El turismo sigue tirando de la economía española, al menos en las grandes cifras. En 2015, se volvió a registrar récord de llegadas de turistas extranjeros con 68 millones de visitantes mientras el barómetro que realiza el lobby turístico Exceltur señalaba que 95 de los 105 destinos analizados habían experimentado un incremento de los ingresos en ese ejercicio. El empleo turístico creció además un 5,4% respecto al año anterior.
Pero detrás de estos datos, los sindicatos denuncian que los puestos que se crean son precarios y que las condiciones laborales no son las adecuadas. Subcontratas, fuerte temporalidad y bajos salarios son algunas de las quejas de los empleados del sector.
Lo constata Gonzalo Fuentes, trabajador del turismo y secretario de Política Institucional de Servicios de CCOO, que asegura que los puestos de trabajo que se crean son a costa de destruir empleo estable y de calidad y sustituyéndolos por otros peores y con menos derechos. “No se entiende que después de que 2015 haya sido un año récord y de que la ocupación, las pernoctaciones o la rentabilidad hotelera hayan crecido, el empleo aumente por debajo de esos indicadores y que, además, el que se cree sea tan precario. Las previsiones para 2016 son excelentes y la cosa sigue igual”, dice.
En 2015, la contribución directa de los viajes y del turismo al empleo en España se cifraba en 937.500 puestos, según el último informe del World Travel & Tourism Council, mientras que indirectamente su peso ascendía al 16,2% de total del empleo, hasta suponer casi tres millones de puestos de trabajo. Un peso que también constatan las cifras recogidas por Turespaña, a partir de la Encuesta de Población Activa, que refleja que el año pasado los ocupados en las actividades turísticas crecieron un 5,4% respecto al ejercicio anterior, hasta 2.322.381 personas empleadas en la hostelería, el transporte de viajeros y otras actividades relacionadas con el sector turístico.
El problema no es tanto la creación de puestos sino las condiciones de los mismos, donde persiste la precariedad laboral. Entre las prácticas habituales, según explican algunos afectados, es que se hagan contratos por menos horas de las que se trabajan. “Tenía firmadas 12 horas y trabajaba 35”, cuenta María (nombre ficticio), que hacía turnos de camarera en un bar del centro de Madrid. “No he cobrado horas extras jamás”, añade al hablar del tipo de jornadas y las condiciones que se aplican en hostelería.
La atomización del sector compuesto por bares en general pequeños hace que en muchos casos la organización de los trabajos se perciba como complicada. “Nadie te ayuda”, concluye. Ahora se lleva el concepto de “ayudante de camarero”, cuenta María al hablar de las ofertas de trabajo en el sector. “Se escudan en que la gente es principiante a no ser que lleve 35 años trabajando”, explica. En este sentido, explica que cuando le han llamado de algunas ofertas se molestan si les pregunta datos específicos sobre salario o jornada laboral.
CCOO estima que este año unas 500.000 personas que trabajan en la hostelería lo harán sin la protección de un convenio colectivo. De ellas, cerca de 350.000 llevan más de un año sin convenio. “Están parados”, afirma Gonzalo Fuentes, que augura un aumento de la conflictividad laboral de aquí al verano si las patronales no dialogan y las negociaciones siguen estancadas.
Ignacio Guido, presidente de la Asociación de Camareros y Maîtres de España, apunta que en estos dos últimos años el empleo del sector “se está recuperando”. Sobre las condiciones, reconoce que “cuando llegó la crisis” fueron a peor y que ahora “vuelven a coger su cauce”.
La precariedad de las camareras de hotel
En el terreno hotelero, las cifras económicas también han marcado buenos puntos en cuanto a datos económicos. El RevPar del sector, indicador que sirve para medir la rentabilidad de los establecimientos o cadenas, subió un 11% el año pasado. Por su parte, el ADR (la media de ingreso diario) se situó en 78,7 euros, lo que representó un incremento de casi el 6%. Sin embargo esta mejora de los resultados no ha ido acompañado de una mejora en las condiciones laborales de los trabajadores.
Y es que otro de los problemas con los que se están encontrando las plantillas del sector son las empresas multiservicios: firman convenios propios que se desmarcan de las condiciones laborales contenidas en los acuerdos sectoriales. En la práctica esto supone sustanciosas bajadas de sueldo y, en general, pérdida de derechos adquiridos. Muchos establecimientos externalizan parte de sus servicios a este tipo de empresas.
Las camareras de piso que limpian y arreglan las habitaciones de los hoteles son uno de los colectivos más perjudicados por la precariedad y por estas externalizaciones. Largas jornadas de trabajo por una paupérrima remuneración y con presión por cumplir un número muy elevado de limpieza de habitaciones. Su externalización a empresas multiservicios les llega a suponer una merma de hasta el 40% de su salario. Si antes cobraban de media 20.000 euros, muchas pasan a ganar 14.000. La cadena hotelera NH, por ejemplo, externalizó su servicio de limpieza hace tres años en medio de las protestas de los trabajadores.
Los sindicatos han impugnado varios de los convenios firmados por empresas multiservicios en los que, denuncian, existe fraude de ley. “Crean comités ad hoc para firmar estos convenios, hechos para permitir el recorte de sueldos y derechos”, denuncia el representante de CCOO. Las centrales piden un cambio que frene estas prácticas y proponen que sea el convenio del sector el que prime para los trabajadores afectados por contratas y subcontratas, salvo que el de empresa les resulte más beneficioso.
Nota informativa: esta información fue previamente publicada el 26 de marzo de 2016.