Enresa presupuesta 34,3 millones para guardar la basura nuclear de la central de Cofrentes

La Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) ha sacado a concurso un contrato para el suministro de contenedores para la gestión del combustible nuclear gastado de la central de Cofrentes (Valencia), propiedad de Iberdrola. El contrato está valorado en 20,2 millones de euros netos de impuestos. Sumando el IVA correspondiente, la licitación asciende a un máximo de 34,34 millones de euros.

Iberdrola inició en noviembre pasado los trámites para la construcción de un ATI (almacén temporal independiente) en esta planta, ante el retraso que arrastra el almacén temporal centralizado (ATC) que debe construir Enresa en la localidad de Villar de Cañas (Cuenca) para custodiar todos los residuos de las nucleares españolas en un único repositorio, y como solución ante la saturación de las piscinas que actualmente custodian los residuos de Cofrentes.

Ese minialmacén tendrá capacidad para un total de 24 contenedores de combustible y su entrada en funcionamiento se prevé para 2019. La eléctrica necesita vaciar la piscina que enfría el combustible utilizado, que se saturará en 2021, año en el que vence el actual permiso de funcionamiento de la planta, que se conectó a la red eléctrica en 1985. El ATI permitirá que la central funcione más allá de esa fecha.

Los contenedores encargados por Enresa son unidades de “doble propósito”, esto es, se utilizan para dos funciones, almacenamiento y transporte de residuos. Deberán estar diseñados para cargar, inicialmente, 252 elementos combustibles y se utilizarán, según el pliego de condiciones, “para el transporte del combustible gastado de la central al Almacén Temporal Centralizado (ATC)”.  

Pero Enresa no descarta que esa infraestructura pueda sufrir “un retraso mayor del previsto actualmente”. Por ello, los contenedores deberán estar diseñados también para ser almacenados en el ATI “que eventualmente pudiera construirse en el emplazamiento” de Cofrentes.

En el pliego, Enresa “se plantea una modificación del contrato para el suministro de contenedores adicionales que se estima que se haría durante el año 2019”, en el supuesto de que el ATC no estuviera listo para entonces. En ese caso, el contrato prevé una cantidad de elementos combustibles “adicionales” que “se estima del orden de 200”.

Espaldarazo del Supremo

El ATC de Villar de Cañas recibió el mes pasado un espaldarazo del Tribunal Supremo, que suspendió cautelarmente la ampliación de una zona protegida decretada por el Gobierno de Castilla-La Mancha para intentar bloquear su construcción. Pese a ello, el ATC está pendiente de la declaración de impacto ambiental (DIA) del Ministerio de Medio Ambiente y la autorización definitiva del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), por lo que las obras para construirlo no empezarían hasta 2018.

Ante las dudas sobre la fecha de puesta en marcha del ATC, los minialmacenes nucleares están proliferando como setas. En España existen ya tres ATI en operación como el que ha anunciado Iberdrola para Cofrentes. Están ubicados en las centrales nucleares de Trillo, José Cabrera (ya clausurada) y Ascó.

Además, se ha autorizado también la construcción de un ATI en la central nuclear de Santa Maria de Garoña y se ha presentado la solicitud de autorización para hacer lo propio en la central nuclear de Almaraz. Este último ha abierto un conflicto diplomático entre España y Portugal, por la oposición lusa al proyecto.