Más de 230.000 personas trabajan en el sector de los grandes almacenes que tienen por delante unos meses clave para determinar cómo van a ser sus condiciones laborales durante los próximos cuatro años. A partir de enero echarán a andar las negociaciones del nuevo convenio colectivo. Como paso previo, las inminentes elecciones sindicales donde los representantes de los trabajadores buscan arañar cuota de representatividad.
La cita con las urnas que se llevará a cabo este noviembre estará marcada por la inflación y la pérdida de poder adquisitivo de las plantillas. Por ello, los sindicatos ya adelantan que tratarán de lograr en el futuro convenio una subida salarial histórica, aunque también tendrán peso otras cuestiones como ampliar el número de fines de semana de descanso.
El objetivo de los representantes de los trabajadores es empezar a negociar tan pronto como sea posible, en cuanto arranque 2023.
El convenio afecta a todas las compañías que forman parte de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged). En ella hay enseñas con perfiles muy diferentes: desde grandes almacenes como El Corte Inglés; hipermercados como Carrefour, Eroski o el grupo Auchan (Alcampo), pasando por grandes cadenas especializadas como Ikea, Fnac, Media Markt, Leroy Merlin, Aurgi, Bricomart, Conforama, Costco o Dufry. También ligadas al comercio textil, como C&A o Tendam (Cortefiel, Springfield o Women’Secret) o la división de tiendas de Apple, entre otras.
Una variedad de foco de negocio y de implantación territorial donde patronal y sindicatos negociarán un marco común, porque luego cada compañía podrá pactar su propio sistema de incentivos y pluses, lo que deriva en una disparidad de condiciones finales entre las diferentes empresas con representatividad en Anged y empleos que, con funciones similares, tienen retribuciones distintas. Además, quedan fuera de este ámbito y de esta negociación las empresas de supermercados, aunque su foco de actividad pueda parecer similar, como Mercadona, Lidl o Dia, que tienen otras patronales y convenios propios.
La clave de todo, la subida salarial
En el caso de las compañías integradas en Anged, la línea de salida está en el convenio pactado en la primavera de 2021, cuando el comercio aún contenía la respiración por el golpe que había supuesto la pandemia a las economías domésticas, a la afluencia a sus tiendas y a las ventas. Entonces, los sindicatos Fetico, Fasga y CCOO firmaron un convenio que contempló una subida del 2% en dos años, a razón de un 1% en 2021 y otro porcentaje similar para el año aún en curso. En ese momento, las plantillas se apretaron el cinturón pero ahora, con la inflación en el 9%, el escenario es muy distinto.
“Con la COVID, los trabajadores fuimos responsables y ahora a quien le toca la responsabilidad es a los empresarios”, apunta Antonio Pérez, secretario general de Fetico, que tiene una representatividad actual en el conjunto de Anged de más del 50%. Mientras, Fasga está por encima del 15% –pero es mayoritario en El Corte Inglés– y CCOO y UGT están en torno al 10%. Unos porcentajes que pueden cambiar después de las elecciones de noviembre, aunque las organizaciones asumen que, de cara al convenio, irán todos a una.
Las diferentes fuentes sindicales consultadas recalcan que, aunque hay otras cuestiones sobre la mesa –tanto de cara a las elecciones, como en lo que tiene que ver con el convenio– el eje de todo el debate es la subida salarial. CCOO ya adelantó a finales de septiembre que iba a proponer una recuperación del poder adquisitivo, con un incremento salarial mínimo del 18% en cuatro años, a razón de un 4,5% anual. Por su parte, Fasga reclama un alza del 6%, tanto en 2023 como en 2024; y del 3,2% en los dos años posteriores, 2025 y 2026. Esas subidas salariales suponen un incremento del 18,4%, pero, en cambio, en el salario base el incremento se elevaría al 19,6%.
Ese es otro de los aspectos donde se quiere poner el foco, el salario base, que en el último convenio se quedó ligeramente por encima de los 15.000 euros. Tanto CCOO como Fasga instan a llegar a superar los 18.000 euros.
En cambio, Fetico de entrada no quiere adelantar qué pedirá en la negociación. “Me gusta separar el electoralismo de las negociaciones”, asegura su secretario general, que sin embargo apunta: “Vemos que vamos al mayor crecimiento salarial de la historia, pero hasta el 1 de enero no se abre la negociación. Vamos a estar hablando de una [subida] del 18%, con un complemento o primas; hay mucho detalle económico, de varios puntos de crecimiento que tiene que ir en la negociación”.
El presidente de Fasga, Miguel Venegas, también se posiciona en el mismo sentido: “La negociación va a ser compleja; porque es la revisión salarial más potente de la historia”. Este sindicato apunta otras medidas que también se van a poner sobre la mesa, como bajar ocho horas la jornada anual, a 1762 horas; aumentar a 32 el número de días de vacaciones; reducir de 23 a 17 domingos y festivos trabajados en aquellos centros donde se abre todo el año y aumentar en uno el número de fines de semana donde se descansan las dos jornadas. También CCOO ha apuntado propuestas para aumentar la capacidad de captación de profesionales, como fijar un mínimo de 28 horas en caso de jornada parcial y reducir el número máximo de domingos trabajados, compensándolos con 60 euros por jornada y garantizando un fin de semana libre al mes.
Las empresas aumentaron un 10% sus ingresos en 2021
De momento, la patronal Anged no entra a valorar cuál es su planteamiento de cara a las próximas negociaciones. “El convenio actual sigue vigente hasta que termine este año”, indican desde Anged. “Primero vamos a esperar a que se inicien esas negociaciones el próximo año y poder compartir en la mesa de negociación con todos los representantes de los trabajadores y las empresas las distintas visiones”, se limitan a indicar.
Las empresas llegan a la negociación después de haber incrementado un 9,7% sus ingresos en 2021. En conjunto, las compañías de Anged facturaron en el último año 40.049 millones de euros, una cifra que roza los niveles prepandemia. Para el año en curso señalan el impacto del aumento de precios en sus negocios. “La inflación es el peor enemigo de la sociedad, también de la distribución, porque depreda los márgenes empresariales y recorta la renta y el consumo de los hogares”, aseguró el presidente de Anged, Alfonso Merry del Val hace unas semanas, al presentar cómo le había ido a las empresas de grandes almacenes en el pasado año.
“No todas las empresas van igual de bien, que nos demuestren los datos que tienen”, asegura el presidente de Fasga. “Toca subir los salarios. O cuidan o incentivan o se van a quedar sin plantilla”, concluye Miguel Venegas.