Limpieza con ozono, la solución barata para diluir el miedo al virus: “Estamos tratando 10 locales al día”
El inicio de la desescalada ha pillado a muchos con las medidas de seguridad a medio gas. Esmeralda, dueña de una peluquería al sur de Madrid, fue una de las que tuvo que improvisar de cara a este primer lunes de vuelta a la actividad. Las indicaciones de Sanidad recogidas en el BOE obligan a reducir el aforo a un cliente por trabajador y a desinfectar el local dos veces al día, pero gran parte de los comercios prefiere que sea un profesional quien lleve a cabo la primera batida.
“Me metí en Internet y vi que había muchos que publicitaban el ozono. También es lo más barato”, reconoce la peluquera. Así contactó con Pablo, de la empresa de limpieza Grupo Blover, para quien las llamadas de última hora, fines de semana incluidos, se han vuelto el pan de cada día desde que comenzó la crisis del coronavirus. “El sábado hicimos diez locales en doce horas y hoy estamos igual. Han sido dos días de descontrol”, cuenta mientras el reloj apunta las diez de la noche del domingo.
Antes de esta, Pablo ha tratado dos peluquerías más, varios gimnasios y un centro de acupuntura. El proceso siempre es el mismo para los locales pequeños: rocía el producto por toda la superficie, repasa con una bayeta los rincones más difíciles y reparte una segunda capa de ozono que deja actuar durante media hora o cuarenta minutos. “Al día siguiente solo necesitas fregar con agua y el local va a oler hasta mejor”, asegura a Esmeralda.
El ozono, dicen desde Grupo Blover, ha protagonizado un estallido desde el inicio de la crisis “debido a que es un producto de coste muy bajo, no ensucia, huele bien y ha sido destacado como el mejor método de desinfección por la OMS”. En el caso de su empresa, la demanda de estos servicios ha aumentado un 200%, pero reconoce que también se ha disparado la competencia, lo que ha afectado al precio de las máquinas.
Esta proliferación de productores y difusores del gas ha provocado que el Ministerio de Sanidad emitiese una nota técnica alertando sobre su uso y aclarando algunas dudas que han surgido a su alrededor. Por ejemplo, que permite su comercialización aunque de momento se encuentre en periodo de evaluación por la Unión Europea a la espera de ser incluido en la lista oficial de virucidas autorizados.
Desde la Asociación de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) ven con algo de reticencia la aparición de compañías de limpieza que venden servicios baratos de desinfección contra algo tan serio como una pandemia. “El ozono está en un limbo mientras que Europa no emita un informe que avale su poder desinfectante”, explica Sergio Monge, técnico superior en salud ambiental y presidente de ANECPLA.
“Cuando las empresas dicen que es el mejor sistema recomendado por la OMS, se olvidan de una acotación importante a pie de página: es el mejor sistema...para el agua. El comportamiento del ozono, como el del cloro, es totalmente distinto en el medio ambiente”, aclara el experto. “Es más, hay informes de la EPA (Agencia de Protección Ambiental) de EEUU, que dicen que para que sea efectivo debe alcanzar una concentración incompatible con el límite ambiental”, remarca.
En su caso, ellos remiten a la lista de virucidas de Sanidad, “que es lo suficientemente extensa como para usar un biocida sin registrar”. No obstante, empresas como Grupo Blover reclaman que están siguiendo a rajatabla las recomendaciones del Gobierno, que protegen a sus trabajadores “del coronavirus” con trajes de buzo y mascarillas y a los clientes “de posibles intoxicaciones” con toda la información necesaria.
Un negocio que tiende al alza
Si hace dos meses se podían encontrar generadores de ozono por 100 euros, ahora solo hay “de 300 euros hasta 500”, según Jorge, el fundador de Blover. “Además, los tienes que pedir con un mes de antelación porque no tienen stock”. Por otra parte, el consumo particular también se ha desbordado, ya sea en tiendas de ropa pequeñas como la de Cristina Portales, en el centro de Santander, que se ha hecho con una por 180 euros, o en el Consorcio de bomberos Provincial de Málaga, que las usa para pulverizar desinfectante en dos áreas de hospitalización.
Otro de los grandes fabricantes de máquinas de ozono es Cosemar, quien además ha puesto a disposición de ambulancias, taxis, policía local y transporte público su material de desinfección de manera gratuita. Sin ir más lejos, el Ayuntamiento de Madrid lo ha usado para poner a punto 350 taxis en la capital.
Antes de la pandemia, las empresas que desinfectaban con ozono trataban sobre todo aires acondicionados. Sin embargo, en el estado de alarma han acudido en su mayoría a los hogares de supervivientes de la COVID-19. “Son personas que han pasado dos semanas ingresadas y que quieren regresar a un entorno seguro, por ellos y por sus familias”, informa el fundador de Grupo Blover. En ese caso, “les damos recomendaciones para mantener el espacio limpio por su cuenta”.
A los locales públicos que retoman su actividad desde este lunes, en cambio, sí les recomiendan una desinfección rutinaria de hasta tres veces al mes. Aunque Blover proporciona un certificado desde el primer servicio, no ofrecen “la pegatina” hasta que el local en cuestión no se haya comprometido con ellos durante al menos un año. “Nosotros pasamos anualmente el control de calidad de Sanidad, pero esa garantía la emitimos por nuestra cuenta”, reconoce.
A pesar de la falta de convalidación oficial, las empresas que lo comercializan no han parado desde el fin de semana y tienen la esperanza de mantener ese ritmo “durante varios meses”. “Ya son muchos los que implementan este proceso de forma periódica mensual o bimensual para mantener un ambiente desinfectado”, dice Jorge. “Parece una broma, pero algunas lo usan hasta para mejorar la eficiencia de sus trabajadores porque está demostrado que respirar oxígeno puro ayuda”, detalla.
Esmeralda aún no ha comprobado esto último, pero por teléfono asegura que sus clientes se muestran más tranquilos cuando cuenta que ha desinfectado el local. Ella luce el certificado sobre el mostrador, pero descarta por el momento invertir para conseguir “la pegatina”.
Mientras tanto, Pablo va sumando locales a su ruta sanitaria. “Es un ritmo que no me deja un rato ni para comer, pero es lo que toca ahora”, dice de vuelta a su furgoneta. Esta semana tiene agendados casi medio centenar de locales y no hay tiempo que perder.
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