La reforma laboral de 2012 cumplió ocho años esta semana, como celebró la exministra de Trabajo Fátima Báñez. En teoría tiene los días contados, según ha afirmado el Gobierno de coalición, que pretende desmontarla por fases. El Fondo Monetario Internacional ha publicado justo este jueves un estudio sobre las reformas laborales que el Gobierno de Mariano Rajoy llevó a cabo en ese año. Entre los resultados, el organismo concluye que la legislación contribuyó a crear más empleo, pero también que los datos apuntan a que contribuyó a aumentar la tasa de pobreza entre los trabajadores y que no disminuyó significativamente “el alto grado de dualidad del mercado laboral español”, con mucho empleo temporal.
Son algunas de las principales conclusiones del informe 'Implicaciones distributivas de las reformas del mercado laboral: Aprendiendo de la experiencia de España', que pretende analizar “el impacto de estas reformas laborales en la desigualdad de ingresos y la inclusión social”, que el FMI considera que no ha sido muy analizado.
Para ello, el organismo internacional utiliza una metodología propia, con la que pretende medir la incidencia que tuvieron las reformas en la legislación laboral de 2012 respecto a cuestiones como la creación de empleo, la reducción del desempleo juvenil, el aumento del trabajo a tiempo parcial involuntario y la incidencia de estas políticas sobre la pobreza y la desigualdad.
Más empleos, pero menos horas de trabajo
Fruto de su investigación, el FMI concluye que existe “un importante impacto positivo de las reformas del mercado laboral español en el crecimiento del empleo”. El aumento del empleo después de la reforma “fue sistemáticamente mayor y el desempleo juvenil menor en comparación con una posible evolución del crecimiento del empleo y el desempleo juvenil en ausencia de reformas”, recoge el estudio.
La investigación señala, no obstante, un impacto negativo de la reforma laboral en la intensidad del empleo: la reducción del número de horas trabajadas. “Las conclusiones sugieren que las reformas contribuyeron a una reducción del promedio de horas trabajadas y a un aumento del empleo a tiempo parcial involuntario”, aunque los resultados de este último punto no son del todo concluyentes, ya que son estadísticamente insignificantes.
El aumento de la flexibilidad de los contratos a tiempo parcial, debido a la reforma laboral de 2012, “podría ser uno de los factores que impulsan estos resultados”, según la institución, pero también “el cambio estructural de la economía”, en el que se ha debilitado la construcción, que emplea sobre todo a trabajadores a tiempo completo, y reforzado el sector servicios, con bastantes empleados contratados a tiempo parcial.
Más pobreza entre los trabajadores
El organismo sostiene también que la nueva legislación contribuyó a reducir la desigualdad: “La fuerte creación de empleo, ayudada por las reformas, ha mejorado la distribución de los ingresos después de 2012”. El estudio apunta que existe evidencia “de que las reformas laborales de 2012 contribuyeron a una reducción significativa del coeficiente de Gini cinco años después de las reformas”.
El FMI tampoco considera que la reforma laboral incidiera en el nivel de pobreza de la población en general, pero sí en la del colectivo de trabajadores, que considera que contribuyó a aumentar. “Esto podría ser una consecuencia del aumento de la proporción de empleo a tiempo parcial involuntario y la reducción de las horas de trabajo, ya que la distribución de los salarios por hora en los deciles de ingresos no cambió mucho con el tiempo”, recoge el estudio.
La tasa de pobreza de los trabajadores en España era del 11,6% en 2012, según la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, y en 2014 escaló al 14,2%. El dato, aunque se ha reducido, era en 2018 del 13,8%, superior a los niveles del inicio de la crisis. El relator especial de Naciones Unidas sobre pobreza extrema, Philip Alston, acaba de concluir tras dos semanas de visita en España que el país presenta niveles de pobreza muy altos y señaló en concreto varios colectivos vulnerables, como los trabajadores migrantes.
El FMI reconoce que hay que tener cierta prudencia con estos resultados, ya que las variables analizadas podrían estar afectadas por los efectos de otros políticas estructurales.
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Los 15 países incluidos en los gráficos del FMI incluidos son: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal, Reino Unido y Suecia.