El candidato del Partido Popular (PP) a las elecciones generales del 23 de julio, Alberto Núñez Feijóo, promete un crecimiento económico y del empleo que ya recogen las previsiones de todas las instituciones, nacionales e internacionales, desde hace meses. El objetivo de liderar en Europa el avance del PIB (Producto Interior Bruto) es algo que ya está consiguiendo nuestro país. Además, las expectativas lo sitúan como la gran economía que más avanzará en la UE en 2023 y en 2024 desde hace meses. El Banco de España proyecta que mantendrá el ritmo, por encima de un 2% al año, en 2025.
Feijóo se ha comprometido así con lo que ya es un hecho: “España ha de ser una de las tres economías que más crezca en la Unión Europea”. Su promesa obvia que en el primer trimestre de 2023 nuestro país fue la economía que más aceleró. Exactamente, cuatro veces más que la media de la Unión Europea (UE), un 4,2% respecto al primer trimestre de 2022. Y un 0,6% frente al último trimestre de 2022. Mientras tanto, la actividad se contrajo en Alemania y en el conjunto de la Eurozona [los países del euro], entrando en ambos casos en recesión técnica (dos trimestres consecutivos de caída del PIB). Mientras España completó la recuperación del 'shock' del COVID entre enero y marzo, la economía del 'motor' germano volvió a quedarse por debajo del nivel previo a la pandemia.
La intensidad de la reconstrucción económica en nuestro país y la transformación estructural no tiene comparación en la Eurozona. Por un lado, gracias al 'boom' del turismo. Por otro, merced a la mayor moderación de la inflación, que sitúa a nuestras empresas exportadoras en una posición inmejorable para competir y vender fuera más servicios no turísticos que nunca. Tercero, por la agilidad para poner en marcha el Plan de Recuperación con fondos de la UE. Y, por último, por la resistencia del mercado laboral.
En abril, el Fondo Monetario Internacional (FMI) mejoró sus previsiones para España de cara a 2023 y ya situó al país como la gran economía europea de la que esperaba un mayor dinamismo tanto este año como el siguiente. En mayo fue la Comisión Europea la que llegó a la misma conclusión, tras hacer lo propio y elevar las estimaciones de crecimiento a cerca del 2% en los dos próximos ejercicios. En las últimas semanas, instituciones como la OCDE o el Banco de España han ido un poco más allá. El supervisor español ha señalado un ritmo por encima del 2% de crecimiento del PIB en 2025.
Por su parte, la OCDE, la última institución internacional en hacer proyecciones, espera que Alemania se estanque en 2023, que el PIB de Francia apenas avance un 0,8% y que el de Italia crezca 1,2%. El comportamiento de la actividad también se estima peor que en nuestro país en 2024 en las otras tres grandes economías europeas. Se prevé un 1,3%, otro 1,3% y un 1%, respectivamente.
Según Feijóo, liderar el crecimiento económico en la Eurozona servirá para alcanzar los 22 millones de afiliados a la Seguridad Social durante la próxima legislatura, desde el récord de casi 21 millones que se alcanzó en el final del mandato del Gobierno de coalición. En abril, el Ejecutivo incluyó en el Programa de Estabilidad un objetivo idéntico, con otra formulación: “La creación de más de un millón de empleos adicionales y el descenso de la tasa de paro por debajo del 10% en 2026”.
La Comisión Europea ha aprobado esta meta. Con lo cual, hace algunos meses que no es una promesa electoral, sino una senda reconocida por las principales instituciones. El propio líder del PP ha asumido en público esta misma semana que la reforma laboral de 2022, que ha favorecido el máximo de afiliados a la Seguridad Social es buena, y que no la derogará.
Seguramente porque también está avalada por la Comisión Europea y está incluida entre las reformas que han permitido que España lidere el despliegue del Plan de Recuperación. Eso sí, unos días antes dijo que quería introducir la 'mochila austriaca' en el mercado laboral y en las pensiones, un giro difícilmente compatible con la promesa de no tocar la legislación laboral.
Los cambios estructurales de la economía
Muchos expertos citan efectivamente ambos factores, la reforma laboral y los fondos europeos, para explicar la fortaleza del mercado de trabajo en España. Aunque la tasa de paro (12%) sigue siendo elevada y uno de los grandes problemas estructurales, el empleo revela cambios de fondo en esta legislatura.
El más claro: la reducción de la temporalidad a mínimos. Un efecto que directamente aumenta los ingresos públicos y disminuye el gasto en prestaciones. Indirectamente, al aportar estabilidad para empresas y trabajadores, apoya el consumo de las familias en general. También su capacidad para financiarse, que está relacionada con decisiones de compra de mayor valor añadido, como la vivienda, u otros bienes duraderos como los coches, la tecnología... Bienes que, además, exigen mayor “consumo de mantenimiento”, según se describe en la teoría económica. Por el lado de las empresas, supone potenciales mejoras en la productividad y la competitividad, incluso en la internacionalización.
Otro efecto estructural está relacionado “con un mejor ajuste [del mercado laboral] frente a futuras crisis”, destaca el Ministerio de Asuntos Económicos. Es decir, una “reducción del paro estructural”, que es reconocido por todas las instituciones como el principal problema de la economía de nuestro país. La reforma laboral busca que una recesión no conlleve, como ha sucedido históricamente, una grave destrucción de empleo. Si se logra, se producirá una menor caída del PIB.
Por último, más allá de las cifras más conocidas. Las distintas reformas relacionadas con el Plan de Recuperación y el fuerte incremento de las exportaciones de servicios no turísticos han acelerado la creación de puestos de trabajo relacionados con las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) y científicos. “El empleo en estos sectores está aumentando a un ritmo del 25%, frente al 5% del resto de industrias”, según datos del Ministerio de Asuntos Económicos. Y son trabajos mejor pagados frente a la media.
La deuda
El otro gran choque de Feijóo con los datos y las expectativas ha sido su empeño de alarmar a los ciudadanos con la deuda pública. En esta pre campaña, ha advertido sobre los “44.000 millones que tenemos que pagar solo en intereses de la deuda creada” o con los “ocho millones de euros de deuda” que, dice, se generan en una hora.
Todo, sin mencionar que esa “deuda creada” ha sido crucial para proteger a las familias ante dos 'shocks' históricos e imposibles de prever: la pandemia y la invasión rusa de Ucrania.
Pero lo más grave es que, en realidad, la factura de intereses de España fue de 31.595 millones de euros en 2022, un 2,2% del PIB. Y en el Programa de Estabilidad que el Gobierno envió a la Comisión Europea se incluyó la proyección de un crecimiento del 7% para esta cifra por las subidas de los tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE). Es decir, cerca de 2.200 millones más, hasta los 33.800 millones, un 2,4% del PIB. En 2013, con el PP en la Moncloa, esta ratio llegó a superar el 3,5%.
Hace solo un par de semanas, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE o ESM, por sus siglas en inglés) emitió un informe en el que admite que la situación actual de España es muy diferente a la de 2012. “Se prevé que [el PIB] crezca a un ritmo notablemente más lento que en 2022, pero por encima de la media de la UE en un contexto de desaceleración global”, recalca. “Está previsto que la inflación disminuya gradualmente en 2023”, continúa.
En el plano de las finanzas públicas, el informe reconoce que han mejorado “gradualmente”, pero advierte que “la deuda pública se mantiene elevada”. Eso sí, se detiene en que “el Gobierno ha avanzado en la implementación de la agenda de reformas asociada con los fondos 'Next Generation EU' [el Plan de Recuperación]” y en que, además, “se ha llegado a un acuerdo sobre la reforma del sistema de pensiones, aumentando los ingresos para el sistema de seguridad social”.
“Mantener este impulso es crucial para impulsar el crecimiento y fortalecer la posición fiscal”, concluye el MEDE. El fondo de los 'hombres negro' resalta también que “España mantuvo un acceso favorable al mercado”, pese a las subidas de los tipos de interés. “El vencimiento medio de la deuda española sigue siendo relativamente largo, en torno a los ocho años, lo que limita su sensibilidad a los movimientos de los tipos de interés del mercado”, comenta. Y añade: “El Tesoro español puede hacer frente a los pagos de su deuda, incluidos los pagos del préstamo al MEDE”.
“La responsabilidad fiscal del Gobierno y las previsiones de crecimiento de la economía española garantizan la sostenibilidad de las cuentas públicas en los próximos años. El Programa de Estabilidad recoge el adelanto a 2024 de la reducción del déficit al 3% del PIB y la deuda por debajo del 110% del PIB”, recuerda el Ministerio de Asuntos Económicos.
Feijóo ha ocultado deliberadamente durante meses su proyecto económico real si llega a la Moncloa. El candidato del PP ha evitado dar pistas en sus listas electorales sobre quiénes serán sus responsables económicos en caso de gobernar España. De momento, ha revelado que tendrá “una vicepresidenta” y que ya tiene claro “su ministro de Economía”. La gran recesión por la que suspiraban en Génova no llegó. Y el PP ahora ha optado por hacer suyas unas previsiones que han llegado con Pedro Sánchez al frente del Gobierno.