La secretaria general de la fundación “¿Hay Derecho?”, Elisa de la Nuez, ha puesto este viernes en duda la “independencia real” del Tribunal de Cuentas debido a sus “numerosos problemas de funcionamiento”. Esto se se pone en evidencia, ha explicado, por el hecho de que la institución nunca haya sancionado a un partido político a pesar de las “complejas tramas de corrupción en torno a la financiación irregular” que se están investigando.
En unas jornadas organizadas en el Senado sobre gasto público organizadas por la Asociación de Letrados y Auditores del Tribunal de Cuentas, De la Nuez ha hecho hincapié en que “los resultados de la función de enjuiciamiento son pobres” y en que “es más conocido por los ciudadanos por sus escándalos de nepotismo y los condenatorios del Tribunal Supremo que por sus actuaciones fiscalizadoras.
Entre los “problemas de gobernanza” del Tribunal de Cuentas español, De la Nuez ha mencionado “la falta de garantías de inamovilidad de los técnicos que realizan las funciones de fiscalización” y la “limitada profesionalización, insuficiente número de técnicos e inadecuada formación” de los funcionarios de otras administraciones que se incorporan por libre designación.
También se ha referido a lo que ha definido como “falta de transparencia y meritocracia en la promoción profesional”.
Ha añadido que “la ausencia de una clara y estricta delimitación de competencias” afecta “de manera significativa” al buen gobierno y a la gestión interna de la institución.
Para De la Nuez, los problemas de la institución tiene que ver con “prácticas informales y una cultura corporativa difícilmente compatibles con los requerimientos de una institución eficiente y moderna”. No obstante, ha señalado que en los últimos años se han apreciado “intentos de mejora en algunos ámbitos”, a pesar de lo cual “persisten problemas institucionales graves de fondo”.
La corrupción y la felicidad de las naciones
Por su parte, el profesor de Ciencia Política Víctor Lapuente, que también ha participado en las jornadas, ha recordado que la “la corrupción y los partidos políticos son considerados algunos de los problemas más importantes para la población española (CIS)”. De hecho, ha recordado que “después de Grecia e Italia, en España somos los que más percibimos la corrupción política”.
A su juicio, en este país “tenemos una alta confianza en el sector público pero a medida que escalamos en la jerarquía, la confianza desciende”. Según ha puesto de manifiesto, “los países con más directivos politizados tienen mayores problemas de corrupción”, una circunstancia que también se relaciona con el nivel de felicidad de las naciones: “cuanta más percepción hay de corrupción, menor índice de felicidad”, ha recalcado.