los empresarios, y se comprometió con Bruselas dentro del Plan de Recuperación tras la pandemia.
Tras los buenos registros de empleo en mayo conocidos este viernes, lo que ha dominado en el Partido Popular es el silencio en esta materia. Mientras Feijóo y el PP fueron de los actores que más advertían del “claro estancamiento” de la economía y del empleo desde finales del año pasado, el mercado laboral ha dejado un reguero de buenas noticias en el inicio de 2023.
Con continuos máximos de trabajadores, gracias a un abultado crecimiento de afiliados mes a mes, por encima de los 200.000 empleos en los últimos tres meses, este mayo España superaba por primera vez los 20,8 millones de trabajadores afiliados a la Seguridad Social. Entre las mujeres, otro máximo histórico: más de 9,8 millones de trabajadoras.
Aunque los nuevos techos de empleo son relevantes, hay otro dato que destaca todavía más –por inédito– en el último año: el desplome del trabajo temporal, lacra estancada desde hace décadas en el mercado de trabajo en España, y que se ha reducido a mínimos históricos con la reforma laboral.
La regulación ha logrado dar en el clavo para reducir los contratos temporales, algo que no había sucedido con las pasadas regulaciones del mercado de trabajo, como advirtió el Banco de España. El responsable de la OCDE ha celebrado esta semana la reforma laboral por la reducción de los trabajos temporales y también por no registrar efectos negativos en el empleo, según el análisis de la organización internacional en su primer año de vigencia.
Una caída de trabajo temporal que ha sido generalizada, pero que ha tenido una mayor incidencia en el grupo con más afectación por esta forma de inestabilidad en el empleo: los jóvenes. Ellos eran los más perjudicados por esta lacra, una de las causas de la tardía emancipación y de los problemas para emprender sus proyectos vitales, y ahora son el colectivo más beneficiado con diferencia por el desplome de los contratos temporales.
Como indicaba esta semana el director de Empleo de la OCDE, Stefano Scarpetta, este cambio tan sustancial del mercado de trabajo en España en tan poco tiempo se ha compaginado con una “fuerte” creación de empleo, sobre la que el organismo internacional apuntaba que no había advertido efectos negativos debido a la norma.
En concreto si miramos a los jóvenes, que han afrontado este cambio radical en la forma en la que se relacionan con el mercado de trabajo, también son uno de los grupos donde más está creciendo el empleo en el último año.
La gran mayoría de economistas especializados en el mercado laboral, así como instituciones como la AIReF, insisten en que el análisis de los efectos de la reforma laboral en el empleo requiere todavía de más tiempo y de un estudio profundo, pero reconocen su efecto innegable en las prácticas de contratación, cortando las alas al abuso generalizado de los temporales que había en España. El presidente del Consejo Económico y Social (CES), el catedrático Antón Costas, señala no obstante algunos buenos indicios que hablan de la mejora “real” de la rebaja de los contratos temporales, como el aumento del consumo que ha constatado el Banco de España.
Los logros de la reforma laboral son parte del currículum de políticas y mejoras sociales que el Gobierno de coalición quiere destacar de cara a las elecciones generales del 23 de julio y que puede quedar en peligro ante una hipotética victoria del PP. Ambas almas del Ejecutivo, PSOE y Unidas Podemos, insisten a la formación de Alberto Núñez Feijóo que aclare su postura sobre la regulación de cara a los comicios generales, si se trata de una de las leyes incluidas en su anunciada intención de “derogar el Sanchismo”. Hay que recordar además que el PP mantiene su recurso contra la legislación ante el Tribunal Constitucional.
Pero en los últimos meses, ya marcados por las elecciones regionales y municipales y los buenos registros de empleo, el líder del PP ha pasado a un perfil bajo y poco claro sobre la reforma laboral.
Feijóo, que llamó “enfermo” al Gobierno por aprobar la norma con un voto por error del PP y que durante meses ha insistido con frecuencia en el “maquillaje” de los datos de empleo y paro a cuenta de los contratos fijos discontinuos, ya no mantiene una posición tan beligerante contra la legislación. Durante la pasada campaña del 28M, alababa los datos de paro y empleo en las comunidades autónomas donde gobierna el PP, como Madrid y Andalucía, marcados también por los nuevos contratos posreforma laboral.
El PP ha centrado sus críticas en que los fijos discontinuos inactivos “maquillan” los datos de paro, pese a que no se haya cambiado el método estadístico respecto a cuando el Partido Popular gobernaba. También los ha despreciado como un mero “cambio de nombre” respecto a los temporales, aunque son una modalidad indefinida con una mayor protección y más derechos para los trabajadores.
Los datos del primer año de funcionamiento de la reforma laboral han demostrado en cualquier caso que los fijos discontinuos han crecido, pero que también lo ha hecho y con gran intensidad los contratos indefinidos ordinarios. Estos últimos son la gran mayoría, representan el 71% de todos los asalariados, mientras que los fijos discontinuos suponen un 6,5%.
Hay mucho temporal, por tanto, que ha pasado a indefinido gracias a la norma. Según el seguimiento de la Seguridad Social, de los 4,1 millones de afiliados que tenían un contrato temporal en el primer trimestre de 2022 y siguen en alta, más de la mitad –el 54%– ahora son indefinidos, es decir, 2,3 millones de personas. En concreto, el 44% tienen un contrato fijo ordinario y el 9,7% son fijos discontinuos. Desde el Gobierno de coalición recuerdan que la reforma laboral buscaba precisamente impulsar esta modalidad de contrato para ciertos puestos estacionales e intermitentes hasta el momento ocupados por temporales.
Algunos medios que están informando de las intenciones de Feijóo sobre el mercado de trabajo afirman que no baraja derogar la reforma laboral y que está centrando su estrategia respecto al paro. El PP está redirigiendo la mayoría de sus críticas laborales al desempleo, que ha descendido en los últimos años hasta mínimos desde 2008, pero sigue siendo muy elevado.
Pese a que esta legislatura ha enfrentado la crisis por la pandemia y después la inflacionista, el paro también ha presentado un comportamiento distinto al de crisis pasadas, con un aumento mucho menor si se mira el pico de la Gran Recesión. La clave, reconocida de manera unánime, fue el despliegue de los ERTE por parte del Gobierno de coalición.
También en el caso de esta nueva fórmula laboral apenas utilizada en el pasado, el PP acusó al Ejecutivo de manipular los datos y Pablo Casado contaba a las personas en ERTE como paradas, con el pronóstico de que muchas de ellas pasarían a engrosar las listas del SEPE tras despidos masivos. Afortunadamente no fue así, con una política que se ha considerado un gran éxito de protección de puestos de trabajo y empresas, que evitó que miles de personas cayeran en la pobreza.
El gran reto de España respecto al paro es real, con 2,7 millones de personas en esta situación, con una petición unánime de organismos, así como sindicatos y patronal, de que se refuercen las políticas activas de empleo y también la capacitación y la formación de las personas desempleadas. En principio, todos los partidos suelen defender estas medidas, pero después no se llevan a cabo con la ambición necesaria, advierten desde el CES y la AIReF.
En el Gobierno de coalición asumen que el desempleo sigue siendo un reto que requiere de más medidas y alertan de la política de desempleo del PP en el pasado, con recortes en las personas cubiertas (subsidio de 55 años, por ejemplo) así como en las cuantías de las prestaciones. Este año, el Ejecutivo revirtió uno de esos recortes, el que limitaba al 50% la cuantía del paro a partir del sexto mes en desempleo.
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