La economía vuelve a sorprender al alza: creció un 0,8% en el primer trimestre, el mayor avance en casi dos años

Daniel Yebra

25 de junio de 2024 09:01 h

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Las sorpresas positivas se han convertido en la normalidad para la economía de España. El crecimiento del PIB (Producto Interior Bruto) volvió a batir las expectativas en el primer trimestre. La actividad económica creció un 0,8% entre enero y marzo de este 2024, respecto al final de 2023, protagonizando el mayor avance trimestral en casi dos años y liderando a la eurozona.

El incremento del PIB fue una décima mayor de lo previsto por el INE a finales de abril. Principalmente, gracias al despertar de la inversión de las empresas —el gasto en maquinaria y bienes de equipo se elevó un 3,7%, el mayor salto desde el primer trimestre de 2022— por el despliegue del Plan de Recuperación y de la inversión en vivienda (2,8%). Y también, de nuevo, por la fortaleza del sector exterior (responsable de cinco de las ocho décimas de avance del PIB), especialmente por el 'boom' del turismo y de las exportaciones de otros servicios.

El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, destaca también que es un crecimiento equilibrado con “la aportación del consumo privado”, impulsado por las mejoras del poder adquisitivo —el gasto de las familias aumentó un 0,4%, su quinto incremento trimestral consecutivo—. En parte, por la moderación de la inflación, aunque se ha estancado en 3%. Pero, sobre todo, por “la creación de empleo de calidad”.

El ritmo de crecimiento interanual, respecto al mismo trimestre del año pasado, es del 2,5%. A esta cifra es a la que el propio Carlos Cuerpo y la mayoría de instituciones (nacionales e internacionales) y centros de análisis esperan que se acerca el avance del PIB en nuestro país en el conjunto del ejercicio, manteniendo el ritmo de 2023 y superando las expectativas de comienzos de año.

El reto de Ejecutivo de coalición ahora es que este “elevado dinamismo” de la actividad llegue a todas las familias, dado que muchas están asfixiadas por la inaccesibilidad de la vivienda (por los altos precios en el mercado del alquiler y las subidas de los tipos de interés en el mercados de las hipotecas) y por la inflación en los supermercados.

Crecimiento del 2,5% en 2024

Hace una semana, el ministro de Economía adelantó que el Gobierno actualizará su previsión de crecimiento en 2024 “a cerca del 2,5%” en el informe sobre la situación económica de nuestro país que en julio enviará a la Comisión Europea, confirmando la inercia positiva de la actividad de los últimos años, que no ha parado de sorprender positivamente, gracias a “los cambios estructurales” en el mercado de trabajo por la reforma laboral y gracias al despliegue del Plan de Recuperación, financiado por la UE. Ambos factores se reflejan en las cifras récord de creación de puestos de trabajo, y se traslada al gasto agregado de las familias.

El año pasado, los factores que más impulsaron la economía fueron el “consumo público [es decir, la inversión/gasto de las Administraciones]”, el mismo mercado laboral (con nuevos contratos en sectores de alto valor añadido y la gran mayoría menos precarios) y el sector exterior (con el papel protagonista del turismo pero también de las exportaciones de otros servicios). 

Con esta inercia, en este 2024, todos los organismos coinciden en resaltar el repunte del consumo de los hogares —ya supera en algo más de un punto el nivel previo a la pandemia, como se observa en este último gráfico— y el revivir de la inversión de las empresas en las revisiones al alza de sus previsiones. Y es una tendencia que se ha confirmado en este primer trimestre.

El turismo no frena

Hasta el mes de abril, llegaron a nuestro país 24 millones de turistas internacionales, “el mejor comienzo de año en la serie disponible: en apenas unos meses, ya nos han visitado tres millones más de turistas extranjeros que en el mismo periodo de 2023 (un crecimiento del 14,8% interanual)”, recalca el último informe de Caixabank Research. El 'boom' del turismo no se agota pese a las problemas que está creando en el mercado de la vivienda de las grandes capitales y en los principales destinos, pese a la escalada de los precios o pese a los efectos del cambio climático.

Según los cálculos del mismo centro de análisis, crecerá un 5% en 2024 y duplicará el avance del PIB conjunto de España. El PIB turístico real llegó a hundirse un 60% en 2020. En 2021 rebotó un 43%, en 2022 otro 61% hasta rozar el nivel previo a la pandemia. En 2023, creció un 7,6%, situándose cinco puntos por encima de 2019, y Caixabank Research espera que este año avance un 5,4%, y que en 2025 lo haga un 3,2%, hasta rebasar en catorce puntos porcentuales el nivel de antes del shock de la COVID.

En 2023, supuso un tercio de todo el crecimiento del PIB del 2,5%. “En 2024, creemos que representará un cuarta parte del aumento de la actividad económica en nuestro país; en 2024, una quinta parte [el peso del sector turístico respecto al PIB total sigue aumentado pero se estabilizará en alrededor del 13%]”, resumió el economista Oriol Aspachs en la presentación del informe. “De mantenerse el ritmo de crecimiento de las llegadas de turistas de este comienzo de año (aumento del 14,8% interanual en enero-abril), estaríamos hablando de cerca de 100 millones de llegadas de turistas a nuestro país en 2024”.

La productividad y la inversión

El fuerte rebote de la economía española desde 2021, tras el shock de la pandemia, y el crecimiento de los últimos dos trimestres hasta despegarse casi cuatro puntos desde el nivel previo a la COVID tiene dos debilidades. La primera, que la inversión de las empresas es el componente del PIB más retrasado. Y de la inversión depende el crecimiento futuro.

La segunda es que una buena parte del dinamismo de la actividad se explica por el turismo y por el incremento de la población y la incorporación de inmigrantes al mercado de trabajo, lo que ha frenado a la productividad. Es decir, el PIB crece pero menos o no supera el aumento de las horas trabajadas en nuestra economía. La relación PIB/horas trabajadas es la forma de medir la eficiencia del empleo o la productividad más común, y también sirve para apuntalar el crecimiento futuro.

En el primer trimestre de 2024, la productividad avanzó un 1,1%, su tercer trimestre en positivo, tras retroceder en la primera parte de 2023.