Frente a los economistas que acusan al Gobierno de ser demasiado lento a la hora de poner en marcha un gran paquete económico para luchar contra el impacto del coronavirus, José Ignacio Conde-Ruiz (Madrid, 1969), subdirector de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) y profesor de Fundamentos del Análisis Económico en la Universidad Complutense de Madrid, argumenta que el Ejecutivo de Pedro Sánchez está tomando las medidas adecuadas en este momento -“en ninguna guerra se gasta toda la munición en la primera batalla”, apuntilla ante las llamadas a disponer poner al país para una economía de guerra-.
Conde-Ruiz está seguro de que el Gobierno irá aprobando nuevos paquetes económicos pero añade que debería seguir el camino que le vaya trazando la Unión Europea: “Esperaría a un programa muy potente y decidido, un ”what ever it takes“ (hacer lo que haga falta) pero a nivel fiscal con recursos europeos”. Aunque admite que el déficit no debe ser ahora la principal preocupación sino centrarse en la emergencia sanitaria y su impacto social, añade que incurrir en más deuda “tiene que ser una decisión global, en el caso de España acordado a nivel europeo y avalada en cierta forma por el BCE”.
¿Qué le parecen las medidas económicas que ha puesto en marcha el Gobierno para luchar contra el impacto económico del coronavirus?
Me parecen muy positivas, y van la dirección correcta para evitar que la crisis sanitaria de carácter temporal se transforme en una crisis económica de largo plazo. El objetivo de las medidas es conseguir que las empresas mantengan su actividad, aunque sea de forma latente, hasta que todo pase y puedan recobrar su actividad normal.
¿Tiene sentido preocuparse por la deuda o el déficit en una situación de crisis sanitaria y social como la que estamos viviendo?
En mi opinión, no deberíamos preocuparnos por eso ahora. Pero esto tiene que ser una decisión global, en el caso de España acordado a nivel europeo y avalada en cierta forma por el BCE. España, sin el respaldo europeo no tiene suficiente margen fiscal para hacer frente a lo que nos viene. Esta situación es completamente excepcional. En la crisis del 2008, había muchas empresas que no eran rentables o solventes y ayudarlas a sobrevivir no tenía mucho sentido económico. Ahora es distinto, la gran mayoría de las empresas eran perfectamente solventes y rentables antes de la crisis sanitaria. Muchas están sufriendo una caída importante tanto de su demanda como de su producción por las medidas de confinamiento de toda la población (incluidos los trabajadores), pero tan pronto vuelvan a la normalidad, si han conseguido sobrevivir volverán a ser rentables. Y este es el objetivo, que la gran mayoría de las empresas sobrevivan al parón, y para esto hay que utilizar todos los recursos posibles y hacerlo a nivel global, pues la economía es globalizada y hay externalidades positivas de que todos los países lo hagan.
Realmente el grueso del paquete de ayuda (100.000 millones) son avales, no incurren en gasto público ¿se deberían plantear más ayudas directas a los ciudadanos? Ahora el gasto público por la crisis del coronavirus ronda los 17.000 millones.
Este el primer paquete, y estoy seguro que habrá otros mas adelante. Yo creo que es la estrategia mas sensata e inteligente por tres motivos. En primer lugar, estamos en una crisis dinámica con mucha incertidumbre, y surgirá la necesidad de medidas complementarias (para autónomos o sector turístico, por ejemplo). En segundo lugar, hay que esperar a ver cómo y a cuánto van a ascender los recursos que se van a movilizan a nivel europeo. La situación actual requiere, movilización a nivel europeo, pues el margen fiscal de los países europeos no es el mismo y un poco de reparto del coste entre los estados miembros va a ser necesario. Y, por último, para dar tiempo al BCE para que tome medidas que eviten las tensiones en el mercado de Deuda. En este sentido las medidas acordadas por el BCE esta semana son muy positivas y han cortado de raíz la tensión en los mercados de deuda publica, que habíamos empezado a ver para Italia y España.
El gobierno confía en que las empresas privadas aportarán de algún modo 83.000 millones de euros ¿lo ve factible?
Yo confío en el papel y responsabilidad de las empresas. Y por supuesto ellas también están aportando. Por ejemplo, se están produciendo Expedientes de Regulación de Empleo Temporales (ERTE) donde una parte de los salarios están siendo pagados por las empresas, están invirtiendo en teletrabajo para que se pueda trabajar desde casa. Las empresas están haciendo un esfuerzo titánico para pagar todo lo que vence y financiar todas las pérdidas que tengan para poder pagar a proveedores y trabajadores para evitar que los canales de pago se rompan. Además, cuando estamos diciendo de que las líneas de liquidez avaladas por el Estado resultan claves para que las empresas puedan hacer frente a sus obligaciones, hay que decir también que una parte del riesgo, aunque sea pequeño, será asumido por las entidades financieras.
¿Debemos asumir que estamos en una economía de guerra como proponen algunos economistas y hacer una apuesta decidida por el “haremos lo que haga falta”?
Estoy de acuerdo, es una guerra, pero contra un virus, que va a ser muy dura en términos sanitarios y ahí donde tenemos que centrar todos los esfuerzos para evitar su colapso, pero que con las medidas adecuadas podemos evitar que se desplace a la economía real de forma permanente.
¿Cree que hará falta otro paquete? Los autónomos y diferentes asociaciones empresariales sectoriales se quejan de haber sido “abandonados” por el Gobierno.
Estoy convencido que el gobierno aportará otros paquetes de medidas según vayan evolucionando los acontecimientos de la crisis sanitaria. Pero como he dicho antes, dentro de la urgencia que requiere la situación, me parece sensato que el Gobierno vaya implementando las medidas de forma secuencial. En ninguna guerra se gasta toda la munición en la primera batalla. Y cuanto mayor sea el respaldo europeo mas potente y efectivo será el paquete de medidas. Lo importante es que las medidas que se van anunciando entren en vigor a la mayor celeridad posible. No podemos enredarnos en burocracias que retrase las ayudas, sobre todo a los colectivos mas vulnerables.
¿Cómo valora el programa de emergencia de compra de activos públicos y privados del BCE por 750.000 millones? ¿Tendría que haber llegado antes?
Nunca es tarde si la dicha es buena. Lo importante ahora es que por fin el BCE ha actuado con contundencia. A mi me parece la noticia mas positiva de los últimos días. Pues la acción decidida del BCE para evitar las tensiones de deuda es una condición necesaria para poder empezar a desplegar las políticas fiscales expansivas que requiere la situación.
¿Cuál debería ser la aportación de la Comisión Europea? ¿Debería alinearse las políticas de cada Estado a las decisiones de la UE incluso si estás se hace esperar como está ocurriendo ahora mismo?
Yo esperaría de la Comisión europea un Programa Europeo Especifico Redistributivo (compartiendo costes entre países) frente al COVID-19. Y un programa muy potente y decidido, un “what ever it takes” (hacer lo que haga falta) pero a nivel fiscal con recursos europeos. Hay que actuar a nivel global y no todos los países tienen el mismo margen fiscal para hacer frente a la situación.
Hay economistas como Miguel Sebastián que proponen que el BCE “excepcionalmente financie el gasto sanitario extra dirigido a combatir el virus con la creación de dinero, que no haya que cargarlo a la deuda pública”. ¿Le parece una medida correcta? ¿Lo ve factible?
Dada la excepcionalidad de la situación actual nada es descartable. Pero una vez el BCE se ha comprometido a comprar toda la Deuda Publica que sea necesaria para evitar tensiones y, si finalmente, como decía antes, la Unión Europea encuentra el consenso para implementar un potente paquete fiscal de forma redistributiva compartiendo costes, veo mas factible que si la situación se agrava mucho, se acabe condonando una parte de la deuda publica de los países que se encuentre en el balance del BCE. La situación no es nueva, tras la Segunda Guerra Mundial la mayoría de los países alcanzó niveles de deuda pública insostenibles y al final se acabó financiando, imprimiendo dinero los bancos centrales y generando inflación.
¿Quiénes serán los perdedores de esta crisis?
Yo creo que en esta crisis perdemos todos, en el sentido de que sin la crisis sanitaria todos estaríamos mejor. Esto es evidente. Luego es cierto que hay sectores que van a sufrir caídas en su demanda mayores que otros. Por este motivo, va a ser clave, a parte del apoyo directo a los trabajadores, tomar medidas para reorientar temporalmente algunas actividades. Es decir, habría que facilitar la reasignación de la mano de obra de manera flexible de las actividades donde la demanda se ha visto más afectada (hostelería, restauración, turismo, transporte, automoción, ocio, centros comerciales…) hacia otras donde la demanda ha aumentado o puede hacerlo potencialmente (distribución, suministro, servicios on-line como educación o comercio electrónico, alimentación y bebidas, salud, medios de comunicación).
Y, por último, también va a ser importante, que las empresas no se relajen y estén preparadas. No se pueden permitir que les sorprenda la recuperación. Tienen que estar perfectamente operativas para cuando la recuperación llegue y poder funcionar al 200% desde el primer día.