Alemania también pide su derecho a desconectar

Aldo Mas

Berlín —

Al día se mandan en el mundo miles de millones mensajes desde 3.700 millones cuentas de correo electrónico. La mitad de ellos tienen lugar en el ámbito laboral, según los datos de la consultora tecnológica Radicati Group, una empresa con sedes en la ciudad estadounidense de Palo Alto (California) y en Londres. Resulta muy difícil calcular cuántos de esos e-mails aparecen en la bandeja de entrada de los empleados a deshora. Pero haberlos, los hay, y su existencia constituye un problema en el mundo laboral.

A ellos están asociados problemas de salud como el síndrome del desgaste profesional o burnout. Éste resulta de la exposición prolongada de las personas al estrés, y se traduce en ineficacia y, peor aún, en enfermedades como la fatiga crónica.

No en vano, este año se inscribía en el código laboral de Francia el llamado “derecho a la desconexión”. Éste protegía, en la práctica, a los trabajadores ante la supuesta obligación de responder a mensajes profesionales enviados fuera de sus horarios de trabajo. En España, ya hay empresas que, como la aseguradora Axa, reconocen el derecho a desconectar del trabajo. Queda lejos, eso sí, la voluntad de analizar fórmulas para incorporar a la legislación ese derecho manifestada a principios de año por el Ministerio de Empleo que dirige Fátima Báñez.

En Alemania, país que para muchos pasa por tener una economía modélica, no existe como tal ese derecho a la desconexión. Grandes empresas, sin embargo, reconocen la necesidad de proteger la salud de los empleados frente al estrés que supone recibir mensajes de trabajo fuera de las horas de la jornada laboral. Además, existe un intermitente aunque intenso debate público sobre esta cuestión. Estos días, precisamente, el fabricante de automóviles de lujo Porsche, marca integrante del consorcio germano Volkswagen, se ha convertido en escenario donde enunciar reivindicaciones sobre el derecho a la desconexión.

Uwe Hück, miembro del Consejo de Supervisión de Volkswagen y presidente del comité de empresa de esa marca de coches, alzaba la voz hace unos días para que hubiera cambios en su compañía. “Leer e-mails del jefe y responder fuera de la jornada laboral es tiempo de trabajo que no está pagado, esto hace crecer el estrés y no está para nada bien”, afirmaba Hück.

Para él, su compañía debería instaurar en su funcionamiento que ningún empleado reciba correos electrónicos de trabajo entre las siete de la tarde, hora en la que cierran las oficinas de Porsche, y las seis de la mañana del día siguiente. Sus reivindicaciones en la empresa, que emplea a 27.600 personas, pasan por establecer un sistema que regule la desconexión de los trabajadores en la primera mitad de 2018.

“Las empresas deben, por ley en Alemania, facilitar un tiempo de descanso, como mínimo de once horas, por eso el señor Hück ha hecho esas afirmaciones, para crear una protección”, reconocen a eldiario.es desde Porsche. Con esas palabras, hacen referencia, citando casi palabra por palabra, el artículo 5 la Ley de Protección Laboral alemana. Ésta, con fecha de 1994, seguro que no se redactó teniendo en cuenta las implicaciones de Internet en el mundo del trabajo. En Porsche afirman que respetar esas once horas de descanso, “a menudo no es posible por el flujo habitual de correos electrónicos”.

Dieta de e-mails

No sorprendería que esa situación llegara pronto a su fin en Porsche. Otras grandes empresas alemanas ya aplican medidas que frenan el uso de herramientas de trabajo fuera de la jornada laboral. Por ejemplo, la empresa química germana BASF, un referente mundial en su sector, lleva un par de años poniendo en práctica un programa bautizado como “dieta de e-mails”.

El objetivo de la iniciativa es que todos los trabajadores de la compañía se interroguen sobre su comportamiento a la hora de redactar correos electrónicos. “¿Obtengo siempre todas las respuestas a través de un clic? Una llamada trae a menudo más resultados que escribir un e-mail aquí y otro allá”, según los términos de Margaret Scukale, la responsable del área de trabajo en BASF que implementó la idea.

Poner al correo de vacaciones

En Daimler, fabricante de coches responsable de marcas como Mercedes-Benz o Smart, funciona desde hace tres años la opción Mail on Holiday o “correo electrónico de vacaciones”. Esta posibilidad tecnológica del sistema de correo electrónico de la empresa permite a los 100.000 empleados que la compañía tiene en Alemania no tener que preocuparse por los e-mails que puedan recibir cuando se van de vacaciones.

“Los e-mails que les llegan son borrados automáticamente, quienes los envían reciben una notificación al respecto, y así se evita que los trabajadores cuando vuelvan de vacaciones no tengan 500 e-mails en la bandeja de entrada”, explican desde las oficinas de Daimler a eldiario.es.

Sin embargo, Mail on Holiday se activa de forma voluntaria. Es una decisión personal del empleado. Sobre su uso, Daimler no ofrece estadísticas. Además, como su propio nombre indica, poner de “vacaciones al e-mail” durante quince días en agosto, por ejemplo, no resuelve problemas asociados a correos electrónicos de trabajo enviados a deshora entre semana. Con lo cual, es muy probable que en Daimler todavía se envíen e-mails de trabajo una vez terminada la jornada, que suelen ser de siete horas.

“Entre semana, en la empresa nadie espera recibir una respuesta fuera del horario de trabajo”, apunta un cuadro de la compañía con sede en Stuttgart (suroeste germano). Según datos de la Asociación Alemana de Tecnologías de la Información y Nuevos Medios (Bitkom), casi cuatro de cada diez alemanes (un 38%) están pendientes de los correos profesionales en lo que se supone que es su tiempo de descanso tras la jornada laboral.

Aprobación de los sindicatos

Esa proporción aún resulta elevada, por eso en los sindicatos ven con buenos ojos ideas como la lanzada por Uwe Hück. En sindicatos como IG Metall, referente sindical en el sector industrial, insisten estos días en que “trabajar en la era digital requiere creatividad y buenas ideas”. Así se ha manifestado en unas declaraciones recogidas por eldiario.es Christianne Benner, co-presidenta de IG Metall. Para ella, que no haya “correos después del trabajo ni en vacaciones es un arreglo sensato para reducir la presión creciente” que viven los empleados del sector.

Con desconfianza participan en el debate animado por Hück otras voces del mundo empresarial teutón. Martin Leutz, portavoz de la patronal del sector metalúrgico, ha descalificado las ideas del representante de Porsche hablando de “populismo puro” si de lo que se trata es de generalizar la ausencia de correos electrónicos entre trabajadores de siete de la tarde a seis de la mañana del día siguiente. Poner el grito en el cielo no impedirá, sin embargo, que haya empresas que elijan adaptarse a los riesgos laborales de la era de la información.