En los últimos años, la presencia de mujeres en los consejos de administración de las empresas ha crecido considerablemente, pero aún está lejos de alcanzar la paridad. A seis meses de que se cumpla el plazo que la Ley de Igualdad recomendó para equilibrar la presencia de ambos sexos en estos órganos de administración, solamente el 15,9% de sus componentes en las empresas del Ibex 35 son mujeres.
Tampoco lo cumpliría el Gobierno (donde hay cinco mujeres y nueve hombres) y aún más lejos está el Gobierno europeo. Tras muchos esfuerzos, parece que la nueva Comisión tendrá a nueve mujeres comisarias frente a 19 hombres.
La Ley de Igualdad no establece una obligación, sino que recomienda a las grandes compañías alcanzar un equilibrio entre hombres y mujeres en sus consejos de administración en ocho años. El plazo vence en marzo de 2015, aunque la norma, al no obligar a las empresas, no contempla sanciones si estas no cumplen con la cuota. La proporción que indica la ley se entiende como que ni hombres ni mujeres superen el 40% ni el 60% de los consejeros, aunque para Almudena Fontecha, secretaria de Igualdad de UGT, el objetivo no es el número, “sino que con una mayor presencia de mujeres en la empresa se hagan políticas a favor de estas”.
A pesar de estas recomendaciones de la ley, los datos confirman que aún estamos lejos del equilibrio. En el momento en que entró en vigor la Ley de Igualdad (marzo de 2007), las mujeres ocupaban el 7,6% de los cargos de consejeros en las empresas del Ibex 35, un total de 36, según el informe Ibex 35. Evolución de sus empresas durante el ejercicio 2013 que CCOO publicó en julio. Desde entonces, la cifra no ha dejado de crecer, pero aún está lejos de acercarse a la mitad. Al cierre del pasado año, solamente el 15,9% de los puestos de consejeros de las empresas del Ibex estaban ocupados por mujeres, lo que equivale a 74 cargos.
Según el mismo informe, en las empresas del principal índice bursátil en España 421 personas ocupan 466 puestos de consejeros. De estos cargos, que incluyen ejecutivos, dominicales, independientes o externos, solamente 74 son ocupados por mujeres (en total, son 67 las mujeres que ostentan algún puesto en los consejos de administración de estas 35 empresas). De los 74 puestos ocupados por consejeras, 53 son independientes, 17 son dominicales, tres son ejecutivas y una es externa.
Aún hay compañías en las que ninguna mujer ocupa un cargo en el consejo de administración. Según el informe de CCOO, en Gas Natural, Sacyr y Técnicas Reunidas todos los consejeros son hombres, algo que contrasta mucho con otras empresas en las que la proporción de consejeras es relativamente alta: Jazztel (donde las mujeres representan el 40% del consejo), Red Eléctrica (36,4%) y Acciona (30,8%).
El debate, así como ocurre en otros ámbitos y otros colectivos, reside en si debe ser el Estado el que establezca las cuotas de presencia de mujeres o deben ser las compañías las que se autorregulen. “Forzar a las empresas no es una solución a largo plazo, la solución a largo plazo pasa por la valía de la mujer y naturalmente va a llegar. El tejido empresarial no puede renunciar al talento de las mujeres”, opina Javier Fontcuberta, profesor de Derecho de Esade.
En todo caso, aunque se establece un plazo de ocho años para equilibrar la presencia de hombres y mujeres en los consejos de administración de las grandes empresas, la norma no obliga, sino que aconseja, por lo que queda en manos de las compañías llegar a un equilibrio o no. “Lo que veo en la universidad hoy en día, al menos en la facultad de Derecho, es que más del 50% de los asistentes son mujeres. Dado que la formación jurídica es muy requerida en las organizaciones, estas mujeres van a ir llegando a las empresas. Se trata de una cuestión social: la mujer va a ocupar en la sociedad el lugar que le corresponde por una cuestión meritocrática, con independencia de lo que las normas digan”, añade Fontcuberta.
Al igual que ocurre a la hora de corregir otras disfunciones, es posible que algunas empresas reciban incentivos para cumplir con estas cuotas, aunque no está claro. No obstante, para el profesor Fontcuberta, “el mayor incentivo que tienen las empresas son los beneficios, y estos se obtienen a través del talento. Por tanto, una empresa que renuncia al talento del 50% de la población es una organización miope”.
Asimismo, la Ley de Igualdad contempla la obligación para las grandes empresas de elaborar un plan encaminado a alcanzar “la igualdad de trato y de oportunidades entre hombres y mujeres y a eliminar la discriminación por razón de sexo” y promover la igualdad por otros medios. “Saber si estos planes se han aplicado es difícil, aunque no me cabe duda de que las empresas serias sí lo han hecho”, indica Javier Fontcuberta.