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Francia quiere acabar con la 'reduflación' y pone el foco en Nestlé, Pepsi y Unilever por no ayudar a bajar los precios

Entrada de un establecimiento de Carrefour en Francia

Cristina G. Bolinches

18 de septiembre de 2023 22:42 h

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Señalar a los grandes fabricantes de productos de alimentación que no están ayudando - o no lo suficiente- a bajar el precio de la cesta de la compra. El Gobierno francés y la principal cadena de distribución del país vecino, Carrefour, han puesto nombre a las compañías que creen que tienen que acelerar los esfuerzos para lograr que la inflación conceda un respiro a los consumidores.

En el caso de la compañía de súper e hipermercados, colocando en sus lineales franceses etiquetas para apuntar aquellos productos que tienen menos contenido en sus envases pero no son más baratos. Una práctica empresarial, llamada 'reduflación' (shrinkflation en inglés), que puede tener los días contados.

El Gobierno francés fue el primero en llegar a un acuerdo con las empresas de distribución alimentaria para poner a la venta un conjunto de productos “al precio más bajo posible”, según comprometió en marzo su ministro de Economía, Bruno Le Maire. Cada cadena tenía libertad para elegir los productos que quisiese -de hecho, alguna empresa se descolgó de esta medida- y debía haber transparencia, porque las empresas también se comprometieron a hacer públicos sus márgenes.

El acuerdo entre el Gobierno y la distribución fue en primavera. En principio, iba a ser una medida temporal que denominó “trimestre antiinflación”. Sin embargo, van a ser más meses. La presión de los precios en Francia sigue siendo muy intensa -en agosto, la inflación de los alimentos estaba en un 11,2 % interanual-, así que la cesta a precios competitivos se ha ampliado en el tiempo. También, en cantidad.

A finales de agosto, la administración y los grupos de distribución y gran consumo acordaron congelar o reducir el coste de 5.000 productos. Significativamente másque los 1.500 que se pactaron en primavera.

Y, tras ese acuerdo, el responsable de Economía del Gobierno francés puso nombre a las empresas de alimentación que considera que lo están haciendo bien y a las que no. Entre las primeras, el fabricante de pastas italiano Barilla, porque ha trasladado al precio final la rebaja de su materia prima, el trigo.

“Hay otros grupos industriales, que me gustaría mencionar, que no están jugando bien el juego y que podrían hacer más”, dijo Bruno Le Maire en una entrevista en la televisión France 2. “Estoy pensando en Unilever, Nestlé, Pepsico, que son multinacionales muy grandes que hicieron un poquito, pero no mucho. Creo que podrían hacer mucho más”, sostuvo.

El motivo, aseguró, que pueden traspasar ya a los consumidores la menor presión de costes que están percibiendo. Y lanzó un aviso: “Aprobaremos ciertas medidas, a través de la legislación, para garantizar que se cumplan los compromisos”. Las tres multinacionales que señaló Le Maire no son de capital francés. Unilever tiene su sede en Londres; Nestlé, en Suiza; y Pepsico, en Estados Unidos. Y entre esas medidas a tomar, previsiblemente, estará acabar con la 'reduflación'.

Adiós a la 'reduflación' que señala Carrefour 

“Vamos a prohibirla. Desde noviembre, todos los productos sujetos a cambios de cantidad tendrán que señalarlo en las etiquetas para no engañar más al consumidor”, aseguró este fin de semana la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, en una entrevista con el Le Parisien

Esa promesa llega, además, después de que Carrefour haya colocado un cartel en casi una treintena de referencias que, asegura, han reducido la cantidad de producto en sus envases pero no el precio. Entre ellos, un té de Pepsico, una chocolatina de Nestlé y una tarta helada de Unilever. No son los únicos: también menciona al fabricante suizo de chocolate Lindt & Sprüngli.

Los mensajes, bajo el eslogan shrinkflation, apuntan que el producto en cuestión “ha visto reducido su contenido y aumentado el precio efectivo cobrado por el proveedor”.

“Obviamente, el objetivo al estigmatizar estos productos es poder pedir a los fabricantes que reconsideren su política de precios”, justificó Stefen Bompais, director de comunicación con el cliente de Carrefour en declaraciones recogidas por la BBC británica. Carrefour España no ha contestado a la pregunta de elDiario.es de si trasladará esta medida. Tampoco el Ministerio de Consumo, sobre si se plantea combatir la shrinkflation.

Mientras, la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), la patronal que agrupa a los fabricantes en España declina valorar los carteles de Carrefour. En cambio, fuentes del sector de la distribución, que prefieren ser anónimas, no ven fácil que en España se ponga en marcha una medida como esta porque la relación entre la distribución y los fabricantes es diferente. También lo es, indican, la de las empresas de súper e hipermercados con el Gobierno francés. 

En paralelo, algunas de las grandes multinacionales señaladas en Francia ya han reconocido que el pico de la inflación está superado y que los consumidores ya no aceptan más subidas al pasar por caja. Ese mensaje lo lanzaron gigantes como Nestlé, Unilever, Coca-Cola o Danone al presentar sus resultados de la primera mitad del año.

Por ejemplo, el presidente y consejero delegado de Coca-Cola, James Quincey, apuntó durante un encuentro con inversores que los clientes “son cada vez más conscientes” de la evolución de los precios, que “buscan valor” y “están comprando productos en oferta”. Su homólogo de Pepsico, el español, Ramón Laguarta, describió a los consumidores como “fieles a las marcas” a pesar de las subidas, pero su compañía también apuntó que en breve se va a volver a precios “relativamente más normales”.

No solo en Francia se ha llegado a un acuerdo para tratar de bajar la cesta de la compra. También en Italia, aunque el Gobierno encabezado por Giorgia Meloni aún tiene que definir cómo lo va a llevar a cabo. De momento, se sabe que se va a llamar también trimestre antiinflación y se ha pedido la participación tanto de la distribución como de los fabricantes. Estos últimos, a través de las diferentes patronales de la industria alimentaria, han sido los últimos a sumarse a este pacto antiinflacionista que tendría que echar a andar el 1 de octubre.

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