GRÁFICO

Los presupuestos engañan: las diferencias entre lo que el Gobierno presenta y lo que realmente se gasta

Al igual que cada año, el Gobierno presentará los Presupuestos Generales del Estado (PGE): un documento con el que el Ejecutivo explica de dónde saldrán sus ingresos y cómo se gastará el dinero de todos los contribuyentes.

“Cooperación al desarrollo sube un 12% en 2017”, “el presupuesto de la Casa del Rey se mantiene casi congelado”, “Sanidad crece un 2,3%”. Pero estos titulares son realmente un espejismo ya que se refieren al presupuesto, una previsión, que es algo muy diferente a lo que finalmente se acaba gastando.

¿Cuánto han cambiado las cifras que presentó el Gobierno de Rajoy en sus presupuestos y lo que finalmente se gastó? eldiario.es ha recopilado los datos de liquidación de los presupuestos generales desde 2012 hasta 2015 publicados por la Intervención General del Estado, dependiente del Ministerio de Hacienda y Función Pública.

Los datos incluyen la liquidación del presupuesto de la Administración General del Estado y sus organismos dependientes (por ejemplo, el Museo de El Prado, el Instituto Carlos III o el Servicio de Empleo Público Estatal). No están incluidos los gastos de la Seguridad Social, que no se publican desglosados por políticas.

La ilusión de los presupuestos aprobados en el Congreso es doble. Primero, porque no tiene por qué ser el presupuesto definitivo. Gracias a créditos extraordinarios, ampliaciones de presupuesto o transferencias internas, el Gobierno puede destinar, por la puerta de atrás, nuevos fondos sin pasar por el Parlamento.

Es el caso de Defensa, que ha visto como su presupuesto creció, a golpe de decreto, más de 8.800 millones de euros entre 2012 y 2015. Una información que han revelado medios como El BOE nuestro de cada día, de la Fundación Civio.

Sin embargo, los datos anteriores se refieren únicamente a las ampliaciones de presupuesto y no muestran cuál fue el gasto real de cada política. La ejecución (porcentaje del presupuesto que se ha gastado) de cada política señala cuáles son las políticas en las que el Gobierno dejó sin gastar partidas que estaban previstas en los presupuestos.

El siguiente gráfico muestra el porcentaje del presupuesto definitivo –tras ampliaciones y modificaciones– que se quedó sin gastar. Mientras que ejecutó casi todo el presupuesto en deuda pública, subvenciones al transporte, defensa o acceso a la vivienda, dejó de gastar más de un tercio de lo aprobado en industria y energía o investigación y desarrollo.

El Gobierno de Rajoy gastó 9.000 millones de euros menos en investigación que lo que se comprometió a gastar en los presupuestos aprobados entre 2012 y 2016. La mayoría de este dinero sin gastar corresponde a préstamos y créditos que no se conceden, según reveló Materia. Un mecanismo que el Ejecutivo ha utilizado para camuflar recortes en I+D.

Tal y como señalan los datos, el Gobierno suele fallar en la previsión que hacen en sus presupuestos que presentan. Justicia, Seguridad Ciudadana, Acceso a la vivienda, Desempleo, o Subvenciones al transporte son las políticas que menos cambios sufren entre el presupuesto inicial y el gasto real.

Por el contrario, muchas otras partidas ven como los fondos aprobados en los presupuestos acaban en papel mojado.

El Estado solo ha recuperado un 6% de los más de 60.000 millones en ayudas a la banca por el rescate financiero aprobado en 2012. Ni uno solo de esos millones se incluyeron en los presupuestos aprobados en el Congreso. El Gobierno los incluyó, por la puerta de atrás, gracias a un crédito extraordinario.

Así es como la partida de Administración financiera y tributaria, pasó de un presupuesto inicial de 22.300 millones entre 2012 y 2015 a gastar finalmente 82.4000 millones de euros.

Estas diferencias entre lo que se presenta y el gasto real presentan algunas paradojas. Por ejemplo, políticas que en los presupuestos están financiadas con fondos parecidos aunque el gasto real caminó en direcciones opuestas.

Es lo que pasó con Defensa, que acabó duplicando el gasto de Desarrollo e innovación a pesar de que el presupuesto aprobado fue bastante similar entre 2012 y 2015.

Aunque estos datos se refieren a políticas generales (Sanidad, Educación, Defensa, Desempleo, etc.), el Ministerio de Hacienda también publica la ejecución del presupuesto definitivo -después de ampliaciones o créditos extraordinarios- desglosado por políticas concretas.

Por ejemplo, ¿en qué nos gastamos el presupuesto de I+D+i? ¿Qué partidas destinadas a ciencia e investigación se ejecutan más y en cuáles se ha dejado de gastar la mayoría del presupuesto?

Los datos de la Intervención señalan como el Gobierno dejó sin gastar más de un 40% de las dos partidas más grandes de I+D+i: investigación básica e investigación en otros sectores. Por el contrario, solo se dejó de gastar el 13% del presupuesto destinado a investigación en defensa.

¿Cuáles son las políticas concretas en las que el Gobierno ha dejado más presupuesto sin gastar entre 2012 y 2015? Investigación, comarcas mineras, cooperación al desarrollo, recursos hidráulicos o promoción turística, entre las que menos presupuesto ejecutaron.

Metodología

Para hacer esta información se recopiló la información presente en los informes de liquidación de los presupuestos generales del Estado y de sus organismos dependientes (agencias estatales, organismos autónomos y organismos públicos) entre los años 2012 y 2015, los últimos publicados. Estos informes, realizados por la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE), publican la ejecución de gasto a cierre del presupuesto.

La IGAE, sin embargo, no publica la ejecución del presupuesto de la Seguridad Social, así que políticas como “Pensiones”, “Gestión de la Seguridad Social” o “Servicios Sociales” no incluyen una parte de sus fondos gestionada a través de esos organismos. La liquidación del presupuesto de la Seguridad Social, en la web del Ministerio de Empleo, no se publica por políticas de gasto.

Tal y como denuncia el proyecto “Dónde van mis impuestos”, de la Fundación Civio, la ejecución de los presupuestos se publica con mucho menor nivel de detalle que los PGE y estructurados de manera distinta, lo cual impide cruzarlos con los de ejecución a niveles muy desagregados.