Un espacio dedicado a conocer historias y experiencias reales a las que se enfrentan los inquilinos al alquilar una vivienda. Si tienes algo que contar, escríbenos a alquiler@eldiario.es y hablaremos sobre tu historia.
“La arrendadora me amenazó con zanjar el contrato, ya que al vivir con mi pareja comparto la vivienda con una persona ajena al contrato”
Mi nombre es Javier (nombre ficticio), tengo 26 años y vivo en el barrio de Chamberí (Madrid). Me gustaría contaros mi historia con el alquiler:
Me mudé a un piso de 40m2, con ventanas velux (poca luz), ya que es un ático o un antiguo desván transformado en vivienda. Me mudé aquí junto con un amigo que estaba estudiando. Firmamos un contrato por 800 euros en junio de 2017. Por esa época el precio ya empezaba a ser un “chollo”. Sin embargo, en mayo de 2018 mi amigo se fue, una vez que terminó sus estudios. Me quedé yo solo pagando el piso, ya que en febrero mi pareja se vendría a vivir conmigo y la verdad, tal y como estaban los precios ya en 2018, me compensaba pagar unos meses más y aguantar a ese precio, al menos hasta 2020, fecha en la que se me terminan las prórrogas obligatorias del contrato.
Esta situación se la comenté a la arrendadora que como conocedora de mi situación se ofreció amablemente a reducir la renta y dejarla en 750 euros hasta febrero de 2019 (que vendría mi pareja). A partir de entonces, yo me ofrecí a pagar 900 euros, para compensar la reducción en momento de pleno auge y dado que me parecía una subida elevada, pero razonable.
Cuál fue mi sorpresa que en el mes de diciembre la arrendadora me comunica que no quiere pactar la renta a 900 euros a partir de febrero, que según ha visto en el portal Idealista los precios están subiendo y quiere fijarla en 1.100 euros. Es decir, una subida de un 40% sin motivo aparente. Pura especulación.
Ante esta situación le comenté que no era el pacto que habíamos alcanzado y que no estaba dispuesto a asumir tal subida. Ante esta situación, le informé de que el pacto había sido incumplido, por lo que devolví los importes que había abonado de menos desde junio de 2018 hasta diciembre 2018 (tal y como me pidió), y se actualizó la renta del contrato de 2017 al IPC según figuraba en el mismo, dado que me acogí a las prórrogas legales.
Ante esta situación la arrendadora comienza a amenazarme con la resolución del contrato judicialmente, ya que al vivir con mi pareja estoy compartiendo la vivienda con una persona ajena al contrato lo que le da derecho a resolver el mismo.
Contactó conmigo un par de veces para informar de que si quería continuar en la vivienda con mi pareja a partir de febrero de 2019 tendríamos que firmar un nuevo contrato de 1.100 euros mensuales por el simple y llano motivo de que los precios estaban subiendo. Empecé a investigar el tema de las prorrogas contractuales y la ley de arrendamientos urbanos.
A día de hoy sigo en la vivienda, conviviendo con mi pareja y abonando personalmente la renta íntegra de 817 euros, dado que si ella pagara su parte estaríamos compartiendo la vivienda y por tanto ello daría derecho a la arrendadora a resolver el contrato. Por tanto, esta es mi vivienda, que estoy pagando yo, pero mi pareja vive conmigo, por lo que la arrendadora ya no puede resolver el contrato, dado que la jurisprudencia no considera que exista un uso compartido cuando en la vivienda conviven terceros ajenos al contrato por motivos familiares, afectivos o incluso laborales (caso de trabajadores internos).
La situación de los alquileres en concreto en la ciudad de Madrid es insostenible, hasta tal punto que mi pareja y yo estamos buscando otras opciones mucho más lejanas de nuestro centro de trabajo, por el simple hecho de que no podemos seguir permitiéndonos pagar la renta mas allá de 2020. Los pisos anunciados están todavía más altos.
Es insostenible que los arrendadores fijen los precios de las viviendas a través de la web Idealista. No se puede permitir que una simple web fije los precios de mercado de toda una ciudad. Es lamentable que a día de hoy siga sin existir una legislación que establezca índices de precios para el alquiler, tal y como existen las tasaciones de vivienda para los préstamos hipotecarios, por ejemplo.
La vivienda es un bien de necesidad básica, como tal debería estar limitada la especulación sobre el mismo. Independientemente de que el propietario sea Blackstone o el vecino del barrio que tiene una vivienda que alquila. Se está sacando una renta de un bien básico como la vivienda, y como tal debería estar protegido de la especulación.
Mi nombre es Javier (nombre ficticio), tengo 26 años y vivo en el barrio de Chamberí (Madrid). Me gustaría contaros mi historia con el alquiler:
Me mudé a un piso de 40m2, con ventanas velux (poca luz), ya que es un ático o un antiguo desván transformado en vivienda. Me mudé aquí junto con un amigo que estaba estudiando. Firmamos un contrato por 800 euros en junio de 2017. Por esa época el precio ya empezaba a ser un “chollo”. Sin embargo, en mayo de 2018 mi amigo se fue, una vez que terminó sus estudios. Me quedé yo solo pagando el piso, ya que en febrero mi pareja se vendría a vivir conmigo y la verdad, tal y como estaban los precios ya en 2018, me compensaba pagar unos meses más y aguantar a ese precio, al menos hasta 2020, fecha en la que se me terminan las prórrogas obligatorias del contrato.