CaixaBank ha dado este jueves un paso importante para la reducción del ladrillo en su balance. La compañía ha alcanzado un acuerdo con el fondo Lone Star para traspasarle casi 7.000 millones en activos inmobiliarios, incluyendo su inmobiliaria Servihabitat. El valor bruto de esta cartera es de 12.800 millones de euros.
En concreto, CaixaBank creará una nueva sociedad cuyo propietario será, en un 80%, el fondo de inversión y mantendrá el otro 20%. Se trata de una operación muy similar a la realizada entre Banco Santander y Blackstone con el ladrillo de Banco Popular el pasado año.
La cartera incluye aquellos activos que tenía clasificados para la venta y los incluidos en Servihabitat. La compañía catalana había recomprado hace días el 51% del capital de dicha inmobiliaria por 176 millones al fondo estadounidense TPG, que lo había adquirido en 2013. De hecho, la operación con Lone Star dependerá de que se culmine la adquisición de Servihabitat.
La empresa no ha aclarado el valor definitivo del acuerdo que, según ha avanzado, equivaldrá al 80% de la valoración final del negocio inmobiliario al cierre de la transacción. Gonzalo Gortázar, consejero delegado de la entidad, ha celebrado a través de un comunicado que esta operación le permite a la compañía “adelantar varios años los objetivos estratégicos de reducción de activos problemáticos”. Hasta la fecha, era una de las compañías que tenía una peor situación en este apartado.
Servihabitat permanecerá dando servicios a los activos inmobiliarios del grupo financiero durante cinco años en virtud de un nuevo contrato de servicios.
La compañía ha asegurado que la desconsolidación del negocio inmobiliario tendrá un impacto neutral en sus resultados. Por contra, prevé un ahorro en costes con esta operación de 550 millones de euros entre 2019 y 2022. El cierre de la transacción está previsto para el último trimestre del año o el primero del ejercicio próximo.
CaixaBank se une de esta manera a las grandes operaciones de la banca que ha visto en los fondos de inversión una vía de desagüe para las importantes cotas de activos problemáticos que quedaron en sus balances tras la crisis y su exposición al negocio inmobiliario. Otros importantes acuerdos son el ya citado de Banco Santander con Blackstone o el de BBVA con Cerberus, cuyo cierre está previsto para antes de que se cierre el año.
Los ocho bancos españoles cotizados sumaban al cierre del primer trimestre del año más de 52.000 millones de euros en activos adjudicados, aquellos que recibieron como pago por los créditos impagados, especialmente de promotores. A ello se sumaban los créditos que a día de hoy siguen siendo morosos. Juntos alcanzaban cerca del 13% del total de activos de la banca española.