“Ciudadanos no tiene ideas propias. Ha tenido que encargar fuera los diez folios de su programa económico”

Alvaro Anchuelo (Madrid, 1964) es catedrático de Economía Aplicada, un sabio prudente para sus colegas académicos, que aún no se explican qué le impulsó a entrar en el partido de Rosa Díez, UPyD, cuando no tenía ninguna necesidad de meterse en jaleos. Con la explicación de la extraña decisión que le lleva a la política en los tiempos del desprestigio inicia la entrevista, que tuvo lugar en su despacho del Congreso de los Diputados. “Suena pretencioso, pero la verdad es que entré en política para devolver algo de lo que la sociedad y mi país me han dado, estudios, becas. Más si tienes hijos, como es mi caso. Además, creo que la Economía Aplicada, mi pasión, debe ser una ciencia que ayude a resolver los problemas cotidianos de la gente. En un momento tan complicado como este, era un reto interesante estar en el sitio donde se toman las decisiones”.

- ¿Qué diferencia a la Ley de Segunda Oportunidad que propusieron ustedes en febrero de 2012 y la que anunció hace unas semanas el economista Luis Garicano, fichado como asesor económico por Albert Rivera para Ciudadanos como gran asesor?

- No hay excesivas diferencias, que sepamos hasta ahora. Todo su programa económico son diez folios, así que desconocemos la letra pequeña. En esos folios, lo que hay se parece mucho a lo que nosotros hemos planteado, con dos diferencias clave: lo desarrollamos desde hace años y ellos tienen un fascículo para todo. Lo nuestro es una proposición de ley totalmente detallada, que podría entrar en vigor en cualquier momento. Sorprende que Ciudadanos, un partido más antiguo que UPyD, empiece a plantear ahora estas cuestiones, con una crisis tan larga. Llevan muchos años en el Parlamento de Cataluña, podían haber abordado estos temas antes, ya que afectan a miles de personas que viven una situación gravísima. Lo han hecho cuando han comenzado a subir en las encuestas. Uno pensaría que el procedimiento normal es el contrario, tú propones ideas y luego miras la aceptación en encuestas.

- Está claro que Ciudadanos es su principal contrincante, según esas encuestas.

- Lo asombroso es que tengamos que justificar nosotros nuestras medidas, cuando deben ser los de Albert Rivera quienes deberían explicar porque no han propuesto nada hasta ahora. Y lo que proponen no son ideas que se generan dentro del partido, sino que las externalizan a personas individuales, que viven fuera y piensan estas cosas. Nosotros tenemos materia y propuestas sobre estos asuntos desde hace más de siete años. Detalladas, no solo en eslóganes de programas electorales. Están en el Congreso de los Diputados.

- Otra de las medidas clave que lanzó Garicano es la mochila austriaca. Un fondo en el que el trabajador guarda una parte de la cotización y se la puede llevar si cambia de empresa. ¿Es el momento para implantar esa propuesta?

- La idea general es buena. En la economía española hay mucha rigidez para cambiar de empleo y una de las razones son los derechos acumulados por el trabajador en caso de despido, por eso es difícil que se cambie a otra empresa aunque le resulte más atractivo otro proyecto empresarial que le ofrezcan. Tendría que renunciar a las indemnizaciones por despido, a sus derechos laborales. Eso dificulta la reasignación de recursos, que se vayan talentos hacia los nuevos sectores. La idea principal de la mochila austriaca es que te lleves tus derechos. No sé si ahora es el momento, pero en alguna ocasión habría que empezar, quizá moderadamente ahora y reforzarlo más adelante, un cambio progresivo.

- ¿A qué atribuye el escaso eco de sus propuestas, de su programa económico, que se lo pisan Rajoy o Rivera?

- Honestamente, no lo sé. Quizá tengan un componente técnico o jurídico detrás que las hace parecer complicadas, porque las estudiamos y preparamos a fondo. En esta situación de emergencia para mucha gente, buscan el bálsamo de Fierabrás, que en media frase resumas una solución que acabe con la crisis. Desgraciadamente no existen esas recetas mágicas.

- Vista la evolución de los sondeos, ¿fue un error no pactar con Ciudadanos?

- Había motivos de fondo para el pacto, pero nadie quiso darse por enterado. Aquí todo el mundo se escandaliza de la corrupción. Pues bien, UPyD es un partido libre de corrupción y eso lo hemos logrado con unas políticas de transparencia. Transparencia Internacional nos da un 9 y a Ciudadanos un 3. Nosotros no dijimos que no queríamos pactar pero ellos están siguiendo un método de crecimiento por aluvión. Recogen a partidos regionalistas, concejales que se han ido de otros partidos y eso es un caldo de cultivo para la corrupción. En UPyD queremos tener primero claro que el partido es una garantía de limpieza. Hay también diferencias de programa. Ciudadanos en Cataluña ¿qué diputaciones ha pedido suprimir, qué ayuntamientos fusionar, qué actuaciones contra la corrupción? No conozco ninguna. Todo esto que ha empezado a decir, ¿dónde estaba recogido? En las propuestas económicas que han dicho hasta ahora parecen un partido muy conservador. No tienen ninguna medida ni para la pobreza ni para los parados, solo para quienes ya tienen empleo.

- ¿Qué le parecieron las medidas económicas que Rajoy anunció en el Debate sobre el Estado de la Nación?

- Solo hay una de auténtico calado, la Ley de Segunda Oportunidad. Pero como nos temíamos, el Gobierno solo buscaba el titular de la segunda oportunidad y la letra pequeña restringe esa oportunidad. No solo no hay dación en pago, es que es una segunda oportunidad muy restringida. Incluso si te dan esa segunda oportunidad que consiste en que no pagues deudas que se consideran impagables y en los cinco años siguientes te va bien, al final sí que tienes que hacerte cargo de esas deudas. Es una segunda oportunidad muy sui generis.

- Ustedes presentaron un proyecto de segunda oportunidad al inicio de la legislatura.

- En febrero del 2012 planteamos una Ley de Segunda Oportunidad amplia y fue rechazada. Durante estos tres años de crisis profunda miles de personas que podían haber aprovechado esa ley se han quedado en el camino.

- ¿Cuál era la diferencia entre la que presentaron ustedes y la que han aprobado ellos?

- Primero, que nosotros pedíamos abrir la ley a todas las personas físicas. También a familias muy endeudadas y no ceñirlo más al ámbito empresarial. Segundo, que nuestro proyecto era una verdadera ley de segunda oportunidad, igual que en otros países. Como en una empresa, se calcula a cuánto puede hacer frente con su patrimonio. Queda exonerado de aquello a lo que no pueda enfrentarse para que no tenga que afrontar esas deudas si tiene ingresos futuros.

- ¿Teme que con la letra pequeña de la Ley de Rajoy llegue a poca gente?

- Exactamente. Se ha buscado el titular, pero vaciándolo de contenido. Nosotros éramos más amplios con el colectivo de personas que se podían beneficiar y en la posibilidad de exoneración de deudas impagables. El resto de lo que anunció eran 'chuches' electorales. Detallan un poco medidas anteriores, sin gran efecto y una vez más se busca bonificar la contratación indefinida.

- ¿Y eso tiene sentido?

- Tendría mucho más sentido lo que nosotros proponemos, el contrato único indefinido. Que todos los contratos, por defecto, sean indefinidos excepto casos muy justificados, como por ejemplo sustituir a un compañero por enfermedad. El inconveniente de ser todos indefinidos es que es costoso porque tienen indemnizaciones altas por despido, pero la indemnización se puede hacer inicialmente parecida a la de un contrato temporal o ligeramente superior. Proponemos 14 días por año trabajado y luego que aumente progresivamente. Entonces el que entra como temporal se convierte en indefinido a los cinco años. Sólo se aplicaría a las nuevas contrataciones.

- Todos los indefinidos pasarían a tener una indemnización de 14 días exclusivamente.

- Pero es que hoy el 92% de los contratos que se firman son temporales y para la inmensa mayoría supondría una mejora, porque ahora tienen cero o 12 días de indemnización. Con esto empezarían con 14 y supondría un avance. También hay que tener en cuenta que en los contratos indefinidos, el 40% son a tiempo parcial.

- Es una medida de digestión políticamente complicada y todos los gobiernos que la tuvieron sobre la mesa la terminaron guardando en el cajón.

- Insisto en que los indefinidos que ya tienen un contrato no se verían afectados, porque esto es solo para los nuevos y, de los nuevos, el 92% son contratos temporales con una indemnización inferior a ese contrato único. Otra ventaja que tendría esta medida es que se ahorraría todo el dinero en bonificaciones, una vez que precarizas el empleo la bonificación no crea más indefinidos. Muchos estudios demuestran lo costosas que son las bonificaciones.

- ¿Cuánto cuestan hoy las bonificaciones que pretenden primar los contratos?

- Me puedo equivocar, pero es una cifra importante, quizá se acerca a los 3.000 millones de euros. Entre 2.000 y 3.000 millones. De hecho, una buena parte de las políticas activas de empleo no se gastan en formación, sino en este tipo de subvención.

- Lo que no se puede negar es que hay recuperación económica, creceremos más de los previsto y se crea empleo.

- Cuando uno coge una empresa o un gobierno y hace balance de gestión, hay que comparar lo que había cuando llegó y lo que deja cuando se va. A día de hoy, hay menos empleo que cuando Rajoy llegó. Tenemos 30 puntos más de deuda pública, 300.000 millones más. ¿Que la economía ha tocado fondo y hay signos de mejora? No negamos la evidencia, al contrario que otros partidos, pero el debate es ¿esto se debe a las políticas del Gobierno o a otras causas?

- ¿Y cuánto se debe a las políticas del Gobierno?

- Hay mucha más influencia de las causas externas. La prima de riesgo ha caído por las actuaciones del BCE, pero lo ha hecho también en otros países de la UE. En la caída del precio del petróleo, el Gobierno no tiene nada que ver; ni en que al inicio de la legislatura la UE nos diera dado más plazo para cumplir los objetivos de déficit. Si como economista me pregunto por qué la economía tiene un comportamiento cíclico, la respuesta es que por este tipo de fenómenos. Llevamos siete años de estancamiento, siete años en los que la gente no ha renovado automóviles, televisores, lavadoras. Las empresas no han renovado bienes de equipo y llega un momento en que es imposible dejar de renovarlos porque se han quedado obsoletos o no funcionan. La propia duración de la crisis también genera elementos de salida de ella.

- ¿Influye que haya menos miedo?

-Desde luego. Comparado con hace unos años, en los que había un riesgo de colapso del euro, la mejora es un hecho. Pero la cuestión es en qué medida se debe a políticas propias o a factores que sobrepasan nuestras fronteras.

- En la creación de empleo sí que habrá influenciado la reforma laboral de Rajoy.

- En la creación de empleo tiene efecto el hecho que los tipos de interés son más bajos, el petróleo y el euro más baratos y quienes crean empleo son las empresas y eso lo sienten, lo ven. En lo que ha tenido efecto la reforma laboral no es tanto en el empleo que se crea sino en el tipo de empleo que se crea. Que en vez de crear tres indefinidos se creen nueve temporales o a tiempo parcial. Eso es un factor también de por qué se crea más número de empleos. Lo que antes se cubría con un trabajador ahora se cubre con tres o cuatro.

- ¿Más número de empleos, aunque sean precarios, genera más consumo?

- Es probable que sí. Son empleos tan precarios y tan mal pagados que el trabajador precario consumirá ese ingreso en su totalidad. No tiene capacidad de ahorro.

- Pese a todo eso, crece el índice de confianza.

- Confianza en las políticas del Gobierno no hay mucho motivo para tener, pero confianza en la situación general de la economía que acabamos de describir, sí. Hace tres años había una enorme incertidumbre y la situación ahora es más estable. Pero no por el milagro económico que nos quiere vender el Gobierno que han hecho ellos. Insisto, son causas externas.

- ¿Qué es lo más duro de las políticas del Gobierno Rajoy?

- Cómo han repartido el coste social de la crisis, cargándola sobre las espaldas de los más débiles, recortando gastos esenciales en sanidad, educación, dependencia. Incluso la cobertura de los parados. Han endurecido las condiciones de acceso y eso hace que haya tres millones sin cobertura. Y por el lado de los ingresos igual. En la reforma fiscal se puso el énfasis en el IVA, un impuesto regresivo que grava el consumo, y no en una reforma fiscal que haga caer la carga sobre los que pagan pocos impuestos porque los eluden o los evaden. Han sido políticas muy regresivas. Hay políticas de reformas estructurales que se podían haber impulsado.

- ¿Por ejemplo?

- Una reforma de las administraciones públicas con mucha más profundidad. Nos sigue pareciendo indignante que sigan funcionando esos consejos consultivos autonómicos, esas embajadas autonómicas. Nos quieren hacer creer que está solucionado, pero recuerde el escándalo que hubo con el caso de Gallardón. Pues ese consejo es uno de 16 que hay. Solo hay una comunidad, Cantabria, que no lo tiene. Luego están tribunales de cuentas, fundaciones, diputaciones provinciales. Tenemos unos ayuntamientos muy pequeños, 8.000 que habría que fusionar en una parte. Era una ocasión de liberar recursos, pero cuando decimos esto resultamos antipáticos porque parece que queremos que las personas que trabajan allí no sigan, pero es que esos recursos se pueden utilizar mejor. Porque hay pobreza infantil, parados sin prestaciones, había otro uso más eficiente de esos recursos. Se han hecho reformas más para evitar el colapso que para salir reforzados de la crisis.

- ¿Si alguna vez llegaran a gobernar, qué harían con la reforma laboral de Rajoy?

- Derogarla, pero no para volver a la situación anterior a Rajoy, que también tenía importantes problemas, sino para aplicarla en la línea del contrato único indefinido y para reforzar las políticas de formación de los trabajadores, que es algo esencial. Hay jóvenes sin formación, parados que no van a encontrar un empleo en ningún sector. Ese dinero es escaso y encima se está dilapidando con un fraude masivo como vemos cada día. También buscaremos una negociación colectiva más equilibrada. Porque hemos pasado del desequilibrio anterior, con un sistema muy rígido, a un sistema casi del siglo XIX.

- Hay 13 millones de españoles en el umbral de pobreza ¿por qué deberían votarles a ustedes y no a otro partido, si no existe el bálsamo de Fierabrás y se están empobreciendo aún más pese a la recuperación?

- Creo que un motivo para votarnos es que las medidas que proponemos generarían más empleo. Hemos propuesto también el mercado único interior dentro de España para que las empresas puedan operar con más facilidad, sin tantas trabas y licencias entre comunidades. Acabaremos con esa burocracia haciendo que el Estado legisle y que haya un marco común en que haya un cierto margen de variación de las comunidades, pero no como hasta ahora. Nos hemos reunido con empresarios que nos decían algo tan fascinante como que les resultaba más fácil emprender su actividad en Francia o en Inglaterra que en una comunidad al lado de la suya porque hay regulaciones distintas hasta en como tenía que ser el cartelito prohibiendo fumar o el transporte de animales vivos. Proponemos también una reforma energética para que los costes de generación de la energía se tengan más en cuenta...

- ¿Y qué harían para meter la mano en profundidad en las cuentas entre las eléctricas y el Estado, por ejemplo?

- Una auditoría sobre cómo se generan los costes eléctricos y no como hasta ahora.

- ¿Quién haría esa auditoría? ¿Dónde hay expertos en el sector que no estén contaminados?

- La Comisión de la Energía, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. Nosotros no somos muy fan de su independencia, pero por sus atribuciones deberían encargarse de ello.

- ¿Qué va a ser de esos tres millones de ciudadanos que no tienen ya ninguna prestación, de los que se van a quedar en el camino tras estos siete años?

- Proponemos algo que está basado en propuestas de organizaciones no gubernamentales, como Cáritas. En primer lugar, que la renta activa de inserción esté abierta a los menores de 45 años que hoy no tienen derecho a ella. La renta activa se parece bastante al programa Prepara pero dura once meses, en vez de seis. Habría ese primer escalón estatal de once meses de cobertura. Y segundo, un escalón autonómico basado en las rentas mínimas de inserción autonómica. Aquí hay una disparidad brutal, hay sitios como el País Vasco donde no son muy necesarias, que la tienen y dan más de 600 euros.

- ¿Hablan de una renta básica al estilo Podemos?

- No exactamente. Ellos vienen a decir que a cualquier ser humano, por el hecho de existir, se le da ese dinero. Nuestra propuesta tiene unas condiciones de acceso para familias de especial dificultad, por debajo de unos umbrales de renta y no es universal.

- ¿Cómo se financiaría?

- El escalón estatal sería estatal, y el autonómico sería la mitad. El Estado tendría que cubrir parte del gasto autonómico y se financiaría suprimiendo todos esos organismos innecesarios que antes decía, fusionando ayuntamientos, suprimiendo las diputaciones provinciales. Se pueden ahorrar hasta 40.000 millones de euros, según nuestros cálculos. Y haciendo un sistema impositivo justo y luchando contra el fraude, que supone 70.000 millones de euros.

- De vuelta al inicio, ¿qué hace usted con todas esas propuestas en un partido que según las encuestas se desploma y no va a gobernar?

- Eso ya se verá. De todas formas, no creo que se trate de que lo hagamos unos y otros, es que deberían ser políticas de Estado. Igual que se hizo una reconversión industrial habría que hacer una reconversión de las administraciones autonómicas y locales, no para acabar con la descentralización sino para acabar con ese gasto innecesario. Y habría que hacer un pacto de Estado para que paguen impuestos los que tienen dinero de verdad, luchando contra el fraude y haciendo un sistema impositivo que no permita con tanta facilidad la elusión de impuestos por medio de sociedades interpuestas. Realmente se da uno cuenta en política de que a veces lo difícil no es ver la solución de los problemas, porque sobre esto puede haber bastante acuerdo si uno lo ve objetivamente. El problema es que hay una serie de intereses creados a todos los niveles que dificultan que eso se haga.

- ¿Y por qué no hay pacto entre partidos similares contra esos intereses?

- En el tema autonómico no podemos plantearlo con ningún otro partido. Es un asunto sacrosanto y si uno lo plantea es un franquista. Y le aseguro que ninguno de nosotros es franquista. Creemos que es un tema de igualdad y de justicia social. No puede ser que en el País Vasco, donde hay menos problema de desempleo, haya una renta mínima tan generosa, y en Andalucía o en Extremadura, donde el problema es gravísimo, no haya nada o casi nada. No puede ser que por mucho que los personas que trabajan en esas instituciones sean cercanas a los que toman las decisiones, se esté gastando el dinero en organismos innecesarios en un país con tres millones de niños en situación de pobreza y exclusión, con tres millones de parados sin cobertura.

- Sus tesis se sitúan entre el centro hacia la izquierda o la socialdemocracia. ¿Por qué eligió UPyD, que siempre lo tuvo difícil con el bipartidismo?

- Conocía a algunos de los políticos que lo fundaron y les admiraba. Eran políticos que habían defendido el orden constitucional en el País Vasco, jugándose la vida. Yo echaba en falta un partido con valores progresistas, pero que pusiese más el énfasis en la igualdad de los españoles dentro del territorio que es algo que otros partidos han ido perdiendo con el paso del tiempo. No soy antiautonomista, creo que la descentralización tiene muchas ventajas, pero también opino que en este país a veces se ha dado un tinte progresista a errores de la descentralización que crean desigualdad entre españoles. UPyD en eso tiene posturas distintas de otros partidos.