El tren es el medio de transporte colectivo más sostenible, con todas las ventajas que conlleva, entre otras, el ahorro de costes externos, el aumento del empleo de la electricidad de origen renovable certificado y con una emisión de carbono nula, u otras como la menor accidentalidad, la mínima contaminación local o la reducción de la congestión urbana.
En 2019 Renfe compró 2,5 Twh de energía eléctrica verde (con certificados de Garantía de Origen), para la energía de tracción de todos sus vehículos eléctricos, lo que supone un 80% de los tráficos que realiza la Operadora. Esto ha convertido a Renfe en el primer consumidor final de energía renovable de España ( con más un 2,6% del total de la energía renovable eléctrica consumida en el país) y permitirá la reducción de más de 7 millones de toneladas de CO2 hasta 2030 en el conjunto de la red ferroviaria sobre la que opera.
La medida, que ha contribuido de manera decisiva al ahorro de costes por externalidades, es especialmente significativa por lo que respecta al transporte de mercancías cuya cuota Renfe pretende incrementar desde el 4% que supone en la actualidad, hasta el 18% de la cuota europea. Así, en 2019 el transporte de mercancías en los trenes que opera Renfe contribuyó al ahorro de 350 millones de euros por costes externos para la sociedad, lo que representa un incremento del ahorro de 92 millones respecto al año anterior.
Lo más positivo es que ese ahorro ha tenido que ver precisamente con el uso de electricidad de origen renovable certificado que ha supuesto que la emisión de carbono descendiera un 53% con respecto a 2018, rondando los 8,51 gramos por tonelada-kilómetro (TKm). En concreto, se evitó la emisión de un millón de toneladas de CO2, así como el consumo de 500.000 equivalentes tóxicos (Teq) de petróleo, por todo lo cual la compañía deja una huella de carbono entre 5 y 10 veces menor con respecto a otros operadores de transporte terrestre.
Las medidas tomadas a futuro
En la misma línea de responsabilidad para con la sostenibilidad, Renfe Operadora está ejecutando, en conjunción con Adif y Adif Alta Velocidad, un Plan Director de Lucha por la Eficiencia Energética y contra el Cambio Climático con vigencia de 2018 a 2030, basado en cuatro líneas estratégicas: gestión de la energía, descarbonización total, eficiencia energética mediante la conducción eficiente y cultura de sostenibilidad energética.
Por ejemplo, al comprar energía eléctrica verde, se prevé la reducción de más de siete millones de toneladas de CO2 hasta 2030 en el conjunto de la red ferroviaria sobre la que opera Renfe. El diésel se va sustituyendo por energías más limpias (Gas Natural Licuado) o libres de contaminación local y efecto invernadero (pila de Hidrógeno). También es interesante la utilización del freno regenerativo, tecnología de generación de energía por el motor en el proceso de frenado, que permite que algunos trenes devuelvan a la red entre un 6 y un 10% de la energía en Alta Velocidad y hasta un 40% en Cercanías.
Y en la renovación de la flota de trenes se incluirán Sistemas de Gestión Inteligente de los caudales de aire de renovación, con los cuales se consume la mitad de energía; y utilizarán fluidos refrigerantes de nueva concepción con menor global warning potential (GWP), es decir, menos potencial de calentamiento global, que son más respetuosos con el medio ambiente. También contarán con sistemas anticalóricos, con láminas de control solar y con iluminación interior tipo LED regulable e inteligente con previsiones de ahorro energético superiores al 75% en estos sistemas.
Fiel a todas las propuestas sostenibles
Siguiendo con su lucha contra el cambio climático, Renfe también se incorporó recientemente a la asociación Grupo Español de Crecimiento Verde (GECV), reafirmando su compromiso con el Objetivo de Desarrollo Sostenible de generar y fortalecer alianzas por la Sostenibilidad, en este caso con las empresas que lideran la Economía Verde de España.
Entre otras iniciativas, la compañía se ha adherido al Urban Mobility Challenge (Retro de Movilidad Urbana) para fomentar la movilidad sostenible entre sus clientes y empleados, primando el uso de medios de transporte de bajas emisiones en los desplazamientos urbanos (a pie, en bicicleta, patinete, transporte público o coche compartido). La idea se fundamenta en que, mediante una aplicación móvil y una plataforma web, se pueden contabilizar los kilómetros recorridos por cada empresa participante y se calculan las emisiones de CO2 con el fin de incluirlo después en una clasificación general de empresas.
Las medidas se suman al conjunto de las adoptadas por Renfe que, desde la firma del protocolo de Kioto en 1990, ha reducido en un 88,3% su huella unitaria, convirtiéndose en la menor huella de carbono de entre todas las grandes empresas ferroviarias europeas, con las cuales comparte su compromiso de reducir las emisiones de CO2 en un 55% para 2030.