La inflación golpea con más fuerza a los más débiles. Así lo demuestra Intermón Oxfam en su último informe La desigualdad no se va de vacaciones en el que detalla que el aumento de precios afecta un 30% más a los hogares con menos ingresos que a los hogares más ricos. Otras de las consecuencias del incremento de precios es que en lo que llevamos de año (hasta mayo de 2022), la cesta de la compra se ha encarecido un 8,1% y que los hogares con menos recursos están destinando más de un tercio de sus ingresos a pagar la factura energética.
Manteniendo la misma cesta de la compra, la capacidad de ahorro de los hogares con menos ingresos ha empeorado 3,5 veces más que la de los hogares con más ingresos. Los hogares de ‘clase media’ también verán disminuida su capacidad de ahorro. Antes del alza del IPC, casi la mitad de los hogares españoles podían ahorrar, pero tras la subida de precios, solo 3 de cada 10 podrán hacerlo, según detalla la organización.
La inflación de junio llegó al 10,2%, el mayor nivel en 37 años. La Encuesta de Condiciones de Vida indicó que la población en riesgo de pobreza o exclusión social aumentó al 27,8% durante el primer año de la pandemia (2020) – la cifra más alta en cinco años–, inciden en Intermón. En este contexto no es extraño que en los hogares con menor poder adquisitivo, hoy es un 14% más caro mantener el mismo patrón de consumo que antes de la pandemia. Mientras para los hogares más pudientes, el precio de la cesta de la compra también ha aumentado, pero un 11%.
La ONG recuerda que “tres crisis han puesto a prueba a nuestras sociedades: la Gran Recesión, la pandemia de la COVID-19 y el conflicto en Ucrania. Las tres han provocado miseria e incertidumbre, han acentuado desigualdades ya existentes y han desgastado nuestros sistemas de protección social”.
Ahora bien como en crisis anteriores, “la sociedad española se verá fuertemente impactada. Lo dijo con claridad recientemente el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos: 'Somos más pobres que antes de la guerra'. Pero ese impacto es diferencial: los sectores más vulnerables serán, otra vez, los más afectados sin haberse recuperado aún de los efectos de las crisis anteriores. Nuevamente asistimos a un episodio de ‘ganadores y perdedores’”.
“Estos datos, por desgracia, confirman que la inflación sí entiende de clases, castigando a unos más que a otros ya que la vida es más cara para aquellas personas que menos recursos tienen” señala Ernesto García, coordinador de Recuperación Justa en España. Claramente el aumento de precios está afectando especialmente a los hogares con menor capacidad de renta agudizando la desigualdad. La diferente composición de la cesta de la compra y el fuerte aumento de precios de bienes esenciales como la energía perjudica especialmente a los hogares de colectivos más vulnerables.
Esta situación contrasta con que las ganancias de algunos sectores –financiero, farmacéutico, energético y alimentario– se disparan. La organización apunta que los ingresos de las cuatro mayores empresas energéticas de nuestro país crecieron un 34% entre 2020 y 2021. Es más, sus beneficios en 2021 fueron el doble de la media observada durante los cinco años anteriores. Solo las centrales hidroeléctricas y nucleares habrían generado entre marzo de 2021 y marzo de 2022 más de 6.500 millones de euros de beneficios extraordinarios.
Respecto al aumento del precio de la energía y su impacto en los hogares con menos ingresos, Oxfam Intermón estima que, tan solo en el primer trimestre del 2022, el 35% de los ingresos de esos hogares ha sido destinado al pago de la energía. Pero también afecta a muchos hogares de clase media-baja, donde casi un 4% de los hogares, es decir 75.019 hogares han destinado más del 50% de sus ingresos para hacer frente a esa partida.
Intermón Oxfam valora las medidas que ha adoptado el Ejecutivo, desde el ‘Escudo social’ para hacer frente a las consecuencias sociales y económicas de la pandemia como el Plan de respuesta para combatir la inflación y su ampliación, aunque califica de “no progresivas (la rebaja del IVA de la luz no diferencia entre hogares con más o menos recursos) o no están teniendo el efecto esperado (la bonificación al combustible no está frenando la escalada de precios)”. La organización social apunta que todas las medidas “sirven para evitar lo peor, pero no son suficientes para corregir las desigualdades estructurales que existen en nuestro país”.
Por este motivo, Intermón Oxfam propone, entre otras medidas, aplicar un gravamen del 90% sobre las ganancias excesivas de las empresas, comparadas con el promedio de los cinco ejercicios anteriores. Para realizar el cálculo se tomaría como base el resultado contable de la empresa para el Impuesto de Sociedades, y no la base imponible, que no reflejaría de forma fiel los beneficios extraordinarios, puesto que queda muy reducida tras la aplicación de todos los ajustes contables.
Este modelo supondría que, aunque tenga carácter retroactivo, el impuesto no podría recaudarse hasta que se hayan presentado las declaraciones consolidadas de las compañías al final del resultado contable (es decir, no antes de finales de marzo de 2023). Según la ONG es un diseño menos inmediato, que requiere más control por parte de la Administración para su cálculo, pero más ajustado al principio de gravar únicamente el exceso de beneficios generados en contextos inusuales.
Además propone como medidas el refuerzo del Ingreso Mínimo Vital o el apoyo a personas autónomas, pymes y empresas incentivando la transición energética. En el medio plazo, aboga por acometer políticas de protección social, así como medidas enfocadas al mercado de trabajo y al apoyo al tejido productivo, al cuidado y a la crianza; además de explorar la política de rentas, así como garantizar políticas de protección y apoyo a las personas refugiadas y en movimiento, entre otras. Finalmente, le pide al Gobierno que diseñe un sistema tributario responsable y solidario para que aporten más quienes más tienen.