El crecimiento de la economía española mantiene la inercia positiva de los últimos años y está desbordando las expectativas de todos los organismos internacionales. En las últimas semanas, el FMI, la OCDE y la Comisión Europea han revisado al alza sus previsiones para el PIB (Producto Interior Bruto) de nuestro país, superando incluso el optimismo del Gobierno de coalición, normalmente el actor más interesado en sostener una imagen de fortaleza.
De las actualizaciones realizadas por las tres instituciones desde mayo, destaca la que anunció este mismo jueves el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha elevado 0,5 puntos su proyección de avance del PIB en 2024, del 1,9% al 2,4%, y que dejó la de 2025 en el 2,1%. El cuadro macroeconómico que el Gobierno envió a la Comisión Europea a finales de abril contempla un crecimiento del 2% en 2024 y del 1,9% el próximo año.
“La subida de la previsión del PIB del FMI es inusualmente rápida, ya que lo pone por encima del consenso [del resto de instituciones y centros de análisis], cuando lo habitual es que vaya con rezago. Yo también estoy en el 2,4%, aunque a punto de aumentar al 2,5%”, comenta Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics.
La mejora de la estimación “no solo es relevante por la magnitud, sino porque el FMI suele ir 'por detrás de la curva' en lo que respecta a España. Es decir, sus previsiones llegan al consenso varios meses después que los demás. Es poco habitual ver al organismo rompiendo al alza”, coincide el economista Daniel Fuentes.
La nueva previsión del FMI para 2024 prácticamente iguala al crecimiento del 2,5% de 2023, pero con motores diferentes. El año pasado, los factores que más impulsaron la economía fueron el “consumo público [es decir, la inversión/gasto de las Administraciones]”, la creación récord de puestos de trabajo (muchos de ellos en sectores de alto valor añadido y la gran mayoría menos precarios) y el sector exterior (con el destacado 'boom' del turismo pero también de las exportaciones de otros servicios).
En cambio, este 2024, el FMI, la OCDE y la Comisión Europea coinciden en destacar el repunte del consumo de las familias y el despertar de la inversión de las empresas en las revisiones al alza de sus previsiones. La OCDE prevé un 1,8% para 2024, tras elevar su proyección tres décimas en mayo. Mientras, la Comisión Europea alcanza el 2,1%, tras aumentar cuatro décimas su estimación, también en mayo.
“Mi valoración general es de satisfacción”, admitió este jueves Carlos Cuerpo, ministro de Economía, Comercio y Empresa, en una convocatoria de prensa casi de urgencia, para presumir de la revisión del FMI. No en vano, con estos últimos números, el crecimiento del PIB de España triplicará el del conjunto de la eurozona.
Las estimaciones “están muy por encima de nuestras previsiones, las del Gobierno. Así, el FMI se suma a una larga lista de organismos, tanto nacionales como internacionales, que han venido de manera repetida actualizando al alza sus previsiones para la economía española”, añadió.
“Se consolida nuestro país como una de las principales economías avanzadas en términos de crecimiento tanto para 2024, como para 2025”, prosiguió. Sobre las argumentaciones de la actualización de las proyecciones del FMI, Carlos Cuerpo incidió en que “señalan como principales determinantes del crecimiento tanto el buen comportamiento del mercado de trabajo, sobre la base del buen resultado de la reforma laboral, como la dinámica de nuestras exportaciones”.
“Y a futuro [el organismo] señala la recuperación de la demanda interna, con un consumo privado que se verá fortalecido tanto por la recuperación progresiva de poder adquisitivo por parte de los hogares [gracias a la subida del SMI, de las pensiones, a que hay más gente trabajando y a los aumentos salariales en general], como por una inversión de las empresas que se verá apoyada por el despliegue del Plan de Recuperación”, resumió.
“La economía española ha demostrado una destacada resiliencia en un incierto contexto global y pese al endurecimiento de las condiciones financieras [por las subidas de los tipos de interés del BCE]”, incide el comunicado del FMI, publicado este jueves.
Esta buena noticia sobre la actividad en nuestro país coincide, precisamente, con la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de recortar los tipos de interés oficiales. Una bajada del 'precio' del dinero desde el 4,5% —un máximo desde 2008, en el que lo mantenía desde otoño— que, efectivamente, supondrá un alivio para las familias hipotecadas, para las empresas y para economía en general.
Moderación de la inflación
“El recorte del BCE marca un punto de inflexión, que es una buena señal desde dos puntos de vista: responde a una valoración positiva sobre la inflación [el FMI espera que disminuya ”aún más, acercándose al objetivo del 2% del BCE antes de mediados de 2025“] y supone un alivio para los hogares y para las empresas”, reiteró el ministro de Economía, quien calcula que “las familias hipotecadas a tipo de interés variable podrían lograr un ahorro de cerca de 400 euros en este 2024, en promedio”.
Preguntado sobre si el Gobierno se plantea revisar su cuadro macroeconómico, Carlos Cuerpo indicó que es un cuadro de previsiones “prudente”, porque “tiene que ser la base de los Presupuestos Generales del Estado de 2025”, y reconoció que al ser superado por las estimaciones de los organismos internaciones, “nos hace estar cómodos”.
Lo cierto es que crecimiento económico ayuda a rebajar el déficit presupuestario (el desequilibrio entre ingresos y gastos, en relación al PIB) y el endeudamiento (la deuda pública también en relación al PIB). Actualmente, el Gobierno confía en dejar el déficit en el 3%, según exige la UE, y seguir reduciendo la deuda.
Reforma fiscal
“En julio, en el Informe de Situación sobre la economía española [que se publica anualmente], veremos si cabe actualizar nuestras previsiones”, explicó el ministro. En su comunicado, el FMI elogia “el compromiso del Gobierno de coalición con la disciplina fiscal, a pesar del difícil entorno político [ahora que vuelven las reglas fiscales a la Unión Europea]”. Y avisa de que “será necesaria una consolidación fiscal sostenida y favorable al crecimiento, integrada en un plan fiscal explícito de medio plazo, centrado en reducir las ineficiencias tributarias y ampliar la base impositiva”.
Por otro lado, el organismo internacional enfatiza “la necesidad de garantizar que los impuestos sobre las ganancias inesperadas a los bancos y las empresas de energía, si se hacen permanentes [es el compromiso del Gobierno de coalición], estén diseñados apropiadamente para minimizar posibles distorsiones”.
Este martes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero comentó que “estamos trabajando con la Comisión Europea para dar por cumplido el hito de la reforma fiscal”, y valorando si “incorporar algún elemento que a ellos [el Ejecutivo comunitario] les parezca que puede tener algún interés”.
Por ejemplo, la responsable del Ministerio de Hacienda ha abordado que “los efectos de la propia crisis de Ucrania aún no han pasado”, y ha dejado abierta la posibilidad de prorrogar la rebaja de los alimentos, vigente hasta este mes de junio según el último decreto anti crisis.
El Gobierno de coalición tiene entonces pendiente convertir en impuestos permanentes los gravámenes temporales a la banca y a las energéticas. Mientras, ya ha creado el impuesto a las grandes fortunas, el impuesto a los envases de plástico no reutilizables y este martes dio el paso definitivo para que las grandes empresas tributen al menos por el 15% del beneficio, según lo acordado en el marco de la OCDE.
Por último, el FMI hace dos recomendaciones conocidas. Primero, destaca “la importancia de adoptar un conjunto equilibrado de medidas necesarias para garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones”. Segundo, recuerda “que aumentar la oferta de vivienda es clave para mejorar la asequibilidad”, uno de los principales problemas actualmente.