Las pymes que importan de China se quedan sin productos por el coronavirus: “La situación es crítica”

Margarita tiene una pequeña tienda de muebles en la calle Atocha de Madrid. Trabaja con importadores españoles que le sirven muebles de China y que en las últimas semanas apenas le dan información. “Cuando prevén que va a venir un contenedor con cosas te dicen: llega en febrero. De momento, lo que tenía que venir en febrero llegará en abril”, explica. “No sabemos si no les dejan salir, porque no dicen nada claramente. Y cuando no lo dicen es porque tampoco lo saben”.

La situación —causada, claro, por el coronavirus— provocará a su tienda, K'alido Decor, un roto en las cuentas si los clientes que esperan un mueble se cansan y hacen una devolución. “Teníamos de fecha de entrega el 28 de febrero. Cuando la gente no reciba sus muebles, preguntará. Tendré que decir que no llegan hasta abril. Y si no quieren sus muebles y hacen devoluciones, me los comeré con patatas”. Solo en caso de que finalmente no llegaran podría devolver el dinero al cliente y no perderlo, porque no tendría que pagar al importador.

Como Margarita, pequeños empresarios españoles que importan de China piensan estas semanas cómo afrontar el parón. El comienzo de la crisis del coronavirus coincidió con el Año Nuevo Chino, que cada año paraliza entre dos y tres semanas las fábricas. 

“La situación es crítica. Se suman dos elementos que provocan una bomba nuclear”, valora David Morente, fundador de SuperStudio, una tienda online de muebles 'low cost' adquirida el año pasado por la valenciana Sklum. “El Año Nuevo Chino ya suele ser una putada, porque sabes que durante un mes no vas a recibir contenedores. Haces previsión a 30 días y sueles tirar corto, porque cuando hay que comprar de más, compras de menos [para no acumular stock]. Otros años se refleja en abril. Ahora que la situación se alarga y que aún no se ha restablecido del todo la fabricación, se notará en abril, mayo y junio. Las empresas [del sector] estarán sin existencias muchos meses”.

Las grandes empresas de textil españolas —grupo Inditex, Mango o Desigual— ya buscan alternativas para trasladar su producción. Tendam (Spriengfild, Cortefiel, Pedro del Hierro y Women's Secret), por ejemplo, trabaja con fábricas de más de 30 países. “Eso nos permite margen de maniobra suficiente si la situación se prolonga en el tiempo”, afirman fuentes del grupo.

Pero no es lo mismo ser Cortefiel o Inditex que ser una tienda en un barrio de Madrid. “El textil es diferente, hay más opciones”, continúa Morente. “En muebles tenemos dependencia de China. Yo he investigado otros mercados asiáticos, Turquía y los países del Este, pero no son competitivos ni trabajan bien este producto. Además, cambiar de fabricante significa cambiar el catálogo entero, porque al final el producto viene con diferencias, hay que hacer nuevas fotos... Es imposible cambiar de fábrica”. 

Que las empresas no vayan a tener productos provocará, según este empresario, una caída de la inversión en marketing. El del mueble online es un sector que se mueve a golpe de click: si pagas porque tu silla salga en la primera posición de Google aumentas las compras sí o sí. Así que si no tienes sillas no pagas a Google y evitas problemas de falta de stock. “He hablado con empresas de la competencia y me han dicho que la cosa está francamente mal. El Black Friday fue mejor de lo esperado y se rompieron las previsiones de compra”, concluye. “Lo lógico sería rebajar la inversión”.

Los datos oficiales de importaciones de mercancías aún no reflejan la crisis, porque los últimos publicados por Industria corresponden al mes de noviembre. Hasta marzo no tendremos los de enero. Según la encuesta de coyuntura industrial, que mide las expectativas empresariales con respecto a su stock y ventas previstas, las empresas de bienes de consumo tienen al menos 4,4 meses de producción asegurada.

Juan Antonio Fernández regenta una pequeña empresa de fundas de instrumentos musicales. Vende por internet y a otras tiendas desde un polígono industrial. “Aquí está todo parado. Es que no hay barcos. No viene mercancía ni se puede mandar”, cuenta. “La gente tiene pánico al coronavirus. Nosotros, de momento, estamos sirviendo porque nuestros 'stockages' son tremendos: mi padre tenía la manía de comprar aunque no hiciera falta, por si se incendiaba un barco o la fábrica. Pero ahora mismo me dicen los distribuidores de Europa que no tienen nada, que no están entregando pastillas de guitarra o boquillas de saxofón en tiendas. Ellos compran previsiones y si pasa algo se quedan sin material. Te das cuenta de que, si se para China, se para el mundo”.

Desde la asociación nacional de empresas de textil, ACOTEX, prevén un incremento de precios en invierno. Será consecuencia del impacto del virus en la cadena de suministro. “Yo no creo que deba incrementarse”, dice su presidente, Eduardo Zamacola. “Defiendo que el producto será de la misma calidad, independientemente del país en el que se fabrique. No podemos subir el precio al público por ese incremento de coste”. Igualmente, lanza un mensaje de “tranquilidad”: las tiendas no estarán vacías dentro de unos meses. “En los 90 y en los primeros 2000 estuvo de moda fabricar en China por el precio, pero hace ya años empezó la relocalización de las producciones. Cada vez se hacen más en países cercanos y tienes capacidad de reacción. No es tan grave como si hubiese sido hace veinte años”.

Lo que de verdad preocupa a las grandes empresas son las ventas: tanto en el mercado asiático —el 16% de las tiendas de Inditex están allí; el grupo se ha desplomado en Bolsa en los últimos días— como en España, porque vendrán menos turistas. “El turista chino es el que más dinero se gasta. Busca producto de lujo. Las ventas se pueden ver mermadas por la bajada de turismo”, continúa Zamacola. “Si hay una crisis sanitaria, la confianza del consumidor disminuye y nos vemos afectados. Pero el mensaje es de tranquilidad. Ya hay suficiente histerismo como para echar más”.

¿Cuánto caerá el turismo?

El sector turístico está “en pánico”, resume un comercial de una gran cadena hotelera española. “Se están cancelando reservas en todos los hoteles y agencias”. A principios de semana, cuando se detectaron los casos en el norte de Italia, la patronal de las agencias de viaje (FETAVE) explicaba que al ser temporada baja en España el impacto aún no era muy grande, pero que había “preocupación” entre la gente que tenía viajes contratados. Desde el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio explican que monitorizan a diario la situación: por un lado, lo que aparece en la prensa extranjera para evitar que la reputación de España se vea afectada; por otro, con las empresas para ver si hay cancelaciones o no.

“Semana Santa es lo que más cerca está. Pero es diferente por mercados, porque algunos reservan con más antelación que otros”, cuentan fuentes de Turismo. “Hay cierta ralentización en los motores de búsqueda y reserva, pero nadie nos dice que haya cancelaciones masivas. Es aventurado saber si habrá más o menos turistas que el año pasado”.

Como en las importaciones, hasta marzo no tendremos los datos de enero ni hasta abril los de febrero. Y aunque el turista chino sea el que más dinero se deja, “hay que contextualizar. Es un mercado en el que tenemos mucho interés, pero los chinos representan solo el 0,9% de los turistas que recibe España”.

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