“No tiene material alguno escandaloso”, decía en mayo pasado el multimillonario José María Amusátegui, cuando eldiario.es le preguntó por las dos sociedades en sendos paraísos fiscales (Guernsey e Isla de Man) que utilizó durante años para minimizar la factura fiscal por el uso de dos yates. Todo era legal y, en el caso de haber irregularidades fiscales, ya habían prescrito, vino a decir el ex presidente del Banco Santander Central Hispano (BSCH). Amusátegui tiene abiertos dos litigios ante la Justicia francesa a instancias de sendos antiguos empleados suyos en una de esas embarcaciones de superlujo, el Stella Maris. Los denunciantes le acusan de despido “abusivo” y de haberles pagado en negro, sin darles de alta en la Seguridad Social francesa. Reclaman al exbanquero 246.000 euros en total.
Así consta en las demandas de conciliación que han presentado esos dos extrabajadores contra Amusátegui ante la Magistratura de Trabajo (Conseil de Prud´Hommes) de Grasse, en los Alpes Marítimos franceses, cerca del puerto de Antibes, en la Riviera gala, donde el exbanquero solía atracar sus yates. El ciudadano francés Germain Mari-Olive, que durante diez años, hasta finales de 2013, fue el comandante del Stella Maris, reclama a Amusátegui 133.921,6 euros. Uno de los marineros, Armando Canlas, le pide otros 112.140 euros.
En el caso del excapitán del Stella Maris, la mayor parte de la cifra que reclama (76.992 euros) corresponde a una “indemnización por despido abusivo”. También pide otros 19.248 euros, el equivalente a seis meses de sueldo, por lo que en francés se denomina “travail dissimulé” (trabajo oculto). Con esa expresión se define en Francia al fraude a la Seguridad Social en el país vecino: es “el hecho de no declarar a los organismos recaudadores de contribuciones y cotizaciones sociales los salarios o las cotizaciones sociales basadas en los salarios”, explica el Ministerio de Empleo español.
Las acusaciones del marinero Armando Canlas son similares. La mayor parte de su reclamación (50.000 euros) corresponde a una indemnización por despido “sin causa real”. Otros 26.400 euros son en concepto de salarios atrasados (de abril de 2014 a abril de 2015). Y otros 18.480 euros, como compensación por trabajar en negro. Canlas reclama también la “regularización” en el régimen laboral de los trabajadores del mar en Francia (ENIM) “de las cotizaciones sociales que habrían sido satisfechas si el empleo hubiera sido declarado” a las autoridades galas.
“Tengo 53 años y no voy a poder jubilarme”, resume a eldiario.es el excapitán del Stella Maris, que lamenta haber trabajado “en exclusiva” para el exbanquero durante esos diez años. La próxima vista del litigio está señalada, dice, para el próximo día 12. Según su demanda, por sus funciones tenía un salario bruto anual de 38.500 euros (3.208 euros mensuales) y estuvo “ocupado desde 2003 hasta octubre de 2013 como capitán del yate” propiedad de Amusátegui. La embarcación estaba “basada una parte del año en Italia y el resto del año en el Puerto de Antibes”.
El exbanquero, persona ducha en leyes (es abogado del Estado de la promoción de 1959, aunque no ejerce como tal desde los años 60), no ha querido hablar con el diario.es para comentar este asunto: “Es un tema personal y no tengo ningún comentario que hacer”, zanja.
Tal y como informó este diario en el marco de la investigación de Los Papeles de la Castellana, Amusátegui utilizó durante años dos sociedades en paraísos fiscales para reducir al mínimo la factura fiscal por el uso de sus yates. En 2002 constituyó en Guernsey Amacayo Limited para comprarse el yate que tenía antes de adquirir el Stella Maris. Lo adquirió unos meses después de su multimillonario despido del BSCH con un préstamo de 2,6 millones autoconcedido por el banquero a esa firma de Guernsey. El crédito no devengaba intereses, lo que constituía una irregularidad fiscal en toda regla, aunque en cualquier caso esos hechos ya están prescritos. El yate se llamaba Cascais M.
El Cascais M fue vendido posteriormente por Amusátegui, que en julio de 2005, al tiempo que adquiría el Stella Maris (esta vez, a su nombre), compró otra firma opaca en la Isla de Man, Averon Limited, para administrar la propiedad de su amarre en Antibes. Según explicó en mayo el exbanquero, esta sociedad, aún activa, está en venta. El Stella Maris era todavía mayor que el Cascais M: 30,95 metros de eslora, 176 toneladas de peso y capacidad para ocho invitados. Fue adquirido mediante leasing a la italiana Unicredito por 5,1 millones de euros. Según Amusátegui, se vendió hace tiempo.
A sus 84 años, Amusátegui es uno de los jubilados de oro del Ibex 35. En 2001, fue despedido por el BSCH con un finiquito de 43,5 millones de euros, más 5 millones anuales de pensión vitalicia. Fue una de las mayores indemnizaciones de la historia de España, por la que llegó a sentarse en el banquillo ante el Tribunal Supremo, que le acabó absolviendo en 2006. Desde que se jubiló, Amusátegui ha contado con unos ingresos brutos anuales de más de 6 millones de euros. La mayor parte procede de la pensión vitalicia que le concedió el BSCH (hoy Banco Santander) y otro medio millón, de Unión Fenosa, que también presidió. A esos ingresos suma una pensión pública de la Seguridad Social española.