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España, entre los países europeos donde los salarios altos cotizan menos

Laura Olías

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En España, los trabajadores con salarios más altos cotizan a la Seguridad Social menos que en la gran mayoría de países europeos. La llamada “base máxima de cotización” se fija en los 4.139,40 euros al mes. Por encima de esa cantidad, los salarios no contribuyen a la Seguridad Social, una cantidad que es más restrictiva que en casi todos los países de la Unión Europea, salvo Bulgaria y Malta. Este límite va de la mano de una pensión de jubilación también 'topada' con un máximo, en España de 2.819 euros al mes, que en otros Estados europeos no lo está.

Los Presupuestos para 2023 y la reforma de pensiones han resucitado el debate sobre lo que cotizan los salarios más altos. La última fase de la reforma del Gobierno pretende aumentar esta aportación de las altas remuneraciones, en una negociación que se antoja difícil con los empresarios. La patronal, muy condicionada por su proceso electoral interno, ya ha dado una primera muestra de rechazo al alza de la base máxima que se ha incluido en las cuentas para 2023, del 8,6%, en línea con la inflación.

La base de datos europea MISSOC, ‘Mutual Information System on Social Protection’, recopila información sobre los distintos sistemas de protección social en Europa. Los resultados muestran a España como el tercer país de la UE que más exonera de cotizar a los salarios altos. Solo por detrás de Bulgaria, con una base máxima de 1.534 euros al mes, y de Malta, donde se establecen cuotas máximas a pagar de 151 euros al mes (37,90 euros por semana) para los nacidos antes de 1962 y de 199,88 euros al mes (49,97 euros a la semana) a partir de entonces.

En países de nuestro entorno más cercano, el tope a la cotización se fija en salarios bastante más altos. En Grecia, los sueldos que están exentos de cotizar son los de 6.500 euros al mes o más. En Italia, a partir de 8.751 euros mensuales. En Alemania, desde los 6.750 euros al mes en la zona oriental y los 7.050 euros al mes en la occidental. La vecina Portugal no tiene siquiera tope establecido. Los salarios altos cotizan a la Seguridad Social en su totalidad.

Límite a cotizar, pero también en la pensión

La otra cara de la moneda a los límites en la contribución es la determinación de una pensión máxima. Los topes en lo que cotizan los salarios más altos se explican por los límites que habitualmente se fijan a las pensiones que después percibirán estos trabajadores, con una cuantía máxima que pueden percibir sus beneficiarios. Como se apuntaba, en España los trabajadores con ganancias más elevadas solo cotizan hasta los 4.139,40 euros al mes con la lógica de que más adelante recibirán una pensión 'topada'. En 2022, la pensión más alta está fijada en los 2.819 euros al mes.

Así, Portugal no tiene límites en la cotización, pero tampoco hay una pensión máxima establecida. Con bases más altas tampoco hay pensión máxima en Alemania o Italia, por ejemplo. En Grecia, la pensión máxima alcanza los 4.608 euros mensuales. 

En Francia, hay algunas cotizaciones que están ‘topadas’, sobre salarios hasta los 3.480 euros al mes, pero hay otras que no tienen límites. El país galo fija una pensión básica máxima general de 1.714 euros al mes, que puede incrementarse con suplementos por discapacidad o hijos a cargo, por ejemplo. La pensión complementaria de los asalariados en Francia puede ampliar esta cantidad hasta en “ocho veces”.

Bélgica por su parte no establece tope a la cotización, no se limita lo que aportan las altas ganancias y después, aunque no establece por ley una pensión máxima, sí resulta una cuantía máxima del propio sistema de cálculo de la pensión. En 2022, la cuantía máxima es “de 3.371 euros al mes (tarifa familiar) o de 2.696,80 euros al mes (tarifa individual)”, recogen en MISSOC.

Hay que recordar que los sistemas de protección social y de pensiones no son iguales en todos los países europeos. En España el 'primer pilar', la pensión pública, es el fundamental de protección de los jubilados y solo una minoría de población cuenta con planes de empleo ('segundo pilar' que el Gobierno también quiere fomentar) y el 'tercer pilar', los planes de pensiones individuales. En cambio, en muchos otros países europeos los sistemas complementarios al primer pilar básico de pensión pública tienen un gran peso, e incluso disponen de sistemas de cuentas nocionales (como Suecia), donde los trabajadores acumulan aportaciones definidas en cuentas individuales en lugar del esquema de reparto mayoritario que tiene España.

Con todo, cuando se atiende a qué contribución hacen los salarios en cada país a sus cuentas de la Seguridad Social, España destaca por exonerar una gran cantidad de recursos a las personas trabajadoras con mayores ganancias. Una situación que el Gobierno se ha propuesto reformar antes de final de año.

Llega el momento de la reforma

El diálogo social para cerrar la reforma de pensiones ya se ha iniciado, aunque avanza con gran cautela y sin propuestas escritas del Gobierno encima de la mesa. En el Ministerio que lidera José Luis Escrivá no quieren filtraciones, ni ruido sobre propuestas cruzadas que puedan distanciar a las partes en la negociación o a los partidos políticos socios de investidura, con los que también se conversa para poner el lazo al último bloque de la reforma legislativa. Los cambios se han comprometido con Bruselas dentro del Plan de Recuperación, por lo que cumplirla es un hito para el desembolso de fondos europeos.

Sobre el aumento de las bases máximas de cotización, también llamado 'destope' de los salarios altos, el responsable de la Seguridad Social ha avanzado dos intenciones. Por un lado, que el aumento se prevé de forma “muy gradual”, a lo largo de los próximos 30 años. Por otro, que en cualquier caso el Gobierno considera que la base máxima –ahora sin un sistema de revisión anual establecido– debe subir cada año al menos con los precios. Sobre esa referencia de la inflación, que también se utiliza para el aumento de las pensiones, se añadiría ese progresivo proceso de 'destope'.

¿'Destope' hasta dónde? Aún no se han hecho públicas las intenciones del Ministerio. La idea es aumentar lo que cotizan los salarios más altos, pero también la pensión máxima, ha dicho el ministro. La clave será cuánto y si ambas variables avanzarán de la mano o si lo hará más la aportación en cotizaciones. Si se opta por esta segunda opción, el debate pasará por cuánto pueden distanciarse ambos factores.

La reforma en España cumple también con el objetivo de reforzar los ingresos del sistema de cara a la jubilación de los baby boomers. Con el 'destope', en los próximos años las cuentas de la Seguridad Social recaudarán más fondos gracias a estas remuneraciones más elevadas, mientras que el gasto en las pensiones de estos trabajadores se demorará en el tiempo, cuando haya menos presión de gasto, ha argumentado José Luis Escrivá.

Se entiende que los trabajadores con mayores ganancias hacen un ejercicio de solidaridad con el conjunto de la población con mayores aportaciones al sistema, ya que son los que tienen capacidad para hacerlo. Pero el sistema de protección social también es “contributivo”, es decir, que se define en relación con lo que cada persona aporta en su vida laboral. Por ello, algunas voces recelan de aumentar lo que cotizan quienes más ganan si no hay una recompensa futura en su pensión porque se reduciría la “contributividad” del sistema.

La experiencia internacional deja muchos ejemplos distintos. Hay varios países que establecen la cotización máxima con una cuantía determinada, con o sin pensión máxima relacionada, mientras algunos otros la fijan en relación al salario medio del país. En Eslovaquia el máximo se fija en en siete veces el salario medio en los dos años anteriores. En Polonia es de 30 veces, plasma el MISSOC.

Respecto a la pensión máxima, algunos países acuerdan un tope por ley, mientas que en otros casos este se provoca por las propias condiciones para la jubilación (generalmente, al limitar los ingresos que se tienen en cuenta en la base reguladora para la pensión, como en Hungría). Por otro lado, hay muchos países que no establecen ninguna cuantía máxima.

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