El auditor de Codere, la firma Ernst & Young (EY), ha advertido de “la existencia de una incertidumbre material que puede generar dudas significativas sobre la capacidad del Grupo para continuar como empresa en funcionamiento”, tras anotarse la multinacional española de las apuestas pérdidas de 477 millones en el ejercicio 2022.
La advertencia figura en la auditoría de las cuentas de la nueva cabecera del grupo, la luxemburguesa Codere New Topco, Sarl. En el informe, EY destaca que Codere ha vuelto a registrar números rojos en 2022, “no ha alcanzado el plan de negocios establecido” y “se prevén tensiones de liquidez en los próximos meses que podrían provocar un incumplimiento de las obligaciones contraídas con los bonistas y ser causa de vencimiento anticipado de los contratos con los mismos”.
“El grupo está llevando un proceso de reestructuración financiera”, añade el auditor de EY, José Enrique Quijada, que también ha incluido esas advertencias en el informe de otra de las filiales en Luxemburgo del grupo, Codere Luxembourg 2, fechado el pasado 11 de mayo.
Fuentes del grupo restan importancia a esa advertencia de su auditora. Indican que se trata de una cuestión “técnica” que EY se ha visto obligada a incluir dado que los nuevos fondos que los bonistas de Codere acordaron inyectar en la compañía en abril no han llegado aún a la caja del grupo. “El protocolo exige que tengan que hacer esa salvedad de que hasta que el dinero está en cuenta, supuestamente está en duda la continuidad del grupo”. Pero el pacto de refinanciación “está acordado y se tiene esa solvencia”, subrayan desde Codere.
Los administradores del grupo han formulado las cuentas de 2022 “bajo el principio de empresa en funcionamiento, al considerar que culminarán con éxito los procesos que se encuentran en curso sobre la reestructuración”.
Esta se anunció el 29 de marzo. El 19 de abril más del 90% de los bonistas de Codere acordaron una nueva inyección de liquidez de 100 millones para evitar la quiebra de la compañía a través de la emisión de nuevos pagarés con un interés del 11% y vencimiento en junio de 2027.
La operación, que está vinculada a un nuevo plan de negocio, incluía un aplazamiento de las emisiones de deuda que se mantienen en el mercado y vino acompañada de un nuevo relevo en la cúpula de Codere. Salieron los dos consejeros delegados, Alberto González del Solar y Alejandro Rodino, y se nombró CEO interino a Emilio Zaffignani. El grupo espera incorporar un nuevo primer ejecutivo este verano.
Más ingresos
Codere emplea a más de 11.000 personas y se dedica a la explotación de máquinas recreativas y de azar, casas de apuestas, salas de bingo, casinos e hipódromos en España, Italia y Latinoamérica (Argentina, Colombia, México, Panamá y Uruguay). Cuenta con 46.409 máquinas, 143 salas de juego, 1.039 salones recreativos, 174 locales de apuestas deportivas y 8.108 bares, y una filial online que cotiza en Estados Unidos.
La compañía disparó el año pasado sus ingresos un 67,5%, hasta 1.314,8 millones. El crecimiento fue especialmente fuerte en Argentina (+135,6%) e Italia (+85,6%) y en España fue del 18,1%. En la pata online la facturación subió un 45,1%. En el último trimestre del ejercicio (cerrado en diciembre) los ingresos contables del grupo llegaron a superar los del mismo periodo de 2019, el año previo a la pandemia.
Pero los números rojos alcanzaron en el ejercicio, que fue algo más largo de lo normal (duró trece meses), los citados 477 millones. Estas pérdidas se suman a los 338,6 millones que perdió en 2021 la antigua Codere (antes de la anterior reestructuración de deuda cerrada ese año) y los números rojos de 236,6 millones de 2020. En total, un quebranto de más de 1.000 millones solo en los últimos tres años. Los últimos beneficios de la empresa datan de 2017. Entonces declaró apenas 2,8 millones de ganancias.
A cierre de 2022, Codere debía hacer frente a un pasivo que sumaba 1.837 millones. Esta cifra casi multiplica por ocho el beneficio bruto operativo que el grupo tuvo el pasado ejercicio, que cerró con un fondo de maniobra negativo de 86 millones de euros, “algo natural en el sector en el que opera”. “Los fondos propios de la sociedad matriz, Codere NewTopco, SA, son positivos en 133 millones”, añade en sus cuentas.
Tras la refinanciación de deuda de 2021, “se han producido varios hechos que han impedido al Grupo alcanzar el plan de negocios establecido y que implican tensiones de tesorería para los próximos meses”, que, reconoce la compañía en sus cuentas, “pudiesen desembocar en la imposibilidad del cumplimiento de ciertas obligaciones contraídas en las emisiones de bonos previas”: el pago del cupón de marzo, abril o septiembre, o incumplimiento del importe mínimo de tesorería disponible, “que provocarían un event of default o causa de vencimiento anticipado de los contratos con los bonistas”.
El grupo cita tres factores causantes de esa situación. El primero, una recuperación más lenta que lo esperado tras la pandemia en algunos países clave para el grupo, en especial, México. El segundo, una situación macroeconómica “inestable y de mucha volatilidad” tras la guerra de Ucrania, con un aumento “significativo de la inflación y de los tipos de interés, con el consiguiente impacto negativo en el consumo de los hogares y el incremento de los costes”.
Una inflación “cercana al 10% en la zona euro” podría “afectar en el corto plazo a los ingresos generados por las compañías del Grupo, no solo en Europa, dado que situaciones similares se están produciendo en los países de la Latinoamérica donde operamos”, dice Codere.
Litigio en México
El tercer factor para esta delicada situación son “ciertas dificultades inesperadas en algunas jurisdicciones”, por restricciones de actividad o “por la evolución negativa de algunas contingencias de ejercicios anteriores que podrían suponer desembolsos significativos”.
En concreto, varios litigios fiscales en México. Destaca uno relacionado con deducciones que el grupo se aplicó tras fusionar varias filiales en 2008, que las autoridades mexicanas anularon, por lo que le reclaman unos 61,6 millones de euros. Codere ha tenido que dotar por primera vez en sus cuentas provisiones de casi 50 millones el pasado ejercicio. La cifra incluye cuota fiscal, intereses, recargos y sanciones y las deducciones a las que cree tendría derecho en caso de una resolución desfavorable.
La reclamación data de una inspección de 2012. Inicialmente, Codere apeló por vía administrativa y obtuvo una resolución favorable en 2017. Pero el Fisco mexicano abrió otra inspección y emitió nuevas actas en 2018. Tras dos resoluciones judiciales adversas, el grupo ha llevado el caso ante la Corte Suprema de Justicia. En febrero presentó un recurso extraordinario de revisión constitucional y espera una respuesta en semanas.
De no admitirse a trámite, “se podrían abrir, al margen de otros expedientes administrativos para que se reconsidere la exigibilidad de la deuda tributaria, otras alternativas expresamente recogidas en la norma fiscal mexicana que permiten bien reducir, e incluso diferir parcialmente (con un máximo de 36 mensualidades), el importe final a pagar, y que supondrían un retraso en el desembolso hasta como mínimo finales del ejercicio 2023”, indica Codere en sus cuentas.
México fue el origen de la sanción de 100.000 que impuso a Codere el pasado diciembre la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) por una infracción “muy grave” de la normativa del mercado de valores español, por incluir información “no veraz y engañosa” sobre los resultados de sus filiales en ese país, en Colombia y en Panamá, tras la incoación de un expediente sancionador en septiembre de 2021.
La compañía lleva en el alambre más de una década por su multimillonaria deuda, desde la etapa de sus antiguos propietarios, los Martínez Sampedro. En 2021, tras los cierres de locales por la pandemia, ya realizó una profunda reestructuración financiera. Los bonistas que controlan la compañía inyectaron 225 millones y capitalizaron más de 350 millones de deuda. El proceso derivó en la liquidación de la antigua Codere, que se despidió de la Bolsa española a finales de ese año, y en una reorganización mediante la creación de varias sociedades en Luxemburgo, donde la compañía solo tiene un empleado.
La delicada situación financiera del grupo ha obligado a extender esa advertencia de EY a la filial de juego online, que cotiza en el Nasdaq de Estados Unidos desde diciembre de 2021. En la auditoría de las cuentas de 2022 remitidas a la SEC, el regulador bursátil estadounidense, EY advierte de “dudas sustanciales sobre la capacidad de Codere Online para seguir operando”, puesto que la filial depende de su matriz “para el uso de la marca Codere, determinadas licencias de juego y ciertos servicios”.
“El grupo Codere se encuentra actualmente en proceso de reestructuración financiera y, debido a las incertidumbres que rodean el resultado de este proceso, las acciones del Grupo Codere podrían tener un efecto significativo en el negocio, los resultados de las operaciones y la situación financiera de la Sociedad”, añade EY, que audita a Codere desde 2016.
La filial, de la que el grupo conserva el 66,5%, reconoce en el documento remitido a la SEC que “si Codere Online fuera incapaz de continuar sus operaciones, los inversores podrían sufrir la pérdida de toda su inversión o de una parte sustancial”.