¿Seguiría trabajando un año más cumplida la edad de jubilación? Si es así, ¿sabe cuánto aumentaría su pensión? La reforma de las pensiones que negocia el Gobierno pretende impulsar una fórmula poco conocida en España: la jubilación demorada. Es decir, la prolongación voluntaria de la vida laboral más allá de la edad legal de jubilación. En la actualidad, España es uno de los países de nuestro entorno europeo que menos premia esta opción. El responsable de la Seguridad Social pretende impulsarla a través de una mayor difusión, pero también mediante un aumento de las ventajas económicas existentes hasta el momento. Entre las ofertas, destaca la posibilidad de recibir una cantidad de dinero en un único pago, que puede llegar a los 12.000 euros, en el momento de la jubilación.
El fomento de la jubilación demorada es solo una de las patas de la reforma de pensiones del Ejecutivo, mediante la que el ministro de la Seguridad Social quiere cumplir con la recomendación del Pacto de Toledo de aumentar la edad efectiva de jubilación. Los partidos políticos acordaron dejar donde está la edad legal de jubilación (va avanzando progresivamente a los 67 años), pero recomendaron fomentar el retraso de la edad a la efectivamente se jubila la población en España. Esta es de 64,6 años, mientras que la edad legal ordinaria en 2021 alcanza los 66 o 65 años según el periodo de tiempo cotizado.
¿Cómo se puede fomentar este retraso efectivo de la jubilación sin medidas obligatorias? Mediante incentivos. Junto a los desincentivos a la jubilación anticipada, centrados en las pensiones de mayor cuantía y las salidas más tempranas, José Luis Escrivá propone aumentar las ventajas económicas del retiro demorado. La Seguridad Social destaca que España premia en la actualidad esta opción mucho menos que los países de su entorno. España aumenta de media las pensiones “un 3,2%” por cada año de aumento de la pensión, mientras que Portugal las incrementa una media de un “4%”, Francia un “5%”, Alemania un “6%” y Reino Unido un “10,4%”.
Tres opciones mejoradas para la jubilación demorada
El ministro ha propuesto a los agentes sociales ampliar los beneficios económicos de demorar la jubilación a través de varias vías. En primer lugar, engordar el aumento en la pensión que se reconoce hoy en día, que va de un 2% a un 4% en la cuantía de la pensión por cada año de más que trabaje la persona cumplida la edad legal de jubilación. Además, el plus no puede dejar la pensión por encima de la máxima reconocida. La oferta de Escrivá es que este plus sea siempre del 4% por cada año de más trabajado y que pueda superar la pensión máxima.
En segundo lugar, el ministro propone dar a elegir a los interesados entre esta opción ya existente y otra nueva: recibir una cantidad de dinero en un único pago en el momento de la jubilación. Las cantidades planteadas por el ministro, que se pueden consultar en la siguiente tabla, van de los 4.786,27 euros a los 12.060,12 euros, en función de la pensión de la persona y el tiempo cotizado.
En tercer lugar, José Luis Escrivá plantea incluso la opción de mezclar ambas propuestas: recibir un pago en el momento de la jubilación más un % de aumento en la pensión. Esta opción no fue cuantificada por el ministro, ya que aún se está negociando en la mesa de diálogo social.
Además, el ministro pretende facilitar el acceso a la exoneración de cuotas al trabajador y a las empresas, de las contingencias comunes a partir de la edad legal de jubilación, para “generalizarlas para todos los casos, sin las restricciones existentes en la actual”.
¿Ventajas solo para ricos?
Algunas de las críticas que ha recibido esta propuesta de Escrivá apuntan a que estas ventajas económicas solo se dirigen a las personas de salarios más altos y de oficios menos penosos, ya que las personas que desempeñan trabajos muy duros (y a menudo mal pagados) no van a estar en disposición de seguir trabajando pasados los 66 o 65 años.
El ministro reconoce que la ampliación de la vida laboral puede no ser una opción deseada en muchos casos, pero advierte de que sí puede interesar a algunos ciudadanos, según las encuestas realizadas por la Seguridad Social, y esta decisión puede ser beneficiosa para las arcas de la Seguridad Social en su conjunto. Es decir, que el sistema de pensiones gana aunque sea con las decisiones de unos pocos trabajadores que decidan trabajar más.
Si se atiende a los datos de empleo, se observa que España es el segundo país europeo con menor tasa de empleo de mayores de 65 años, solo por detrás de Luxemburgo. Con las cifras anuales de la EPA de 2019, antes de la crisis de la COVID, se observa que la mayoría de los trabajadores mayores de 65 años son hombres, 122.800 trabajadores, y el 42% (88.600) son trabajadoras. Es destacable que algo más de la mitad de los trabajadores con más de 65 años en España son autónomos, según las cifras del último trimestre de 2020, mientras que en general los trabajadores por cuenta propia suponen el 16,5% del conjunto de ocupados en España. Un dato que puede radicar en que las cuantías de las pensiones de los trabajadores por cuenta propia son más reducidas, por lo que el plus que ofrece la jubilación demorada puede resultar más atractivo.
Por sectores de actividad, los que más trabajadores a partir de 65 años tienen son el comercio (42.400 personas según la última EPA), las actividades sanitarias y de servicios sociales (26.800 trabajadores) y las actividades profesionales, científicas y técnicas (26.700 personas). Por ocupaciones, los que más alargan sus carreras pasada la edad de jubilación son los técnicos y profesionales científicos e intelectuales.
¿Solo “los ricos” van a estar interesados en la prolongación de la vida laboral? Los trabajadores con mayores salarios a veces deciden demorar su salida del mercado laboral para ahorrar un poco más, ya que sus ingresos disminuyen notablemente debido a que la pensión máxima está topada, en 2.707,49 euros al mes en 2021. Durante sus años en activo ganan mucho más (y hay que recordar que la Seguridad Social recauda una cantidad importante, porque la base máxima de cotización está bastante por encima de la pensión máxima, en los 4.070,10 euros mensuales en el régimen general). Además, algunas ocupaciones con remuneraciones altas tienen mejores condiciones laborales, que pueden animar a seguir trabajando a una edad avanzada.
Sin embargo, estas ventajas de la jubilación demorada pueden ser también un reclamo para las personas en el extremo contrario, con salarios reducidos o carreras laborales inestables y que quieran incrementar sus pensiones futuras. De hecho, el Pacto de Toledo señala justo este riesgo en el fomento de la prolongación de la vida laboral. “La Comisión insta a los poderes públicos a atender las situaciones de vulnerabilidad que esta tendencia a la prolongación de la vida laboral puede generar en determinados colectivos”, rezan las recomendaciones del Pacto. Es decir, que el retraso en la jubilación no venga motivado por unas pensiones insuficientes, por necesidad, de manera que aquellas personas con pensiones muy bajas se vean abocadas a seguir trabajando con la intención de alcanzar una pensión “decente”.
El ministro ha destacado que, además de mejorar los incentivos de la jubilación demorada, la Seguridad Social impulsará la difusión de esta opción. Según una encuesta realizada por el Ministerio, solo el 7% de las personas entrevistadas estaba bien informada sobre el incremento en la pensión que supone demorar un año la jubilación. “Más del 60% no tenía ninguna información al respecto y un 25% nos decía que las pensiones no aumentan nada o muy poco”, explicó el ministro.