Hacienda diseña unos presupuestos con un ritmo alto de recaudación pese al menor crecimiento de la economía

Diego Larrouy

14 de diciembre de 2023 21:49 h

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El Gobierno ha dado esta semana un paso más hacia los Presupuestos Generales del Estado del año 2024. No estará a tiempo, como en años anteriores, pero se espera que esté listo en el primer trimestre del año. Ya se conoce el objetivo de déficit y deuda, a falta del visto bueno de las Cortes, así como el techo de gasto y los recursos para las comunidades. Además, el Ministerio de Hacienda ha hecho su primera estimación de recaudación, con un crecimiento del 9% respecto a este ejercicio. Supone un importante incremento para unos datos que ya están en récord y pese a que el PIB crecerá menos que en 2023.

“Estimamos que el crecimiento de los ingresos tributarios estarán en el entorno del 9% respecto a la liquidación de este año”, aseguró la vicepresidenta cuarta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, tras el último Consejo de Ministros. De este modo, el Gobierno confía en mantener un buen ritmo de los ingresos públicos para el próximo año, en un ejercicio en el que prevé un nuevo recorte del déficit público.

El dato supone un mensaje algo más optimista que cuando se redactaron los presupuestos de 2023. En aquel proyecto se apuntó a un crecimiento este año del 7,7%, por debajo del que ahora plantea para 2024. Eso sí, Montero matizó esta semana tras el Consejo de Ministros que el dato final de liquidación de este año se situará por encima de lo presupuestado, al igual que ha pasado en ejercicios anteriores.

De este modo, la recaudación no solo no se frena, como se podría esperar con un crecimiento más moderado de la economía, sino que mantiene un ritmo elevado. La previsión de crecimiento del PIB para el próximo año se sitúa en el 2%, frente al 2,4% que se apunta para este ejercicio. Es el dato que figura en el cuadro macroeconómico que plantea el Gobierno para estos presupuestos y que transmitió a Bruselas en octubre en el plan presupuestario. El objetivo de crecimiento no se ha actualizado a la baja pese a que la OCDE y otros organismos internacionales apuntan a un comportamiento más moderado de la economía.

Los presupuestos de 2024 comienzan su redacción, por tanto, con la previsión de obtener el cuarto récord de recaudación consecutivo tras la pandemia. El crecimiento económico vivido tras la crisis sanitaria, el fuerte crecimiento del empleo o del consumo, y el fuerte crecimiento de los beneficios empresariales han elevado el nivel de recaudación a cotas que no se habían visto nunca para España. Crecen todas las figuras hasta sus niveles más altos salvo Sociedades, que todavía sigue lejos de su máximo alcanzado en 2007.

El dato del 9% es una primera estimación planteada por el Ministerio, pero falta por conocer el dato definitivo y su detalle. Eso se podrá consultar cuando registre el proyecto de presupuestos en el Congreso, una vez que PSOE y Sumar, los socios del Gobierno, acuerden las nuevas cuentas. Ahí se conocerán también las novedades tributarias que puedan incluir y que pueden afectar a la recaudación. Por ejemplo, el año pasado se incluyeron cuestiones como la rebaja del IRPF para las rentas más bajas o la subida para las rentas del ahorro de las más altas.

También queda por conocer, aunque con una tramitación independiente, el futuro de las medidas fiscales que se aprobaron para paliar los efectos de la crisis. Esta semana, Montero ha evitado avanzar si se mantendrán más medidas aparte de la rebaja del IVA de la alimentación, y aludió a finales de mes para la toma de esta decisión, ya que el 31 de diciembre decaen estas medidas. La retirada o reforma de estímulos como la rebaja del IVA eléctrico o del gas o de los impuestos a la electricidad, impulsarían al alza el crecimiento de los ingresos. La ministra recordó en el Congreso que estas medidas han supuesto 7.000 millones de euros.

El Gobierno envió a Bruselas el pasado mes de octubre un plan presupuestario, como tiene que hacer cada otoño. En este ocasión lo hizo sin contar con un proyecto de presupuestos, por lo que planteó un escenario “inercial”, es decir, sin contemplar nuevas medidas ni el mantenimiento de las rebajas temporales por la subida de la inflación. Si bien, daba pistas de cómo cree que evolucionarán los principales impuestos.

El Gobierno reflejaba en aquel documento —que incluye la recaudación de todos los niveles de la administración— que espera que, por ejemplo, el IRPF refleje el crecimiento gracias al “aumento de las pensiones y el efecto positivo de las medidas tributarias adoptadas en el pasado”. Respecto a Sociedades, apuntan a un crecimiento aunque “más moderado”. Eso sí, apuntan que la limitación de la compensación de pérdidas para los grupos empresariales, que entró en vigor este año, impulsará los ingresos. Respecto al IVA, avanzaban “la fuerte recuperación de la recaudación con tasas de crecimiento muy dinámicas y significativamente superiores a las alcanzadas en 2023”.

Subirá la presión fiscal

Con una recaudación subiendo por encima del PIB, el Gobierno prevé seguir mejorando en uno de sus objetivos: que la presión fiscal (peso de los ingresos sobre el PIB) en España se acerque a la europea. La distancia todavía es importante tras haber reducido en los últimos años la brecha. Con datos de 2022, España tendría que haber ingresado 48.000 millones de euros más para poder alcanzar el porcentaje de ingresos que tiene la media de la zona euro.

El Ejecutivo planteó en el plan presupuestario enviado a Bruselas que la presión fiscal finalizaría en 2024 en el 38,6% respecto al PIB. Este objetivo supondría incrementar en medio punto el dato proyectado para el cierre de este año. De este modo, el próximo año será una vuelta al crecimiento de la presión fiscal en España tras dos años seguidos de retroceso, en 2022 y 2023, y recuperará el máximo alcanzado en 2021.

A falta de concretar la cifra exacta de crecimiento de la recaudación fiscal y si hay novedades tributarias de cara al próximo año, el dato avanzado va en línea con los otros detalles ya anunciados sobre los presupuestos y que apuntan a un presupuesto expansivo. Y eso, pese a ser un curso en el que vuelven las reglas fiscales y el Gobierno mantiene su intención de cerrar con un dato de déficit del 3% que permita esquivar el Procedimiento de Déficit Excesivo (PDE) en Bruselas.

Esta semana, el Gobierno aprobó el nuevo techo de gasto no financiero de 199.120 millones de euros, el más alto de la historia, incrementando el 0,5% el dato del año pasado. Quitando la llegada de fondos europeos, que para el próximo año se cifra en unos 9.900 millones de euros, el aumento del techo de gasto es sensiblemente mayor, de más del 9%. Otro dato que apunta a esa expansión y que se ha conocido esta semana es el de los fondos que serán transferidos a las comunidades. Son 154.467, casi un 15% más, y también un récord histórico. Igualmente, los ayuntamientos tendrán más recursos que nunca con 28.557 millones, un 22,6% más.

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