El Euríbor alcanza ya el 3,3% en enero y encarece la hipoteca media 275 euros al mes

Daniel Yebra

31 de enero de 2023 11:09 h

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El Euríbor alcanza ya el 3,3% en enero y encarece la hipoteca media 275 euros al mes. El índice respecto al que se calculan las cuotas de los préstamos para comprar viviendas en la eurozona escala a un máximo no visto desde diciembre de 2008 por las subidas de los tipos de interés oficiales del Banco Central Europeo (BCE).

Las familias que actualicen su hipoteca a tipo de interés variable en las próximas semanas pasarán de pagar unos 534 euros al mes a 820 euros, cerca de 3.000 euros más al año, para el supuesto promedio que recoge el INE de un préstamo de 150.000 euros a 25 años, con un diferencial de un 1% sobre el Euríbor.

El golpe es directo en estos casos, ya que hace un año el Euríbor cotizaba en negativo, en -0,477%, pero también sufren este encarecimiento de la financiación las familias que firmen hoy una hipoteca o que la cambien de variable a fijo, como ha pretendido favorecer el Gobierno con medidas que, sin embargo, han resultado escasas.

El daño es doble. Porque se une para estas familias a la pérdida de poder adquisitivo que supone la inflación, que en el conjunto de 2022 fue de alrededor del 8%, lo que para un salario medio implica un mordisco de unos 2.000 euros. Según se distribuya el gasto y teniendo en cuenta que los precios que más han subido (electricidad, carburantes, alimentos...) son necesidades básicas, de las que apenas se puede reducir el consumo.

La demanda de hipotecas ya sufre, según datos del Banco de España. A falta de conocerse los datos del último mes de 2022, el año terminó a la baja en cuanto a esta deuda, la principal para los hogares españoles. Desde que en julio se alcanzara el máximo, se ha ido reduciendo, lentamente, mes tras mes. De los 10.000 millones que aumentaron durante el año siguiente a la pandemia y la primera mitad del pasado, se han vuelto a reducir otros 3.000 millones de euros.

Esta reacción forma parte de la estrategia del BCE, cuyo objetivo es ahogar a los consumidores, y también la inversión de las empresas y la capacidad de financiación de los estados para luchar así contra la inflación.

Este jueves, se reúne el Consejo de Gobierno de la institución y se espera que suba el 'precio' oficial del dinero otros 0,5 puntos, hasta el 3%, tras hacerlo del 0% al 2,5% desde julio.

Los últimos comentarios de los banqueros que forman el principal órgano de decisión del BCE sugieren este aumento en febrero y otro igual en marzo (un punto más en total), hasta dejar los tipos de interés oficiales en el 3,5% y parar ahí, o al menos cerca.

Los halcones del BCE

Los halcones son los miembros más agresivos del Consejo de Gobierno del banco central, entre los que destacan las visiones ortodoxas de Alemania y Países Bajos, estados menos endeudadados y financiadores en términos netos, cuyas economías ganan con las subidas de tipos. Aunque su agresividad choca con las previsiones de desinflación en la segunda parte del año, sobre todo por la bajada de la energía y ante la previsión de que se contraiga la demanda y la actividad en general en la eurozona, y especialmente en las propias economías del norte.

Hace solo unos días, Christine Lagarde, presidenta del BCE, se situó más cerca de estos halcones en su intervención en el Foro Económico Mundial de Davos que de las palomas (las visiones más moderadas): “La inflación sigue siendo demasiado elevada, y será necesario seguir el camino hacia el territorio restrictivo”. Cuando habla de restringir, se refiere a que el encarecimiento de hipotecas y préstamos acabe dañando críticamente la capacidad de consumir de las familias y de invertir de las empresas.

“No nos empujen a hacer más de lo que es necesario”

Es decir, la estrategia ha sido y es ahogar la demanda para bajar los precios. Un golpe que se suma al daño de la inflación y que efectivamente ya sufren los hogares que han tenido que actualizar sus hipotecas, o firmar nuevas mucho más caras que hace un año. Y también las empresas que han necesitado financiación en los últimos meses. O el Tesoro de España y del resto de países cuando han acudido a los mercados financieros a colocar bonos.

Hubo una afirmación de Lagarde en Davos muy relevadora: “No nos empujen a tener que hacer más de lo que es necesario”. Con esa amenaza, que hace referencia al peligro de que los estímulos de los gobiernos no focalizados en las familias más vulnerables (como las bajadas de impuestos generalizadas), la presidenta del BCE muestra cierta sensibilidad hacia el riesgo de provocar una recesión y hasta conciencia del impacto de la estrategia de la institución, que, en cambio, no tiene capacidad de actuar sobre los precios de la energía en los mercados internacionales.

Revalorización del euro

Al margen de los comentarios de Lagarde y de los miembros del BCE, en los últimos días ha habido más pistas y señales sobre el futuro de la política monetaria y de los tipos de interés. Quizá la más relevante es la apreciación del euro en su cruce con el dólar, que se explica porque la expectativa es que la Reserva Federal (Fed, el banco central de Estados Unidos) no va a subir mucho más los tipos de interés y así la eurozona va a recuperar terreno en los próximos meses.

La brecha de los tipos oficiales del BCE y la Fed es una de las razones que han justificado la agresividad de Lagarde y los suyos desde julio. Al empezar el banco central de Estados Unidos antes a aumentar el 'precio del dinero' y haberlo llevado ya al 4,25%, las mayores rentabilidades que los inversores han encontrado en los activos financieros denominados en dólares han atraído dinero hacia la primera economía del mundo.

Estos movimientos en los mercados financieros fortalecieron a la divisa estadounidense y debilitaron al euro, lo que automáticamente encarece las importaciones, lo que se compra fuera. Y las facturas más importantes de los países europeos en el extranjero son de energía (con el petróleo y el gas ya disparados por la invasión rusa de Ucrania), que se vende en dólares.

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