El acuerdo comercial entre Colombia y la Unión Europea (UE), en vigor desde 2013, mostró hoy su cara más colorida: las flores colombianas que crecen en la sabana de Bogotá, viajan dos semanas en barco y llegan a los puertos del Viejo Continente para llenar jarrones europeos.
Una delegación del Comité de Comercio Internacional (INTA, sigla en inglés) del Parlamento Europeo que se encontraba en Colombia desde el lunes para evaluar la implementación del tratado, cerró su viaje este miércoles con un paseo entre los brotes floridos del vivero Jardines de los Andes, a unos 25 kilómetros de Bogotá.
Les recibieron más de 40 variedades de flores como las alstroemerias, las campánulas, los girasoles y los pompones, cultivadas con intensidad desde hace más de un mes para llegar frescas a hoy, día de San Valentín, uno de los días con más demanda.
La gerente de Jardines de los Andes, Sofía Herrera, quien guió a los eurodiputados por la finca, explicó a Efe que el acuerdo comercial les favoreció.
“Hemos importado maquinaria, hemos hecho acuerdos de intercambio de tecnología, de intercambio de conocimiento”, aseguró.
Herrera advirtió que el tratado, en vigor desde el 1 de agosto de 2013, no tuvo un impacto tan significativo en las exportaciones de flores porque “el reto” de llevarlas a Europa “es logístico” y no arancelario, pero aseguró que “sin duda es muy positivo para la industria” y espera que se siga “desarrollando” en el futuro.
Las flores viven un auténtico periplo para llegar a Europa, que comienza con su transporte por carretera hasta los puertos caribeños de Santa Marta o Cartagena en contenedores refrigerados.
Allí se cargan en barcos que atraviesan el Atlántico en viajes de entre 12 y 18 días, y que concluyen en los amarres de los puertos de Reino Unido y Holanda.
“A pesar de que dura más tiempo en el trayecto, lo positivo que tiene (llevar las flores por vía marítima) es que la cadena de frío es permanente, y eso es benéfico para la vida de la flor. Llega en mejor estado, como que hiberna, se duerme”, explicó Herrera.
El presidente del INTA, el eurodiputado alemán Bernd Lange, celebró esta vía abierta para los floricultores colombianos, y también reconoció a Efe que “una de las ventajas del acuerdo comercial” es que “los trámites de importación se han reducido”.
La delegación europea llegó el lunes a Colombia y se reunió ese mismo día con el presidente del país, Juan Manuel Santos, y la ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Lorena Gutiérrez.
También mantuvieron encuentros con los ministros de Trabajo, Griselda Restrepo; Agricultura y Desarrollo Rural, Juan Guillermo Zuluaga, y el alto comisionado para la Paz, Rodrigo Rivera, así como con representantes de organizaciones empresariales y sociales colombianas.
Después de su visita para conocer la pujante industria de las flores colombianas, los europarlamentarios partieron hacia Perú.
Según datos de la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores), las exportaciones totales de este producto crecieron en 2017 un 5 % frente al ejercicio anterior, y llegaron a un total de 246.000 toneladas.
Estados Unidos sigue siendo el destino principal para los tallos colombianos, con un 75 % de las exportaciones, pero las flores llegaron a 98 países diferentes.
La gerente de Jardines de los Andes explicó que la empresa envía el 80 % de su producto a EE.UU., pero sin embargo está en vías de expansión en Europa.
“Cuando no es temporada, estamos exportando tres contenedores de flores a la semana (cerca de un millón de brotes), y la idea es ver si en el segundo semestre (...) podemos subir eso a cinco”, afirmó.
Herrera añadió que “el consumo de flores en Europa es mucho más alto que el consumo de flores en Estados Unidos, y más consistente”.
“Eso es benéfico para empresas como éstas porque sembrar y mantener estas fincas para fechas puntuales al año es impensable. Eso es una ventaja muy grande que tiene el consumidor y en general el mercado europeo”, añadió.
Por este motivo, Herrera espera que las puertas al Viejo Continente se abran aún más a las flores colombianas, donde ya compiten con el mismo mercado europeo y los productos africanos, especialmente en invierno, cuando la producción en los países de la UE desciende.
Ante la perspectiva de comprar una flor colombiana en su país natal, Lange bromeó que sería “una buena experiencia, especialmente durante el invierno. ¡No tenemos flores en Alemania en invierno!, expresó”.