Madrid, 20 ago (EFE).- La abundancia de gas natural en el mercado y la caída del consumo durante la crisis del coronavirus han hundido el precio de esta materia prima, que el pasado mayo marcó el mínimo histórico, y han desplomado a cotas desconocidas hasta ahora las importaciones desde Argelia a España, que llegan principalmente por gasoducto.
Argelia sigue como principal suministrador y en la primera mitad de 2020 aportó el 21 % del gas que entró en España, pero su peso entre los exportadores queda muy lejos del que tenía en ejercicios pasados, en los que ha representado en torno al 50 % e incluso llegó a alcanzar el 60 % en 2015, según los datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores).
Las principal razón que explica este cambio de tendencia, que es patente desde 2019, ejercicio en el que Argelia representó el 33 % de las importaciones frente al 51 % del año previo, reside en el precio del gas natural en los mercados internacionales, que ha hecho más atractivo el gas natural licuado (GNL).
El GNL se obtiene enfriando el gas hasta convertirlo en líquido, lo que permite su transporte por barco y traerlo desde mercados más lejanos con los que España no está conectada por tubo, si el precio es mejor que el de los contratos a largo plazo que rige en los gasoductos.
PRECIOS DE MERCADO EN MÍNIMOS HISTÓRICOS
El profesor de Economía del IEB Javier Santacruz señala a Efe que ahora la mayor parte del gas natural entra en España en forma de GNL porque es más competitivo por la caída de los costes del transporte.
“Con el coronavirus se ha reducido la demanda tremendamente como ha sucedido con el petróleo. Como se está esperando un relanzamiento económico general, se supone que vamos a tener también un aumento del precio del gas natural”, avanza.
En la misma línea, el analista de Experiencia Trading Ramón Morell explica que EE.UU. ha entrado en el mercado y transporta el gas hasta el puerto de destino a un precio muy económico. “Con precios tan bajos como tenemos en estos momentos, nos compensa más traer GNL que hacerlo con los gaseoductos”, afirma.
A pesar de su menor precio, fuentes del sector añaden que durante la crisis sanitaria de la covid empresas como Repsol, Iberdrola, Naturgy o Endesa han llegado a cancelar barcos contratados con EE.UU. porque era más barato pagar la penalización por incumplir el contrato que traer el gas a España.
Según los datos recopilados por Efe, el precio del gas natural TTF de Ámsterdam para entrega al mes siguiente, considerado la referencia para Europa, sigue una tendencia a la baja desde hace prácticamente dos años.
El 24 de septiembre de 2018 marcó en 29,24 euros por megavatio-hora (MWh) su máximo en los últimos cinco años, desde donde cayó hasta 9,37 euros MWh en junio de 2019, para remontar en ese otoño con la habitual subida de precios de cara el invierno y alcanzar los 16,8 euros.
El parón económico por la crisis sanitaria ha desplomado la demanda y los precios, que marcaron el mínimo histórico de 3,5 euros por MWh el 28 de mayo pasado y, pese a la recuperación vivida desde entonces, continuaban a mediados de agosto por debajo de 8 euros, cota que perdió en marzo.
En el Mibgas, el mercado de referencia para la zona de España, la evolución ha sido paralela y el 23 de mayo de este año marcó el mínimo histórico en 4,14 euros por MWh, desde donde ha recuperado hasta los 9,21 euros del pasado 13 de agosto.
EL GNL GANA PESO FRENTE AL GASODUCTO
El desplome de precios ha causado un cambio en los aprovisionamientos de gas de España, donde el GNL ha ganado peso en detrimento del canalizado. En 2019 el gas licuado supuso el 57,6 % del total de las importaciones españolas y volvió a rebasar la frontera del 50 %, algo que no ocurría desde 2013.
El cambio se hace principalmente a costa de las importaciones desde Argelia, que suministra a España a través del gasoducto del Estrecho y Medgaz y tiene un papel testimonial en GNL. Desde 2004, inicio de la serie de Cores, la cuota del país magrebí en el suministro de gas canalizado no ha bajado del 70 % y en 2015 alcanzó el 83 %.
Los contratos que rigen los suministros por gasoducto suelen ser a muy largo plazo, tienen un precio fijo para todo el periodo y obligan a adquirir el gas o a pagarlo aunque no se utilice (“take or pay”).
Sin embargo, no obligan a adquirir cantidades fijas de gas anualmente o por periodos, lo que permite a los operadores reducir el suministro cuando el precio cae y no compensa.
Esto explica en parte lo ocurrido durante los últimos meses con las importaciones desde Argelia, que en marzo y en mayo marcaron su mínimo desde que Cores tiene registros con el 16 y el 18 % del total, respectivamente.
Además, España ha diversificado en los últimos años sus fuentes de aprovisonamiento, un proceso en el que Argelia ha perdido peso en detrimento de otros orígenes, según Javier Santacruz.
“EE.UU. se convirtió hace ya cuatro años en un exportador neto de petróleo y de gas después de producirse una revolución energética que ha posibilitado que se levantara la prohibición de exportarlos. Uno de los destinos de esa provisión de gas es precisamente España a través del gas natural licuado (GNL)”, apunta.
La diversificación permite a España rebajar su factura energética y “fortalecer su independencia en materia energética, que sigue estando diez puntos por debajo de la media europea”, añade.
Morell añade que, pese a que el precio es el factor básico que explica el menor peso de Argelia como suministrador de España, “hay un pequeño componente que es intentar tener más diversificada la oferta de gas”.