Mañana comienza la quinta y última visita a España de la “troika” -la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional- para revisar la marcha del programa de asistencia al país.
La llegada de los “hombres de negro” se produce apenas quince días después de que los ministros de Finanzas de la zona del euro, el Eurogrupo, respaldaran el fin del rescate a la banca española en enero, una salida “limpia”, es decir, que no necesita prórrogas.
España ha utilizado finalmente 41.300 millones de euros para recapitalizar y reestructurar su sector bancario, de los 100.000 millones que tenía a su disposición en la línea de crédito concedida por sus socios comunitarios en julio de 2012.
Pese a reconocer que España no necesita más ayudas, el Eurogrupo instó al Gobierno a mantener el impulso reformista y advirtió de que la situación del sector financiero aún es frágil.
“Respaldamos plenamente la decisión de no solicitar ninguna asistencia financiera posterior del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE)”, señalaron los ministros de Finanzas de la zona del euro en un comunicado conjunto al término de su encuentro.
En su siguiente reunión, el pasado 22 de noviembre, el Eurogrupo pidió a España que concrete las reformas pendientes y anunció una “segunda ronda” de reforma del mercado laboral, mientras que la Comisión Europea cifró en 2.500 millones de euros el esfuerzo estructural que tendrá que hacer el país para cumplir con el objetivo de déficit en 2014.
Para el ministro español de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, el fin del programa de ayuda “es una buena noticia, no solo para el sistema bancario español, sino también para la economía española y la europea, y aquí están las bases para la recuperación de la economía española”.
Afirmó que tras el programa de asistencia, los mercados ven a la banca española mucho más sólida, solvente y firme de lo que era hace un año y medio y tampoco se prevé “ninguna necesidad adicional de capital”.
De hecho, el pasado viernes, Standard & Poor's mejoró la perspectiva de la deuda soberana española de negativa a estable, por la mejora en su posición exterior y la gradual reanudación de su crecimiento económico, aunque mantiene su calificación en BBB-/A-3', calidad media aceptable dentro del grado de inversión.
En un comunicado, la agencia estadounidense de medición de riesgos justifica su decisión porque los indicadores de la calidad crediticia del país se están estabilizando debido a las reformas presupuestarias y estructurales, así como a las políticas de apoyo de la zona del euro.