El medio ambiente y los derechos humanos son las causas en las que más esfuerzos centran las empresas en el marco de la denominada responsabilidad social, una práctica que cada vez cobra más peso entre las grandes compañías y que, además de reducir una posible imagen negativa para las marcas, tiene como principal objetivo el de materializar un compromiso de las empresas con la sociedad.
En ese compromiso, las compañías pueden emprender diferentes proyectos o solicitar certificaciones de buenas prácticas que aparecen en sus productos en forma de un sello impreso en el envoltorio que informa de un aspecto en el que su gestión es sostenible. Además de para ilustrar su compromiso medioambiental o con los derechos humanos, la llamada RSC también puede llevar a una empresa de alimentación a colaborar con el Banco de Alimentos o a que un fabricante de coches emprenda iniciativas de seguridad vial.
El director del Instituto de Innovación de Esade, Ignasi Carreras, explica que la responsabilidad social de las empresas no solamente beneficia a la sociedad, sino también a la propia compañía. “Los mayores beneficios de la responsabilidad social son a nivel interno, porque los trabajadores tienen mejor imagen de la compañía y eso aumenta su sentimiento de pertenencia. Esto revierte en mayor productividad”, afirma.
Carreras cita como empresas de referencia en responsabilidad social de la empresa los nombres de Danone (alimentación), Toyota (automoción), DKV (seguros), BBVA, La Caixa (ambas de banca) e Inditex (sector textil).
Algunas compañías deciden dar un paso más allá y solicitan certificados de consumo responsable, como el de comercio justo, el de pesca sostenible o el de respeto a los bosques. El procedimiento para obtener alguna de estas distinciones suele ser parecido. La empresa que lo requiere se pone en contacto con la certificadora correspondiente y se somete a una auditoría por parte de esta para comprobar si cumple los estándares en los que se basa la certificación, que son diferentes para cada sello.
En base a los resultados, la certificadora decide si concede la licencia de uso del sello o no. También puede ocurrir que los certificadores sean independientes a la organización que otorga el sello, como en el caso de Marine Stewardship Council. Lo común es que estas auditorías se revisen con el paso de los años para que la empresa pueda mantener el sello. No tienen carácter oficial, porque en su mayoría son creados por organizaciones privadas, pero algunos gozan de mucha aceptación social.
Certificación Fairtrade
Certificación Fairtrade
La certificación Fairtrade tiene por objetivo garantizar que los bienes que lo llevan han sido producidos en condiciones de comercio justo. Es decir, que los productores han recibido una remuneración adecuada por la producción, que las prácticas agrícolas son respetuosas con el medio ambiente y que se respetan los derechos de los trabajadores que han participado en el proceso, evitando el trabajo forzoso y el trabajo infantil.
En el caso de esta certificación, tanto productores como fabricantes deben estar registrados en el sistema, lo que conlleva un coste económico. Además, la empresa dueña de la marca deberá hacerse cargo del coste de la licencia de uso del certificado, ya sea la productora u otra. Este precio se establece dependiendo del producto que se venda. Según Álvaro Goicoechea, director de Fairtrade Ibérica, Chocolates Isabel es una empresa de referencia en comercio justo, ya que, además de cumplir los requisitos y tener el sello, está ligada a iniciativas sociales, como el reciclaje de packaging o la lucha contra la violencia de género. Otras empresas más grandes pertenecen también a la red de comercio justo, como Starbucks y Ben&Jerry's, además de la ONG Intermón Oxfam.
Rainforest Alliance
Rainforest Alliance
El sello de la rana verde indica que el producto que lo lleva ha sido fabricado de manera sostenible, poniendo el acento en el respeto a la ecología y al medio ambiente. Algunos de los criterios que tiene en cuenta esta organización a la hora de otorgar la certificación son el respeto a los derechos de los trabajadores y productores de materias primas, el mantenimiento de los bosques y el impacto ambiental, aunque algunos estándares dependen de la región en la que trabaje la empresa. Ana Lucía Corrales, gerente de certificación de Rainforest Alliance, señala que el precio de colocar el sello de la rana verde depende de la complejidad de la auditoría que se realice, teniendo en cuenta que cada día de trabajo puede costar unos 1.000 dólares. Algunas de las grandes empresas que cuentan con este sello son Lipton, Magnum, Lavazza, Dole, Côte d'Or, Tassimo o Suchard.
Marine Stewardship Council (MSC)
Marine Stewardship Council (MSC)
El objetivo de esta ecoetiqueta es garantizar que las empresas que la han obtenido cumplen con el objetivo de pesca sostenible, es decir, que respetan la salud de la población de los peces, que no provocan un impacto negativo en el ecosistema marino y que realizan una buena gestión de la pesquería. Hay dos tipos de estándares: el de las pesquerías que quieren certificar como sostenible su producción y el de las empresas que manipulan el producto en el mar y quieren asegurar la cadena de custodia de ese producto.
El coste de obtener este certificado no depende directamente del MSC, como explica Cátia Meira, responsable de comunicación de la organización en España y Portugal. “MSC es la entidad que desarrolla y gestiona el estándar, por lo que son los certificadores independientes los que cobran por la evaluación que llevan a cabo. El coste es muy variable, pero normalmente las empresas invierten entre 40.000 y 100.000 euros para el certificado de pesquerías y entre 1.000 y 2.000 euros para el certificado de cadena de custodia”. Esta gran diferencia de precio se debe a que las auditorías son más complejas en el primer caso. Además, cuenta Meira, “si las empresas quieren utilizar la ecoetiqueta deberán pagar al MSC un 0,5% del valor del producto comercializado con dicho sello, solo una vez a lo largo de la cadena”. Grandes empresas como Findus, McDonalds o Angulas Aguinaga llevan el sello del pez azul en sus productos.
Huella fiscal
Huella fiscal
A la hora de realizar una compra por Internet, para el consumidor es muy difícil saber si la empresa paga sus impuestos en el país al que pertenece la tienda on line. El distintivo de la Huella fiscal, que otorga la fundación Knowcosters, nació con el objetivo de informar del país en el que las empresas de e-commerce pagan sus impuestos (el de Sociedades y el IVA), ya que “los impuestos que pagan las empresas contribuyen al desarrollo económico y social del país donde operan” y “saber a dónde va nuestro dinero es una información que, como consumidores, deberíamos conocer”, según apuntan desde la fundación. La obtención de este certificado es gratuita y puede solicitarse en la página web de la entidad.
Fairtrade tourism
Fairtrade tourism
La certificación que concede esta organización pretende valorar la gestión sostenible de las empresas del sector turístico. Según señala Fairtrade Tourism en su web, el objetivo es asegurar a los viajeros que sus vacaciones benefician a las economías locales, que los negocios se están desarrollando de una manera ética (es decir, que los trabajadores de estas empresas tienen condiciones de trabajo y salarios dignos, entre otros criterios) y que las empresas respetan los derechos humanos, la cultura del país y el medio ambiente.
Global Organic Textile Standard
Global Organic Textile Standard
Este certificado mide la sostenibilidad de las empresas en materia textil. Es decir, que tiene el objetivo de valorar si las empresas mantienen unas condiciones mínimas, tanto ecológicas como de trabajo digno, en la fabricación de productos textiles. Para obtenerlo, las empresas deben utilizar insumos producidos de manera orgánica, es decir, mediante un sistema agrícola que evita el uso de pesticidas y fertilizantes tóxicos y trata de forma adecuada a los animales.