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Europa intenta prepararse para un invierno sin gas ruso

Andrés Gil

25 de julio de 2022 22:53 h

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El gas ruso vuelve a llegar con dificultades a Alemania. Gazprom ha anunciado este lunes que el gasoducto Nord Stream 1 operará al 20% de su capacidad a partir del 27 de julio por un problema mecánico, lo que supone que Alemania no tendrá suficiente gas natural para pasar todo el invierno si el problema persiste, a menos que se implementen grandes reducciones en la demanda. Por tanto, Berlín tendrá que activar la etapa 3 de su programa de emergencia de gas, que supone aplicar cortes y racionamientos.

El anuncio del gigante ruso del gas se produce 24 horas antes de la reunión extraordinaria de ministros de Energía de la UE. Los 27 se reúnen para buscar un acuerdo político en torno a la propuesta de la Comisión Europea para afrontar un invierno en el que Rusia termine cortando el suministro del gas como respuesta a las sanciones contra el Kremlin por la invasión de Ucrania.

“Este es exactamente el tipo de escenario al que se refería la presidenta, Ursula von der Leyen, la semana pasada”, ha afirmado la Comisión Europea, “el tipo de escenario que le llevó a ella y al colegio de comisarios a hacer la propuesta para ahorrar gas. Los acontecimientos refuerzan nuestro análisis, y, por tanto, esperamos que el Consejo adopte una respuesta adecuada mañana [por este martes]”.

La propuesta inicial de Bruselas, anunciada el miércoles pasado, prevé una reducción del 15% del consumo de gas en Europa entre el 1 de agosto y el 31 de marzo. La reducción sería lineal y de carácter voluntario, salvo que llegue ese temido corte por parte de Rusia y la reducción del consumo se convierta en obligatoria y la UE entre en un periodo de racionamientos.

Países como España, Grecia, Irlanda y Portugal, entre otros, han estado planteando objeciones a la propuesta de Bruselas porque obvia las especificidades de cada país –dependencia de Rusia, interconexiones, salida o no al mar...–. Y la presidencia de turno del Consejo de la UE, la República Checa, ha estado trabajando en textos de compromiso para lograr un acuerdo político este martes para preparar a la UE para el racionamiento energético si se llega al peor de los escenarios.

De momento, Bruselas está enmendando su propuesta de acuerdo con las preocupaciones de los 27. Y aún podrá evolucionar hasta el último minuto. “No hay plan B”, dicen fuentes diplomáticas, que confían en que se llegue este martes a un consenso.

De momento, según las fuentes del Gobierno español, la UE está suavizando las partes más contundentes de la propuesta del Ejecutivo comunitario. Así, por ejemplo, la conclusión es que la reducción del 15%, que se mantiene como objetivo voluntario entre el 1 de agosto y el 31 de marzo de 2023, tenga muchas excepciones, con lo que ya no sería lineal para los 27 directamente, sino que dependa de las circunstancias de cada país.

Además, Bruselas parece asumir que no va a tener poderes especiales poder declarar la alerta energética, sino que tendrá que pasar por una mayoría cualificada de los países, algo en lo que parece que puede haber consenso. La propuesta ahora es que sean cinco Estados miembros (en lugar de solo la Comisión) los que puedan pedir la declaración del estado de alerta que pondría en marcha la obligación de recortar el consumo de gas.

En todo caso, tanto si lo pidiera la Comisión Europea como si es fuera a iniciativa de cinco Estados miembros, la declaración de alerta solo podría ser adoptada con el respaldo de una mayoría cualificada de países, indicaron las fuentes.

Ahora bien, el debate estará, entre otras cosas, en cómo plasmar las excepciones sobre el papel, porque cada país reclama una cosa en función de su realidad energética. Lo que quieren los países es que la reducción vaya en función de las circunstancias de cada uno, que exista una obligación de reducir más si no hay más capacidad de interconexión o si se tiene almacenamiento suficiente. Es decir, que los porcentajes de reducción sean distintos en función de distintas reglas. Los países bálticos, por ejemplo, tienen el problema de que están sincronizados con el mercado ruso, no con el europeo, y tienen necesidades propias. 

Actuar sobre la oferta

Es decir, se trataría de moderar las reducciones a cambio de compromisos de los países de aumentar las transferencias de energía entre Estados miembros, en línea con las propuestas españolas de aumentar la oferta.

“Para empezar”, explican fuentes diplomáticas, “se han hecho algunas enmiendas para cambiar un poco la lógica y poner al Consejo –los Gobiernos– en el asiento del conductor sobre cómo se lanza la alerta”.

Para el Ministerio de Transición Ecológica español, el Ejecutivo comunitario ha hecho un cálculo de que se van a necesitar 45 bcm (que es la medida básica para el gas) y ha hecho una división entre los 27 estados miembros que le ha dado el resultado de que será necesario que cada uno rebaje el 15% su demanda de forma obligatoria. Pero el Gobierno argumenta que cada Estado tiene una casuística. En el caso de España, sostienen que no es eficiente actuar sobre la demanda –aunque se está trabajando en un plan de contingencia con el que aspiran a conseguir una cierta limitación que aún no cuantifican– sino que es más favorable actuar sobre la oferta.

Después del debate sobre la situación energética en Europa en el contexto de la guerra de Ucrania, en sesión pública y del paquete “Ahorrar gas para un invierno seguro” presentado por la Comisión el 20 de julio, el Consejo abordará, a petición de Grecia, un debate sobre el diseño del mercado eléctrico para desvincular los precios de la electricidad de los altísimos precios del gas.

“La Comisión se pronunciará sobre lo que está preparando, porque se supone que debe preparar algo en torno a los topes de precios y el diseño del mercado”, explican fuentes diplomáticas: “Y esto es lo que nos explicarán durante la reunión”.