La Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) ha publicado este viernes un informe en el que defiende que Las estaciones de servicio automáticas tienen potencial para introducir más competencia en el mercado de distribución de carburantes, beneficiando a consumidores y usuarios, pese a que supone una pérdida de puestos de trabajo de empleados de baja cualificación, que son los que más dificultades tienen a la hora de encontrar trabajo.
El organismo argumenta que como no tienen personal para realizar el repostaje y el pago, soportan menores costes. Además, requieren menos espacio físico que las gasolineras tradicionales, lo que contribuye a que sean más baratas y permite su instalación en zonas menos atractivas para las estaciones tradicionales.
El estudio constata que las gasolineras automáticas tienden a ser más baratas que las gasolineras tradicionales. Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, la diferencia media de precios entre las gasolineras automáticas de operadores independientes y las gasolineras atendidas de los operadores verticalmente integrados alcanzó un máximo del 16,9% para el gasóleo A y del 12,3% para la gasolina 95 durante el periodo investigado (2012-2016).
Además, el estudio también añader que las gasolineras automáticas incrementan la presión competitiva sobre las demás gasolineras, beneficiando también a los consumidores que siguen acudiendo a las gasolineras tradicionales. Durante el periodo investigado, la entrada de gasolineras automáticas en la Comunidad de Madrid provocó que los precios de las estaciones cercanas se redujeran en alrededor de un 0,5% en gasóleo A y de un 0,21% en gasolina 95. Esto supuso un ahorro de entre 15 y 24 millones de euros para los consumidores de las gasolineras tradicionales.
La CNMC se queja de que la regulación nacional y de algunas comunidades autónomas es altamente restrictiva con las estaciones de servicio automáticas. España es uno de los países de la Unión Europea con menor penetración de este tipo de estaciones de servicio.
España es uno de los países de la Unión Europea con una menor penetración de esta clase de estaciones de servicio, que en 2014 solo representaban el 5% del total (frente al casi 9% en Francia, el 19% en Bélgica, el 24% en Holanda, el 61% en Suecia o el 66% en Dinamarca), y en la actualidad están en torno al 9%. Como se aprecia para la Comunidad de Madrid, la reforma regulatoria de 2013 que facilitó la apertura de estaciones de servicio en centros comerciales y polígonos industriales parece que ha impulsado las estaciones de servicio en esta clase de ubicaciones.
El estudio de la CNMC revisa la situación regulatoria respecto a la de 2016, cuando la CNMC publicó un informe sobre la regulación de la distribución de carburantes de automoción a través de estaciones de servicio “desatendidas”. En el nuevo estudio se aprecia que, aunque han desaparecido algunas de las prohibiciones más directas a la implantación de estaciones de servicio automáticas que la CNMC identificó en 2016, han aparecido nuevas restricciones que siguen dificultando su apertura.