El fichaje del PP de Pablo Casado en materia económica, Daniel Lacalle, ha situado las pensiones en el centro de la precampaña electoral. Una mención a recortes de hasta el 40% en las cuantías de las pensiones referida a otros países, según ha explicado el economista, han puesto todos los focos sobre Lacalle y su postura sobre el sistema de pensiones. En sus años como tertuliano en medios de comunicación, el ahora candidato del Partido Popular ha defendido que la solución al reto del envejecimiento de la población pasa por modificar el actual sistema de reparto de pensiones a uno mixto de capitalización, en el que exista una pensión mínima garantizada y que se complemente con aportaciones de ahorro individual.
“El sistema de reparto está mal pensado cuando se plantea como un sueldo completo”, apuntaba el gurú económico del PP en una entrevista. “Ningún sistema de pensiones se creó para que cuando empezases a recibir la pensión fuese un sueldo completo para que vivieras tú, tu familia y tal. No. Estaba pensado como un complemento que, después de haber acumulado una cierta riqueza, como tu piso, tendrías además un complemento. Yo creo que hay que verlo de esa manera”.
En la actualidad el sistema de pensiones en España consiste en un sistema de reparto, también llamado de solidaridad, en el que las pensiones de los jubilados, viudas y demás pensionistas se sufragan con las cotizaciones a la Seguridad Social de las personas que están trabajando. Esas cotizaciones dan el derecho a los trabajadores a sus pensiones futuras, pero ese dinero no se está depositando en una cuenta individual para esa persona sino que financia las prestaciones que reciben los pensionistas en ese momento.
“Única” solución frente el envejecimiento
En los próximos años el sistema de pensiones español deberá afrontar un aumento del número de beneficiarios, que elevará el gasto en esta materia, debido al envejecimiento de la población ligado al aumento de la esperanza de vida de las personas y a la reducción de la natalidad en el país. Una de las primeras pruebas será la jubilación de la generación del baby-boom, para la que se requieren ajustes en el sistema según la mayoría de organismos y partidos políticos.
El debate reside en qué ajustes son necesarios. Algunas voces sostienen que el aumento del gasto es un reto asumible por el actual sistema público y que se puede resolver con un aumento de los ingresos, ya sea a través de aportaciones del Estado, impuestos finalistas para pagar las pensiones o que parte de los impuestos generales que se recaudan se dirijan a pagar las pensiones al igual que se destinan a otras partidas políticas. El Banco de España sostiene que la creación de empleo por sí sola, aún en sus previsiones más optimistas, no permitirá sufragar las pensiones a largo plazo si no se complementa con ingresos procedentes de otras fuentes.
La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) considera que en el medio y largo plazo se debe mantener una política abierta de inmigración y fomentar la natalidad para contribuir a financiar las pensiones.
El gurú económico del PP ha mantenido hasta el momento la siguiente tesis: la única posibilidad para afrontar el envejecimiento es la modificación del actual sistema de pensiones, para pasar de uno de reparto a uno mixto de capitalización. “Intentar suplir los ingresos con impuestos confiscatorios hunde la inversión, la actividad económica y el incentivo para crear riqueza y… lleva al sistema público a quebrar”, apuntaba Daniel Lacalle en un artículo en El Confidencial.
En opinión del candidato 'popular', y en este sentido enunció la polémica frase sobre las reducciones del 40% en la cuantía de las pensiones, el aumento de los ingresos para pagar las prestaciones vía impuestos convierte en insostenibles los sistemas públicos y lleva a una reducción de las pensiones.
La capitalización también tiene riesgos
En estos sistemas mixtos de capitalización existe una pensión de solidaridad mínima y se complementa con una parte individual, como una especie de hucha, en la que el trabajador ha ahorrado parte de su cotización. “Sin un modelo mixto, nos vemos abocados a recortes constantes cada cierto tiempo”, añadía el economista en el mencionado artículo.
Ese ahorro individual del sistema de capitalización puede ser gestionado por fondos privados de pensiones, pero también públicos, sostiene Lacalle, que pone como ejemplo el modelo sueco de pensiones. En Suecia, se implantó progresivamente un sistema de cuentas nocionales (específicas para la jubilación) en el que los trabajadores destinan parte de su cotización a su futura pensión individual.
Juan Gimeno Ullastres, catedrático de Economía Política y Hacienda Pública de la UNED y miembro de Economistas Sin Fronteras, explica que la trampa del argumento de Lacalle es presentar la capitalización como la única opción instalando “el mito de la quiebra de la Seguridad Social. Nos lo vienen vendiendo desde 1990 y ahí sigue el sistema”. Gimeno subraya que “se habla de quiera de la Seguridad Social, pero no de quiebra en Defensa Nacional y la mayor parte de la deuda viene por compra de armamento”.
El catedrático considera que un modelo mixto como el de Suecia es una opción más dentro de las posibles, no la única, y en cualquier caso matiza que lo relevante en este caso es determinar cuál es la pensión mínima garantizada que va a ser complementada con las aportaciones individuales. Gimeno Ullastres añade, además, que el sistema de capitalización tiene sus riesgos y afronta también el reto del envejecimiento. Esa aportación individual debe estirarse muchos años: “En este sentido perjudica a las mujeres, que tienen a menudo menores carreras de cotización y una larga esperanza de vida”.
Pablo Antolín, Jefe de la Unidad de Pensiones de Capitalización de la OCDE, explicó en enero en un seminario en Madrid que, aunque el organismo es partidario de extender los modelos de capitalización, “ningún sistema es perfecto” y en todos se asumen riesgos. Entre los destacados para los sistemas de capitalización, Antolín mencionó que “los fondos de pensiones tienden a invertir de manera incorrecta en muchos países”, los riesgos ligados a cualquier inversión financiera y el escaso ahorro en los contextos de bajos salarios.
En las últimas semanas, el líder del PP Pablo Casado ha subrayado en sus intervenciones sobre pensiones su voluntad de fomentar el complemento privado de cara a la jubilación, como las desgravaciones de “hasta 8.000 euros” en los planes de ahorro y que no existan costes de transferencias entre diferentes modalidades privadas de ahorro. “Eso es lo revolucionario, lo que a la gente le hace poder capitalizar más los esfuerzos de su trabajo”, afirmó este lunes, sin mencionar ninguna medida concreta para el sistema público de pensiones.