La economía de España conquista a los inversores internacionales pese a la inestabilidad política

Daniel Yebra

18 de marzo de 2024 23:13 h

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“Los inversores tienen razón al preferir España a otros grandes países europeos”, titula un informe reciente de Natixis, uno de los bancos de inversión más importantes de Francia. La economía de nuestro país ha conquistado al capital internacional pese a la inestabilidad política. “La visión positiva que se tiene de España en comparación con Francia, Alemania o Italia es razonable”, continúa la entidad. El mundo financiero está transigiendo con la fragmentación parlamentaria y el accidentado calendario electoral regional (Catalunya en mayo y Euskadi en abril) y destaca la fortaleza del crecimiento de nuestro país.

España avanza más deprisa que los otros tres grandes países del euro”, dice Natixis. “La exposición de España al comercio mundial [que se ha desacelerado] es mucho menor que la de Alemania. La competitividad de costes de España es positiva. La producción industrial no disminuye. La balanza comercial es excedentaria [es decir, el sector exterior suma al PIB]. Y España ha desarrollado significativamente las energías renovables”, sintetizan los analistas del banco.

“La economía española, competitiva e impulsada por los servicios, debería registrar tasas de crecimiento superiores a la media de la eurozona durante el periodo entre 2024 y 2027”, afirma la revisión del 'rating' [calificación, en inglés] de la deuda de nuestro país que S&P publicó el pasado viernes. Esta agencia internacional, una de las tres de referencia junto a Moody's y Fitch, mantuvo la 'nota' de España en una A (lo que sería equivalente a un notable) con “perspectiva estable”, pese a que admite que “el Gobierno en minoría tendrá que contar con el apoyo de un grupo heterogéneo de partidos para aprobar leyes, lo que podría dificultar la aplicación de las políticas”.

El mismo día, Moody's coincidió en dejar a nuestro país en un aprobado holgado y mejoró la perspectiva de estable a “positiva”, el paso previo a un aumento de la calificación, porque considera que el modelo de “crecimiento es más equilibrado”.

Los informes de ambas agencias se dieron a conocer días después de que el Gobierno de coalición diera por imposible la negociación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2024. En el caso del de Natixis, ni siquiera menciona la inestabilidad política. Este último se publicó el 11 de marzo, antes de que la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, reconociera que el adelanto de las elecciones catalanas al 12 de mayo alteraba “el tablero político” y hacía imposible llegar a acuerdos con los grupos nacionalistas de Junts y ERC, cuyos votos en el Congreso son necesarios para sacar adelante cualquier iniciativa.

El dato que mejor recoge estas afirmaciones y comentarios es la prima de riesgo. Este indicador que hoy parece de otro tiempo es el resultado de comparar el tipo de interés que se exige a la deuda de España en los mercados financieros con el que paga Alemania, considerado el socio del euro más fiable. La prima de riesgo sirve para medir cuántas dudas hay sobre la capacidad de una economía para cumplir con sus compromisos. Actualmente, este indicador está cerca de su mínimo de los últimos años, y eso que el Banco Central Europeo (BCE) ha reducido sus compras de deuda, que fue la principal vía con la apaciguó la crisis de deuda hace una década y con la que evitó una situación similar en 2020.

Concretamente, la prima de riesgo está por debajo de los 80 puntos básicos. El tipo de interés de la deuda de España de referencia (con vencimiento a 10 años) es de cerca del 3,25%. El de Alemania, en el 2,45%. En 2012, este diferencial llegó a escalar por encima de los 600 enteros. En lo peor de la pandemia, superó momentáneamente los 140 puntos básicos. Hoy, Francia apenas paga un poco menos que nuestro país.

“El tipo de interés a largo plazo de la deuda pública española ha caído en relación con los bonos alemanes y franceses y es inferior al tipo de interés a largo plazo de Italia. Esto demuestra que los inversores prefieren España a los otros tres grandes países de la zona euro”, describe Natixis.

A pesar de la fragmentación parlamentaria

Moody's incluso aprecia que el riesgo de “la política interna” es “moderado”. “Las tensiones políticas entre el Gobierno central y las fuerzas independentistas en Catalunya son una característica clave de la legislatura”, observa la agencia de 'rating'. “Sin embargo, estas tensiones no tendrán un impacto negativo”, añade.

Estas visiones dan aire al aplomo con el que el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, aseguró este domingo en una entrevista con elDiario.es que, “en términos prácticos, el espacio que genera [la prórroga de los PGE de 2023] es suficiente para seguir avanzando con las prioridades políticas para este año 2024, y concentrar ahora el esfuerzo en los Presupuestos del año 2025”.

El Gobierno de coalición está convencido de encajar el tropiezo que supone no contar con PGE este año, y se dispone a remachar las cuestiones que sean necesarias con Reales Decretos-leyes y otras vías. Por ejemplo, el pasado martes ya anunció una subida del 2% de los salarios de los trabajadores públicos mediante una enmienda en la tramitación del real decreto de medidas frente a la crisis provocada por la invasión rusa de Ucrania.

Las dificultades son inevitables. “Hay vías alternativas a los Presupuestos Generales para seguir impulsando las políticas, pero ofrecen un enfoque asimétrico y parcial. Y muy posiblemente son más tortuosas y difíciles de aprobar que unos nuevos PGE”, lamenta Carlos Martín Urriza, portavoz de economía y hacienda del grupo parlamentario de Sumar.

“Fragilidad política, economía resistente”

Eso sí, el ritmo de crucero que ha tomado la actividad económica no está en peligro. “A pesar de la fragilidad política, la economía española parece relativamente resistente, con un crecimiento medio del PIB real del 2% en 2024-2027, frente al 1,2% de la eurozona”, incide S&P.

“Las exportaciones netas seguirán siendo clave. Los boyantes ingresos por turismo mantuvieron a flote las exportaciones en 2023, pero esperamos que otros componentes aumenten con la recuperación de la demanda exterior en 2024-2027. Esto compensará parcialmente el aumento de las importaciones debido al dinamismo de la demanda interna y las importaciones de capital”, detalla la agencia de calificación.

S&P resalta el “sólido consumo privado (tres cuartas partes del PIB). Al igual que para otros países de la eurozona, la relajación de las condiciones de financiación [por la futura bajada de los tipos de interés del BCE] y la disminución de la inflación impulsarán los ingresos reales y el gasto de los consumidores. Pero España se recuperará a partir de una base más sólida tras una ligera desaceleración en 2023 gracias, en parte, a la prórroga parcial de las medidas de choque del Gobierno”.

“En comparación con sus homólogos industriales de la eurozona, España se ha beneficiado de la mayor agilidad de su economía, impulsada por los servicios (70% del PIB) y ha diversificado significativamente su suministro energético frente a la crisis de los precios de la energía de 2022”, prosigue. Además, acentúa la fortaleza del mercado laboral y el apoyo de la inversión pública, en parte por el despliegue del Plan de Recuperación. Al margen de la inestabilidad política, que precisamente advierte que podría retrasar los desembolsos de los fondos europeos, el otro punto negativo que reseña es “la atonía de la inversión privada”.

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