Bruselas dice que la filtración del TTIP es “incompleta” y que se interpretan mal los documentos
La Comisión Europea ha salido en tromba para responder a la filtración masiva de documentos sobre las negociaciones del tratado de libre comercio e inversión (TTIP, en inglés: casi 250 páginas repartidas en decenas de tomos) hecha pública el domingo por la tarde por Greenpeace Holanda. eldiario.es ha puesto a disposición de sus lectores los documentos íntegros filtrados por la ONG. “Efectivamente, los documentos son incompletos y en algunos puntos completamente falsos”, ha subrayado en una rueda de prensa el negociador europeo, el español Ignacio García-Bercero.
Los documentos, recogidos por algunas de las principales cabeceras europeas junto con anotaciones de Greenpeace, revelan las diferencias “irreversibles” en opinión de EEUU acerca de algunos puntos sobre la mesa como protección medioambiental, cosméticos u organismos genéticamente modificados (OGM). En una entrada urgente de su blog este lunes por la mañana, la comisaria de Comercio Internacional, Cecilia Malmström, ha señalado que esas discrepancias no reflejan para nada el resultado final ya que se trata solo de “textos consolidados”.
“Al contrario de lo que muchos creen, los textos consolidados en una negociación comercial no son el resultado. Reflejan cada posición dentro de la negociación y nada más. Y no debería de ser una sorpresa que EE UU y la UE tengamos diferentes puntos de vista”, ha respondido Malmström.
El negociador García Bercero ha abundado en la misma idea. “Los documentos filtrados, además de incompletos, se limitan a un número determinado de capítulos. Y están completamente equivocados en algunos casos que cita. Por ejemplo, en el apartado medioambiental, nuestra posición acerca del principio de precaución –que previene de riesgos contra la salud, los animales y la naturaleza– no está en cuestión. Y en los productos fitosanitarios no hemos hecho ninguna propuesta”, ha indicado, para negar que Bruselas vaya a ceder terreno.
Discrepancias normales
Bercero ha reconocido que es normal que EE UU y la UE discrepen y hasta que Washington consulte a su industria en determinados episodios del TTIP, algo que ocurre en ambas partes desde que arrancó la negociación en 2013. “Es sabido que una de las demandas que pide Estados Unidos es que reduzcamos nuestros estándares protectores”, ha recordado, agregando de paso que eso no quiere decir que la UE vaya a hacer lo propio.
Preguntado si la confianza quedaba dañada tras la filtración de Greenpeace, Bercero ha respondido afirmativamente. “Por ahora estamos lejos de un acuerdo. Pero mantengo que una conclusión política del TTIP bajo la Administración Obama es posible, aunque difícil”, ha destacado. Ya hemos dicho que no vamos a sacrificar ninguna línea roja“.
La Comisión Europea negocia en exclusiva el TTIP en nombre de la UE, y el equipo negociador concluyó la semana pasada la 13ª ronda negociadora en Nueva York. Bercero ha expuesto “significativos avances en homologación de normas para vehículos” y en el sector “farmacéutico”.
La 'Buy American'
Las principales discrepancias en realidad están en otra latitud que ni siquiera ha sido abordada en las últimas rondas negociadoras: las compras públicas, esto es, el acceso de las compañías europeas a las grandes obras públicas lanzadas por el Ejecutivo estadounidense, en las cuales las firmas norteamericanas tienen más opciones de ganar los contratos debido a una vieja ley de los años 30 que discrimina a las multinacionales foráneas. Es la denominada Buy American, un símbolo proteccionista de EE UU que nadie espera que sea derogada en el Congreso.
Sobre este obstáculo, Bercero ha sido claro. “No podremos cerrar el TTIP sin acceso al mercado norteamericano. La situación actual discrimina a nuestras empresas”.