Christine Lagarde mete prisa a los gobiernos de la Unión Europea. La presidenta del Banco Central Europeo ha aprovechado su comparecencia ante la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara para presionar al Consejo Europeo, el órgano comunitario que suele ser el centro de las críticas y lamentos de los eurodiputados.
“Será importante adoptar este paquete rápidamente”, ha dicho Lagarde en referencia al plan de reconstrucción propuesto por la Comisión Europea, que incluye 750.000 millones de euros para las consecuencias de la pandemia, 500.000 en subvenciones y 250.000 en créditos: “Establecer un cronograma claro dará más certeza y confianza a los ciudadanos, las empresas y los mercados financieros. Cualquier retraso conlleva el riesgo de generar efectos negativos y elevar los costes y, por lo tanto, las necesidades financieras de esta crisis”.
“Nuestra respuesta común a esta crisis, si se usa para dirigir efectivamente la inversión hacia áreas prioritarias estratégicas, puede ser un catalizador para hacer realidad la visión a largo plazo de Europa”, ha dicho Lagarde: “Tenemos la oportunidad de intensificar los esfuerzos de la UE para lograr sus objetivos de sostenibilidad al incluir el cambio climático en la respuesta financiera a la pandemia de COVID-19”.
La presidenta del BCE se refiere a la vinculación tanto del paquete anticrisis como del presupuesto plurianual de la UE con las reformas vinculadas a la transición ecológica y digital: “La crisis puede ser una oportunidad para modernizar nuestras economías para hacerlas aptas para el futuro. La transición hacia una economía más verde es una parte crucial de esto”.
Lagarde ha insistido en que “las medidas del BCE continuarán siendo cruciales para apoyar el retorno de la inflación hacia nuestro objetivo de inflación a mediano plazo después de que haya pasado lo peor de la crisis y la economía de la zona del euro comience su viaje hacia la recuperación económica”.
El BCE ha aumentado su paquete de alivio de los mercados hacia las economías más golpeadas con otros 600.000 millones de euros, sumados a los 750.000 millones movilizados en marzo. Con reinversiones incluidas, el BCE calcula que su plan estará vigente hasta junio de 2021.
“Las medidas que hemos tomado en respuesta a la crisis de COVID-19 subrayan la determinación continua y la disposición del Consejo de Gobierno del BCE para ajustar todos sus instrumentos, según corresponda, para garantizar que la inflación avance hacia su objetivo de manera sostenida”, ha dicho Lagarde en la Eurocámara: “Las medidas de política monetaria adoptadas por el BCE en marzo fueron fundamentales para eliminar el riesgo de la pandemia de COVID-19 y la consiguiente caída de la actividad económica que se transforma en una crisis financiera. Desde marzo, ese riesgo ha disminuido. Después de una contracción del PIB del 3,8% en el primer trimestre del año, nuestras nuevas proyecciones prevén una caída de un 13% en el segundo trimestre”.
“La pandemia de COVID-19 y las medidas para contener la propagación del virus han provocado una contracción sin precedentes de la actividad económica en la zona del euro”, ha sentenciado Lagarde.