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La familia Carceller ha logrado atenuar el millonario impacto que ha tenido en las cuentas de su emporio empresarial el desplome que sufrió en 2018 una de sus participadas, la constructora Sacyr, gracias a una maniobra contable en la petrolera de la que son principales accionistas, la canaria Disa.
Los Carceller son una de las familias más ricas del país y su cabeza visible es Demetrio Carceller Arce, nieto de un exministro franquista y condenado en 2016 por delito fiscal junto con su padre (ambos se libraron de pisar la cárcel tras pagar una histórica multa de 93 millones de euros).
Carceller controla a través de Disa un 12,6% de Sacyr, que el año pasado cayó en bolsa un 26%. Aunque este año la cotización de la constructora se ha recuperado con creces (sube un 46% desde enero), el desplome ha obligado a la petrolera canaria, su primer accionista, a asumir deterioros millonarios en sus cuentas de 2018.
A cierre del año pasado, Disa tenía valorada su inversión en Sacyr en 121,5 millones, frente a los más de 156 millones de un año antes. “En el ejercicio 2018 la partida por deterioros y pérdidas por enajenaciones de instrumentos financieros recoge la pérdida registrada por la caída de la cotización de las participaciones del grupo en Sacyr SA por importe de 43,916 millones”, explica en sus últimas cuentas, recientemente depositadas en el Registro Mercantil de Santa Cruz de Tenerife y aprobadas sin salvedades por la auditora Deloitte.
Disa, con la que este diario intentó contactar sin éxito, ha podido contrarrestar ese efecto negativo gracias a la decisión de integrar en su perímetro de consolidación su participación del 35% en la cervecera Damm con efectos a partir de junio de 2018. Con ello, se ha apuntado en su cuenta de resultados plusvalías contables de 208,2 millones por “la diferencia entre el valor razonable de la participación en la fecha de toma de control y el valor contable preexistente”.
Para poder hacerlo, Disa ha tenido que demostrar que tenía la capacidad de ejercer control efectivo sobre la cervecera. Y en ello ha sido determinante la salida del máximo órgano gestión de Damm, en 2018, del empresario y abogado Pau Furriol Fornells, que era consejero de la cervecera desde 1993.
Furriol llegó a ser detenido en septiembre de 2017, en plena escalada soberanista en Catalunya. Era el propietario de una nave en la que la Guardia Civil encontró casi 10 millones de papeletas de votación para el referéndum independentista del 1 de octubre de 2017. Con la salida de este vocal, el máximo órgano de gestión de Damm, tradicionalmente uno de los mejor pagados de España, ha reducido su tamaño y el poder de los Damm en él ha crecido.
Con la integración de Damm, Disa ha mitigado el roto que ha provocado en sus cuentas la caída de Sacyr y ha conformado un grupo con activos de 4.200 millones, una cifra de negocio de 3.220 millones (superior a la de muchas compañías del Ibex), una plantilla de más de 5.800 personas y un beneficio de 139,9 millones. El grupo Disa es el cuarto distribuidor de carburantes y lubricantes en España, donde opera a través de su marca y de más de 300 estaciones de servicio Shell. Es el primer operador independiente, con más de 600 gasolineras.
El Grupo Damm garantizó “asignaciones vitalicias a sus consejeros” para cuando abandonen sus cargos en la empresa, que en 2017 abonó a sus administradores una retribución récord de 10,153 millones, superior a la de la mayoría de las compañías del Ibex.
Los Carceller controlan un 33,62% de Disa a través de la sociedad holandesa Padlock Holding y extienden sus intereses mucho más allá del petróleo o la cerveza de Damm, de la que tienen un 53% por medio de Disa y de otra firma holandesa, Seegrund BV.
Sus negocios abarcan, entre otros sectores, la energía eólica, con varios parques en Canarias (tienen 64 megavatios y son el principal operador) y proyectos de renovables en Latinoamérica; la distribución de electricidad; la restauración (con las cafeterías Rodilla o la cadena Hamburguesa Nostra), el sector hotelero (Disa es dueña del hotel Sheraton La Caleta de Tenerife); el alimentario, con un 11,69% de Ebro Foods; o incluso la organización de torneos de paddle a través de la sociedad Setpoint Events.
Presente en cuatro países (España, Andorra, Portugal y Chile), en Portugal Disa ha constituido la sociedad DILU Red Limitada destinada a la explotación de estaciones de servicio en gestión propia. También tiene un 20,22% de una sicav, Renta Insular Canaria.
Disa, que en sus cuentas refiere reclamaciones fiscales realizadas en los últimos años que suman cerca de 36 millones, tiene como presidente a Demetrio Carceller III, nieto del exministro franquista de Industria y Comercio y fundador de Falange y la petrolera Campsa, Demetrio Carceller Segura.
Hace casi tres años, Demetrio Carceller III pudo esquivar la cárcel tras un acuerdo con la Fiscalía para declararse culpable de cuatro delitos fiscales. Su padre, el octogenario Demetrio Carceller II (nacido en 1930), se declaró culpable de catorce delitos fiscales. La familia ocultó más de 500 millones en paraísos fiscales en islas remotas como Niue o Samoa.
Gracias a ese acuerdo, el juicio no llegó a celebrarse y Demetrio Carceller III pudo sortear la inhabilitación como administrador de empresas y mantener sus cargos en compañías como Disa y Damm (es el presidente de ambas) y Sacyr y Ebro Foods, de las que es vicepresidente. Esta última está participada por el Estado español.
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