La rebaja no es automática. España –como Portugal o Italia– tiene que demostrar que cumple con las condiciones. Pero lo tiene al alcance de la mano, porque coincide con el argumento defendido por el Gobierno en las reuniones: que hay pocas interconexiones con el resto de Europa, por lo que el ahorro lineal del 15% no serviría para reenviar al resto el gas no consumido. Y, además, que España puede ayudar a reenviar gas natural licuado o regasificado por barco.
Si se cumplen esas condiciones, España puede pedir que se le reduzcan las exigencias de ahorro de gas. Y, en lugar de tener que reducir el consumo un 15%, podría quedarse en el 7%, según el texto al que ha tenido acceso elDiario.es.
El punto 2e del artículo 5 del reglamento, dice lo siguiente: “Los Estados miembros podrán limitar la reducción obligatoria de la demanda en 8 puntos porcentuales, siempre que demuestren que su interconexión con otros Estados miembros en capacidad técnica de exportación en comparación con su consumo anual de gas en 2021 es inferior al 50%, y que la capacidad en interconexiones con otros Estados miembros se ha utilizado fehacientemente para el transporte de gas a un nivel de al menos el 90% durante al menos un mes antes de la notificación de la excepción, a menos que los Estados miembros puedan demostrar que no hubo demanda y que se maximizó la capacidad, y que sus instalaciones nacionales de gas natural licuado son comercialmente y técnicamente preparados para redirigir gas a otros Estados miembros hasta los volúmenes requeridos por el mercado”.
“Sabemos que el respaldo a todos los niveles va a ser fundamental para poder lograr un ahorro de energía de en torno al 7% o al 8% de nuestro consumo actual de gas”, ha afirmado la vicepresidenta cuarta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera: “Pero hay una segunda contribución que es fundamental y que nos hace singulares: el valor adicional de la posición de España. Somos el puerto de entrada más importante de gas natural licuado para el conjunto de la Unión Europea. Tenemos la posibilidad de reforzar esa capacidad en beneficio de todos, poniendo a disposición de todos unas infraestructuras costosas, complejas, que no se pueden construir en pocos meses”.
“Es un acuerdo que busca una reducción significativa de gas, con exenciones limitadas que no son automáticas”, explican fuentes comunitarias: “Hay una necesidad de todos de hacer esfuerzos significativos, y el texto acordado está muy trabajado. A partir de ahora, habrá mecanismos por los que los Estados miembros van a estar discutiendo constantemente en una situación cambiante, en función de la situación, lo hemos visto con las vacunas, pusimos en marcha un mecanismo para todos, y nos fuimos adaptando. La filosofía es la misma, y por eso estamos tan contentos, porque es una base política que nos permite gestionar la crisis según evoluciona, y encontrar el camino común”.
Así, Ribera ha proseguido: “Por tanto, fortaleciendo nuestra capacidad de almacenamiento de bombeo de gas a través de los dos gasoductos existentes, reforzando su potencial. Pero también, como ya venimos haciendo entre Barcelona y Livorno, facilitando el gas natural licuado almacenado en España para ser remitido a otras plantas de gas natural licuado en barcos de menor tamaño. Todo ello contribuirá en gran medida a la seguridad de aprovisionamiento del resto de los países europeos”.
Fuentes de la Comisión Europea han explicado que la cifra del 15% de rebaja en la UE tiene que ver con intentar rebajar el consumo de gas en 45 bcm, de acuerdo con los estudios de los últimos cinco inviernos, teniendo en cuenta que pueda ser incluso más duro, para el caso de que Rusia corte el gas en respuesta a las sanciones de la UE por la invasión de Ucrania.
Según explica el Ejecutivo comunitario, hay tres excepciones automáticas, por carecer de interconexiones con el resto, que son las tres islas: Malta, Chipre e Irlanda.
A partir de ahí, el resto de excepciones son condicionadas, dependen de las circunstancias y deben demostrarse. Por ejemplo, los tres países bálticos siguen sincronizados con el sistema eléctrico ruso, y si el Kremlin les corta el gas, no podrán reducir su gas porque lo podrán necesitar para generar electricidad, por ejemplo.
También puede haber exenciones en caso de una crisis eléctrica extraordinaria, como una caída significativa hidroeléctrica, por ejemplo.
Luego está la derogación para los países menos interconectados, como España, Portugal e Italia. “Tiene impacto limitado el recorte del 15%, por no pueden pasar gas al resto del mercado. Es una derogación parcial, es una especie de compensación, condicionada a que demuestren que no pueden reenviar el gas. Si alguno se beneficia de las derogaciones y luego no responde a las demandas del resto, las derogaciones se acaban”.
Y luego está la excepción aplicable a quienes han alcanzado el 80% de almacenaje de gas, la cota decretada por la Comisión Europea.
Con todas estas derogaciones, y teniendo en cuenta que un invierno normal podría necesitar 30 bcm en caso de que Rusia corte el gas, la Comisión cree que las exenciones al 15% dejarían el ahorro por debajo de los 45 bcm, pero muy por encima de los 30 y dentro de los márgenes para estar cubiertos.
¿Y cómo se activa la alerta para que los ahorros de gas pasen de voluntarios a obligatorios? En el reglamento, es Bruselas la que puede proponer una alerta en la UE si se dan circunstancias que hagan peligrar el suministro. O que haya cinco países que hayan decretado la alerta nacional y lo piden. A partir de ahí, el Consejo de la UE –los Gobiernos–, lo aprueba por mayoría cualificada.
No obstante, la Hungría de Viktor Orbán ha vuelto a oponerse, pero esta vez su negativa no ha bloqueado la decisión, porque no requería unanimidad: “Para Hungría, esta decisión es completamente inaceptable. La propuesta ignora por completo los intereses de Hungría, y es más dañina para los ciudadanos de la UE que para aquellos contra quienes se hace”.