“Estamos preocupados porque esto no es bueno para la imagen de España”, declaraba este martes el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), José Ramón Lete, horas después de que la Guardia Civil detuviera al presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Ángel María Villar, su hijo, Gorka Villar, y el vicepresidente económico de la RFEF, Juan Padrón, en una operación contra la corrupción en ese organismo.
La detención de Villar, casi treinta años al frente de la RFEF, es la guinda a la sucesión de escándalos que abarcan a muchos de los principales protagonistas de este deporte: del propio presidente de la RFEF a la FIFA (la organización con sede en Suiza que dirige el fútbol a escala mundial), pasando por un largo elenco de presidentes de clubes: el último, Sandro Rosell, ex del FC Barcelona, y antes otros como José María del Nido –Sevilla–, Josep Lluís Núñez –Barça–, Augusto César Lendoiro –Deportivo de la Coruña– o el difunto Jesús Gil, por citar sólo algunos.
Todo ello, sin olvidar los fraudes fiscales de varias de las principales estrellas del momento, como Messi, Cristiano Ronaldo o Neymar.
Marca España
El fútbol, ese “milagro mediante el cual Europa aprendió a odiarse sin destrozarse”, como lo definió el escritor estadounidense Paul Auster, es “parte de la Marca España”, como gustaba de decir el exministro de Asuntos Exteriores José Manuel García Margallo, que defendió esa idea cuando la Comisión Europea abrió una investigación a varios clubes españoles por ayudas públicas ilegales que cerró hace un año con la obligación de devolverlas.
Una marca, el fútbol, que mueve miles de millones de euros cada año y que hace mucho tiempo dejó de ser un deporte para convertirse en un espectáculo de masas. “Se lo han quitado a la gente y se lo han dado al negocio. El capitalismo se ha apoderado del fútbol y le ha impuesto sus valores”, criticaba en enero de 2014 el entrenador argentino Ángel Cappa.
En un país con un presidente del Gobierno que se enorgullece de pasear con el diario Marca bajo el brazo, los dos principales estandartes de esa imagen internacional son el Real Madrid y el FC Barcelona, a los que la consultora Interbrand acostumbra a situar entre las 25 enseñas más valoradas de España, por delante de grandes empresas como Endesa, Seat o Cruzcampo. Año tras año, esos dos equipos se disputan el podio mundial en el ránking de clubes con mayores ingresos, junto con el Manchester United. Los tres superaron holgadamente los 600 millones de euros en 2016.
Cerca de un 1% del PIB
¿Cuánto dinero mueve el fútbol profesional en España? Hace dos años, en un estudio encargado por la Liga de Fútbol Profesional (LFP), la consultora KPMG cifraba su impacto en un 0,75% del PIB español en 2013, más de 7.600 millones de euros “contabilizando los efectos directos, indirectos e inducidos”.
La cifra, que otros estudios elevan a 8.000 millones e incluso, 10.000 millones, cerca de un 1% de la riqueza nacional, con seguridad, es hoy superior a esos 7.600 millones por la mejora de la situación económica (que influye en la afluencia de espectadores a los estadios y el consumo de televisión de pago) y el incremento del negocio de los derechos televisivos de la Liga, que ha pasado de los 700 millones anuales de la temporada 2012-13 a los 1.250 millones actuales, cifra que el sector espera elevar a 1.600 millones anuales para el próximo trienio.
Según KPMG, el impacto directo del fútbol profesional alcanzó en 2013 más de 3.600 millones, de los que más del 75% fueron resultado del gasto de los aficionados en productos y servicios asociados al fútbol. La contribución indirecta de esta actividad al PIB alcanzó los 2.995 millones con los sectores de actividades culturales, recreativas y deportivas, telecomunicaciones, construcción e inmobiliarias y restauración como principales beneficiados.
140.000 empleos
Según KPMG, en términos de empleo, el fútbol profesional generó en 2013 más de 140.000 puestos de trabajo a jornada completa en España, de los cuales, más de 66.000 fueron de forma directa, 60.000 indirectos y más de 17.000 inducidos. En términos recaudatorios, siempre según esta consultora, el fútbol permitió a las arcas públicas ingresar 2.896 millones en 2013, incluyendo la recaudación por IVA (1.053 millones), Impuestos Especiales (113 millones), Seguridad Social (723 millones), IRPF (415 millones) y Sociedades (592 millones).
3.442 millones de deuda
Pese a que los ingresos de los clubes de fútbol se dispararon a partir de la década de los 90 gracias al maná de los derechos de televisión, su deuda lleva años en niveles preocupantes y una veintena de ellos han suspendido pagos desde que en 2004 se aprobó la ley concursal. Al final de la temporada 2006/07, antes de la crisis, la Primera División española tenía una deuda total de 2.779 millones y en 2008, más de la mitad de los clubes estaban en causa de disolución y el 88,6%, en pérdidas.
Al finalizar la temporada 2010/2011, la deuda se había incrementado hasta 3.530 millones y sólo un club de Primera (Levante U.D.) “no mostraba riesgo futuro de quiebra financiera”, según explica Jorge Martín Magdalena, directivo del grupo Prisa, en su tesis doctoral, publicada en septiembre pasado y centrada en el modelo económico del fútbol profesional en España e Inglaterra, que tienen a las dos principales ligas del mundo.
Los equipos españoles de Primera y Segunda División A están reduciendo su morosidad con Hacienda, pero a cierre de la temporada 2014/2015, última de la que dispone de datos el CSD, su endeudamiento total con acreedores públicos y privados era de 3.442 millones, de los que el 86% correspondía a clubes de Primera.
Como informaba Expansión en octubre, este agujero se ha incrementado cerca del 50% en la última década y se ha multiplicado por 2,5 desde la temporada 1999/2000, aunque un experto del sector relativiza la cifra, ya que el endeudamiento ha disminuido si se pone en relación con el nivel de ingresos, que ha ido aumentando.
La mayor parte de esa deuda (el 67,5%) es con acreedores privados (banca, proveedores, acreedores comerciales y entidades deportivas, así como remuneraciones pendientes de pago). La parte pública (Hacienda, Seguridad Social, ayuntamientos) corresponde fundamentalmente a deuda tributaria.
Morosidad con Hacienda
En 2012, el Gobierno aprobó un plan de saneamiento económico de los clubes, el tercero desde los años 80 (hubo otros dos en 1985 y 1991), que ha propiciado que la deuda de los equipos con el Fisco haya pasado de 750 millones a 230 millones.
El Gobierno niega el acceso a los datos individualizados por clubes, acogiéndose al derecho de confidencialidad. Sí se conoce que el 70% de la deuda se concentra en seis: Atlético de Madrid y Espanyol, de Primera División, cuya deuda ronda los 45 y 50 millones, respectivamente; y Valladolid, Zaragoza, Elche y Mallorca, de Segunda. El Elche, que este año ha descendido a Segunda B, es uno de los clubes deportivos que figuraban en la última lista de grandes morosos de Hacienda, publicada el mes pasado. Debía 10,5 millones.
¿Es sostenible este modelo?
Hay quien piensa que no. En su tesis publicada hace unos meses, Jorge Martín advertía de que “el modelo económico del fútbol profesional español tiene una rentabilidad reducida e incluso negativa. Generalmente los gastos superan a los ingresos, por lo que se recurre a un elevado endeudamiento para financiar las pérdidas acumuladas”, algo “que está poniendo en riesgo su viabilidad y sostenibilidad financiera”.
“Los clubes tienen como objetivo principal la lucha por el mejor puesto en la competición y para ello invierten los máximos recursos en contratar a los mejores jugadores en un mercado muy competitivo. El resultado económico es muy baja rentabilidad y pérdidas generalizadas en la mayoría de los equipos, lo que provoca elevado endeudamiento. Es un modelo poco viable económicamente a largo plazo, que se sostiene por la enorme importancia social que el fútbol ha alcanzado en las sociedades inglesa, española, y en general europea, de ahí que los acreedores y los accionistas tengan una paciencia ante esta situación que no se daría en cualquier otra actividad económica”, sostiene Martín.
Su estudio analiza el periodo anterior a la aprobación, en 2015, de un Decreto ley de medidas urgentes para intentar forzar un reparto más equitativo de los derechos de retransmisión del fútbol, que hasta entonces beneficiaban de manera muy significativa al Real Madrid y al Barcelona, de forma que la mitad de todos los ingresos por ese concepto se distribuya a partes iguales entre los 20 clubes de la competición y la otra mitad, de acuerdo a un baremo vinculado a la clasificación.
En opinión de Martín, “es posible que se abra una nueva etapa desde 2015” marcada por ese nuevo modelo de reparto de derechos televisivos. Así lo cree un experto del sector, que pide el anonimato: “Lo normal sería que en tres años el ratio entre deuda e ingresos haya bajado de manera significativa”, pero para ello es necesario que continúe “la creciente profesionalización de la gestión” y que el asunto crucial de la negociación de los derechos televisivos no se tuerza.
La Bolsa, ni tocarla
En 1999, en uno de los intentos por profesionalizar el sector, todos los clubes españoles salvo Real Madrid, FC Barcelona, Athletic de Bilbao y Osasuna (que entonces tenían una situación financiera saneada) fueron obligados a convertirse en Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) por orden gubernamental. Desde enero de 2002, estas entidades pueden solicitar la admisión de sus acciones en bolsa, lo que les permitiría captar recursos a cambio de someterse a la exigencia de transparencia del mercado de valores.
El intento de profesionalización de las SAD fue un fracaso y ningún club en España ha optado por salir al parqué, a diferencia de lo que ha ocurrido en otros países europeos, con ejemplos como el Manchester United y el Arsenal (Reino Unido), el Borussia Dortmund (Alemania), el Ajax (Holanda), Benfica (Portugal), o Juventus, Lazio y Roma (Italia), cotizados en bolsa desde hace años.
Hoy por hoy, los dos únicos clubes españoles que podrían dar este paso sin problemas serían el Real Madrid y el Barcelona, que tienen una saneada situación financiera, pero al no ser SAD, esa hipótesis está descartada (pertenecen a sus socios). Otra cosa sería recurrir en un par de años, una vez consolidado el nuevo sistema de reparto de derechos televisivos, a vías de financiación más sofisticadas, como emisiones de deuda o bonos. Pero, a día de hoy, la Bolsa, ni tocarla.