Totalmente eclipsado por la posibilidad real de un Grexit y por la presencia del primer ministro griego, Alexis Tsipras, en el Parlamento Europeo, este miércoles hacia las 14 horas el hemiciclo de Estrasburgo ha aprobado su opinión sobre el tratado de libre comercio e inversión que la UE negocia con Estados Unidos, más conocido como TTIP.
436 eurodiputados votaron a favor, 241 en contra y 32 se abstuvieron sobre un informe cuya votación fue retrasada hace un mes ante la incertidumbre de que pudiera ser rechazado. Ahora han votado a favor casi todos los representantes del Partido Popular Europeo, los liberales de Alde (donde están C’s, CiU y UPyD, que se abstuvo) y una mayoría de socialistas, con bastantes disidencias. Los eurodiputados del PSOE lo hicieron a favor.
La gran coalición a tres bandas domina la vida política europea y la semana pasada logró un compromiso que ha permitido aprobar este miércoles el denominado Informe Lange, así denominado por su ponente, el socialdemócrata alemán Bernd Lange. El acuerdo afecta al punto más polémico, el relativo a los tribunales de arbitraje inversor-estado, más conocidos como ISDS (por sus siglas en inglés). El ISDS existe a día de hoy a nivel bilateral (entre dos estados: hay más de 1.600 acuerdos de este tipo) y generalmente se firma entre un país rico y otro más pobre para garantizar seguridad jurídica a las multinacionales del primero.
El problema de los ISDS es que los tribunales no los componen jueces tradicionales (con oposiciones, carrera jurídica, etcétera) sino que están formados principalmente por miembros procedentes del sector privado (Cámara de Comercio de París u otros organismos no públicos). Así que liberales, socialistas y populares pactaron una enmienda que dice que el arbitraje incluido en el TTIP será un sistema “no discriminatorio” con las empresas locales o extranjeras del que formen parte “jueces independientes” y que “no anteponga los intereses privados a los públicos”.
Toda la oposición al tratado (Izquierda Europea, Verdes, Movimiento 5 Estrellas italiano, la extrema derecha de Le Pen y un largo etcétera) asegura que la enmienda introducida no acota el efecto perverso de los ISDS. “El compromiso nace muerto, porque el vicesecretario de Estado de Comercio de EEUU ya ha dicho que no aprobará un TTIP sin ISDS”, lamenta Lola Sánchez, de Podemos.
El presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, cree en cambio que el “arbitraje privado es cosa del pasado”. En la actualidad no hay ningún ejemplo de arbitraje público en las relaciones comerciales internacionales.
Fue Schulz el que hace un mes recurrió a una casi desconocida disposición parlamentaria para retrasar la votación del informe Lange en la Eurocámara. Muy criticado por ello, lo que ocurrió fue que justo antes de la sesión plenaria del pasado junio los socialistas agrupados en el grupo de Socialistas & Demócratas (S&D) y los populares del PPE pactaron una enmienda prácticamente idéntica a la que se ha aprobado definitivamente este miércoles. Las críticas no tardaron en arreciar y muchos miembros del S&D, entre ellos los eurodiputados del PSOE, se movilizaron para cambiar la enmienda por otra que dijera explícitamente ‘no al ISDS’.
El PP se negó, muchos socialistas se rebelaron y Schulz pospuso el voto sobre la opinión del Parlamento Europeo, que sirve para marcar las líneas rojas a la Comisión (la única que negocia en nombre de la UE). Ahora, y con la negociación sobre Grecia rugiendo vivamente alrededor, el grupo S&D ha aceptado recuperar la enmienda inicial. Con todo, han votado en contra una cincuentena de socialistas. Los socialistas belgas han votado en bloque ‘no’ al informe del TTIP.
Los defensores del informe Lange destacan que otra de las resoluciones incorporadas mantiene los niveles de protección existentes para los trabajadores europeos, ya que hay una resolución que obliga a Estados Unidos a respetar los estándares laborales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La Eurocámara no puede negociar ni incorporar enmiendas al tratado: simplemente, ha elaborado su propia opinión para delimitar los poderes de la Comisión y, supuestamente, proteger los servicios públicos. Sin embargo, el euro-Parlamento sí tiene potestad para tumbar todo el TTIP una vez hayan concluido las negociaciones.
El debate previo celebrado el martes. González-Pons (PP) justificó que “la globalización es un hecho”. “O europeizamos la globalización”, objetó, “o la globalización nos disolverá” y como valenciano puso el ejemplo de los productores de naranjas “que pagan el 30% de aranceles por exportar a Estados Unidos”. Otros apuntaron en sentido contrario: “Dice usted que escucha a la ciudadanía sobre el tratado. ¡Pues escúchela! ¡Un 87% de los europeos está en contra de los ISDS!”, espetó el eurodiputado verde francés Yannick Jadot a la comisaria de Comercio, Cecilia Mälmstrom. La ultraderechista Marine Le Pen afirmó que el TTIP supone “la destrucción del proyecto europeo por parte de los propios europeístas”.