En los 36 años de democracia española, la economía ha pasado por dos fuertes crisis (la de 1993 y la actual), un contagio internacional (con la crisis del petróleo en 1979), y un susto con el pinchazo de la burbuja .com entre el 2000 y el 2001. Pero la cuantía destinada por el Estado para Ayuda Oficial al Desarrollo se ha visto más afectada por la voluntad política que por la realidad económica. Así, el registro histórico de las donaciones españoles muestra cómo los Gobiernos de color socialista fueron los que más se esforzaron en mejorar esta partida mientras que, por ejemplo, en la bonanza económica que le tocó gobernar a Aznar, la cooperación española se estancó proporcionalmente.
Desde 1977, España dejó de ser receptor de Ayuda al Desarrollo al recibir su último préstamo del Banco Mundial, pero no fue hasta 1983 cuando pidió explícitamente salirse del grupo de receptores de ayuda que acoge la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Tras una tímida aportación en la década de los ochenta, el gobierno socialista de Felipe González propinó un fuerte impulso a la ayuda exterior que tuvo un traspié en 1994, depués de la fuerte crisis desencadenada en el año anterior.
Con la llegada de José María Aznar al poder, la ayuda se estancó y apenas hubo traslado de la bonanza económica que España registraba a los flujos de cooperación exterior. Así, pese a que el PIB español creció en la época del Partido Popular a ritmos superiores al 3% anual, la proporción de ayuda apenas se movió del 0,2% de la actividad económica.
Cuando José Luis Rodríguez Zapatero llegó al poder, en 2004, la partida dedicada a cooperación exterior estaba al mismo nivel que en la crisis de 1994. El gobierno socialista imprimió un fuerte impulso a recuperar esta línea de gasto, que tocó su techo en 2009 al suponer el 0,45% de la economía española. La ayuda al desarrollo logró aún sobrevivir a niveles dignos en 2010, pero fue a partir de 2011, cuando se ejecutaron los planes de ahorro propuestos por la troika, cuando cayó de nuevo al nivel del comienzo de la primera legislatura socialista.
La llegada de Rajoy al poder y sus primeros presupuestos generales de 2012 han supuesto un retroceso de quince años en el papel del Estado en ayuda exterio, al car al nivel del 0,14%, un nivel no visto desde 1989. Esta marcha atrás borra de un plumazo el objetivo de alcanzar una aportación del 0,7% en 2015 tal y como prometieron los países de la UE que conseguirían. En el año 2000, Naciones Unidas lanzó este órdago a los países ricos que la crisis ha frenado de forma generalizada. Solo Reino Unido parece mantener un compromiso firme con alcanzar esta meta, incluso antes de la fecha prevista ya que quiere alcanzar esta aportación para 2014.
Cabe destacar que el objetivo de Naciones Unidas hablá de un 0,7% de la Renta Nacional Bruta, un indicador que en el caso de España es prácticamente igual al PIB. Otros países, como Irlanda, cuyas rentas se generan de forma masiva en el exterior sí tienen una importante diferencia entre PIB y RNB.