Con seis millones de parados y una economía zombi que sigue destruyendo empleo, ¿cómo ayudar a las personas a buscar un puesto de trabajo? El Ministerio de Empleo ultima un acuerdo marco para pagar a las agencias de colocación por colocar parados y fijar los baremos para acceder a estos incentivos económicos. Actualmente hay unas 700 agencias de colocación registradas, entre las que no solo hay empresas de trabajo temporal, también asociaciones y ONG.
“Rellenas esta ficha, firmas aquí y ya está”, dice Alejandra Martín detrás de un mostrador rojo. Alejandra se encarga de recibir y dar la primera atención a las personas que se acercan a una oficina en el centro de Madrid de Adecco, una empresa de trabajo temporal que funciona también como agencia de colocación. “Los candidatos entran, muchos vienen a dar su currículo, se lo cogemos y les asesoramos en función de lo que necesitan. Llega gente con dudas sobre el propio currículo, sobre cómo está su campo profesional, sobre cómo enfocar su búsqueda...”, señala la consultora.
Son casi las cinco de la tarde y un par de personas pululan por el mostrador. Esta es una de las 300 oficinas que Adecco tiene repartidas por España. Muchas están especializadas por sectores, como hostelería y espectáculos, call center, o comercio. “Si el perfil de la persona que viene no es en el que estamos especializados, le podemos atender igual, pero le damos las direcciones y contactos de las otras oficinas”, dice Alejandra. La oficina se divide a su vez en dos: una, dedicada a los perfiles de oficina y, en general, de menos cualificación; la otra, a perfiles de cualificación alta. En total, unas 60 personas trabajan aquí.
El potencial que despliega Adecco poco tiene que ver con la sencilla oficina que la Asociación Cultural Lakalle tiene en Vallecas, uno de los barrios con más paro de Madrid. En un espacio modestamente equipado ejercen de agencia de colocación, imparten talleres de empleo, intermedian ofertas de trabajo y dan las clases de dos itinerarios de formación que acaban con un periodo de prácticas en empresas. Quince trabajadoras atienden a cientos de personas.
“El objetivo es que los jóvenes tengan al menos una formación que les permita acceder al mercado laboral. Además de la parte práctica trabajamos mucho las habilidades sociales y laborales”, señala Ángela Herrero, responsable del área de empleo. Lakalle tiene como prioridad a los jóvenes, pero atiende a todo tipo de personas. La asociación lleva más de veinte años trabajando en el barrio para fomentar la participación social de jóvenes y gestionando proyectos de integración laboral para personas al límite de la exclusión social.
En el aula de empleo un tablón de corcho recoge las ofertas de cursos y talleres de formación gratuitos. En una pequeña mesa, dos ordenadores: allí las personas que buscan empleo pueden enviar el currículum y consultar páginas web. “Vienen muy perdidos, todo el mundo viene diciendo que trabajaría en lo que sea y es verdad, pero les ayudamos a centrar su búsqueda, para que sus esfuerzos no se dispersen y no sean inútiles”, afirma Virginia Sánchez, una de las técnicas de empleo de la asociación.
Destacar por el currículum
Las técnicas de empleo reciben cada día a decenas de personas: “Primero hacemos una toma individual de datos de todo tipo y detectamos qué necesidades tiene esa persona. En una segunda cita hablamos de cómo hacer un currículo y la carta de presentación. En una tercera ya hacemos una agenda semanal: hacemos un plan de trabajo para cada día y ya vamos haciendo seguimiento”, explica Ángela, que asegura que hay algunas carencias muy frecuentes entre las personas que buscan empleo, como la informática. “Los jóvenes saben chatear, pero no tanto buscar empleo, o subir un currículo”, asegura.
En la oficina de Adecco, dos veces a la semana imparten talleres de empleo de dos horas a pequeños grupos. “Los enfocamos hacia las necesidades básicas que muchas personas tienen: muchas no saben dirigir su búsqueda de empleo, hacer bien un currículo o preparar una entrevista. Hay gente que nunca ha buscado un empleo o que llevaba tanto tiempo en su puesto de trabajo que cuando ahora se ve en paro no sabe qué hacer. Estos talleres son para todos los perfiles, hay gente muy cualificada que no sabe hacer una entrevista”, explica Hortensia Vena, una de las consultoras de la oficina. Vena asegura que las personas que tras los talleres siguen teniendo “necesidades especiales” son atendidas por orientadores laborales. “Al final de los talleres, a aquellos que encajan con algún perfil de las ofertas abiertas se les ofrece una entrevista con un consultor”, asegura Alejandra.
Lakalle también organiza talleres de búsqueda activa de empleo de una semana de duración. En ellos, además de insistir en las formas de hacer un CV o una carta, enseñan también cómo afrontar una entrevista de trabajo. “Trabajamos la parte teórica, pero también la práctica. Una vez acabado el curso traemos a una persona de recursos humanos, buscamos ofertas de empleo reales que haya abiertas y simulamos un proceso de selección. Grabamos a la gente y luego les ponemos sus vídeos para analizar la entrevista, ver sus fallos, fijarnos en el lenguaje no verbal”, dice Ángela.
Entre cuarenta y cuatro ofertas en una semana
En la parte de la oficina de Adecco en la que trabajan con perfiles cualificados citan cada día a varias decenas de personas para hacerles entrevistas. A lo largo de un pasillo se reparten ocho salas de puertas semitransparentes. En una de ellas está Andrés, un informático que acabó la carrera en 2011 y que busca trabajo. El consultor le pregunta por su experiencia académica, Andrés defiende su formación en inglés. Hortensia Vera cuenta que los consultores rastrean las redes sociales en busca de perfiles interesantes y reciben también las candidaturas que les llegan a través de internet. A partir de ahí, hacen entrevistas bien para puestos concretos, bien para bolsas de trabajo que les permiten tener preparados perfiles adecuados para ofertas laborales que llegarán pronto.
¿Y cómo saben los consultores de Adecco qué quieren las empresas? “Una vez que el cliente hace un pedido se reúne con el consultor para saber de forma detallada qué puesto de trabajo quiere y el perfil que busca, no solo en cualificación, sino en otras cualidades. Por ejemplo, si quiere a alguien más o menos extrovertido, metódico, con buena presencia...”, explica Alejandra, que insiste que el trato a “los clientes” es especializado, y el que se da a los candidatos es “muy atento”.
¿Y cuántas ofertas intermedian? “Ahora mismo en la parte de oficina tenemos unas 30 o 40, pero algunas pueden ser para varias personas, incluso para decenas de personas”, dice Alejandra.
En la Asociación Lakalle, es Ángela Herrero la que se encarga de captar las ofertas de empleo para su bolsa de trabajo. Una vez conseguidas, la asociación comienza un proceso de selección para elegir a los candidatos que enviará a las empresas, a los que prepara previamente. “Luego hacemos seguimiento para ver qué ha pasado, si han conseguido el puesto o no, y qué tal ha ido también para la empresa”, señala.
Tienen una base de datos con más de 1.200 empresas a las que periódicamente envían candidaturas. Pero las ofertas de empleo escasean: esta semana tienen solo cuatro. ¿Hubo tiempos mejores? “Sí, pero tristemente esa es la realidad de hoy”.