Otra gran fortuna latinoamericana en la larga lista de ultrarricos atraídos por Madrid. Se trata del discreto multimillonario chileno Guillermo Harding, que se hizo de oro con la venta de la mayor cadena de farmacias de su país, Cruz Verde, tras formar un cártel con sus dos principales rivales para inflar los precios de cientos de medicamentos en Chile, en uno de los casos de falseamiento de la competencia más graves de la historia de ese país.
Según documentación oficial, Harding ha notificado recientemente al Registro Mercantil de Luxemburgo, donde administra una sociedad con cerca de 1.100 millones en activos, su nuevo domicilio profesional en Madrid. Ha cambiado el barrio de Vitacura, en Santiago de Chile, por el número 14 de la céntrica calle de Alcalá, donde se encuentra el complejo de viviendas de ultralujo del Centro Canalejas.
Este multimillonario chileno posee una de las 22 exclusivas viviendas que desarrolló allí OHL. Como es conocido, la constructora que entonces todavía pertenecía a la familia Villar Mir promovió en un conjunto de siete edificios históricos junto a la Puerta del Sol un complejo que incluye un hotel de la cadena Four Seasons, una exclusiva galería comercial y el que en su momento fue el lote de pisos más caro de la capital de España: 22 apartamentos que se vendían a unos 15.000 euros el metro cuadrado, con un precio medio de 4,7 millones de euros por unidad, según contó en 2021 Cinco Días.
Una de esas viviendas, en la planta siete, pertenece a Harding, que también tiene allí varias plazas de garaje. Todo a nombre de una empresa española de nombre impronunciable, Jungfernstieg Inversiones, de la que es administrador único y propietario. La vivienda está “arrendada”, según indica en sus últimas cuentas esa sociedad, constituida en 2021 y cuya denominación social remite a un bulevar en Hamburgo (Alemania).
No es la única propiedad de Harding en la capital de España. El chileno es también administrador único de la inmobiliaria española H4H Asesoría e Inversiones, en la que su hijo Guillermo, con el que elDiario.es contactó sin obtener respuesta, figura como “director” en Madrid en su perfil en LinkedIn desde septiembre de 2021.
Constituida en 2021, H4H tiene casi 7 millones en activos: “Un inmueble que la Sociedad adquiere en mayo del 2022 y que en estos momentos está reformando para instalar sus futuras oficinas en Madrid”, dice en sus últimas cuentas.
De acuerdo con el Registro de la Propiedad, el inmueble tiene unos 650 metros cuadrados de superficie y está en un edificio en la Plaza de la Lealtad pegado al hotel Ritz, junto a la Bolsa de Madrid y a tiro de piedra del Parque del Retiro.
Dinero en una socimi
Harding, que en Chile reinvirtió en inmobiliario con las millonarias plusvalías de la venta de Socofar, la matriz de las farmacias Cruz Verde, tiene más inversiones en ladrillo español. Otra de sus empresas aquí, Senex Mundi Inversiones SL, la más antigua (se creó a finales de 2017), cerró 2021 con 8,5 millones en activos, según sus últimas cuentas disponibles, formuladas el 31 de marzo. La mayor parte eran suscripciones de ampliaciones de capital en varias firmas, entre ellas, el family office Mazabi y la inmobiliaria cotizada (socimi) Healthcare Activos Yield.
Esta última está especializada en residencias de ancianos en España, donde tiene su sede, aunque cotiza en la Bolsa de París. Por su parte, Mazabi gestiona un patrimonio inmobiliario de unos 1.700 millones para 40 grupos familiares en 14 países. Suya es la socimi Silicius, cuyo primer accionista (24,17%) es El Arverjal SL, sociedad con la que familiares políticos de Esperanza Aguirre dieron un pelotazo multimillonario con los terrenos de Valdeluz en Guadalajara, en un páramo a 13 kilómetros de la capital alcarreña en el que el Gobierno de José María Aznar decidió ubicar una estación de AVE a finales de los 90.
Lejos de Guadalajara y Madrid, y a miles de kilómetros de Chile, en Luxemburgo, está la sociedad que concentra el tesoro de Harding en Europa. Allí el chileno, que el próximo 26 de octubre cumplirá 72 años, figura como administrador de una société de gestion de patrimoine familial (SPF), Covadonga Investment, junto a sus hijos varones, Felipe Andrés y Guillermo Jesús Harding Delgado, de 30 y 40 años, respectivamente.
Esta firma sin empleados fue constituida en el Gran Ducado por cinco sociedades gestionadas por una firma suiza de gestión de patrimonios. Se creó en plena pandemia, el 30 de septiembre de 2020, meses después de cerrarse la venta del 100% de Cruz Verde.
En las cuentas de 2022 que presentó hace unas semanas, Covadonga Investment declaraba unos activos de 1.096 millones de dólares. La mayor parte, “inversiones” que no detallaba. Sus pérdidas fueron de 194 millones, por ajustes de valor de activos financieros durante el ejercicio, frente al beneficio de 116 millones de un año antes.
Esos 1.100 millones de dólares se aproximan a la valoración que se dio en su momento, deuda incluida, al grupo Socofar, dueño de Cruz Verde, cuando fue adquirido por Fomento Económico Mexicano (Femsa). Esta última es un gigante con más de 350.000 empleados y 34.500 millones de dólares de facturación, dueño de la mayor embotelladora de Coca-Cola en el mundo. Hasta este año ha sido accionista relevante de la holandesa Heineken, la segunda cervecera mundial.
La venta de la dueña de Cruz Verde se hizo en dos fases: hace ocho años, en septiembre de 2015, Harding vendió el 60% de ese grupo, matriz de esa cadena de farmacias, de los laboratorios del mismo nombre y de una cadena de perfumerías, Maicao. Y en enero de 2020, Femsa ejerció la opción de compra del 40% restante de Socofar. Su principal activo, Cruz Verde, nació como una farmacia fundada por Harding en 1984 en el centro de la ciudad de Viña del Mar. Hoy es la mayor cadena de Chile, con más de 700 locales y 6.300 trabajadores, según su web.
La relación entre Harding y los mexicanos no acabó bien, con arbitrajes cruzados, acusaciones de incumplir el pacto de accionistas que firmaron en su momento y reclamaciones del grupo mexicano por las indemnizaciones que tuvo que realizar Socofar para paliar los daños a la competencia que realizó Cruz Verde junto sus rivales Farmacias Ahumada y Salcobrand con esos acuerdos ilegales.
Las tres empresas protagonizaron el que se ha considerado uno de los peores cárteles de la historia de Chile. Entre diciembre de 2007 y marzo de 2008, manipularon los precios de 222 medicamentos, algunos de ellos destinados a personas con enfermedades crónicas, como el párkinson, el trastorno bipolar, la insuficiencia cardíaca, el asma, la diabetes o la esquizofrenia.
La multa impuesta en 2012 a las dos infractoras que optaron por no cooperar con la investigación, Salcobrand y Cruz Verde, fue de unos 19 millones de dólares para cada una, la máxima que entonces permitía la ley chilena.
El procedimiento se inició tras la apertura de una investigación de la Fiscalía Nacional Económica de Chile y tuvo una derivada en noviembre de 2020. Tras un acuerdo extrajudicial como consecuencia de una demanda colectiva, el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) de Chile obligó además a esas dos empresas a indemnizar a 53.000 clientes, los “más vulnerables” y afectados por los sobreprecios, de hasta el 3000%.
El cártel de las farmacias, que tiene su propia entrada en la Wikipedia, generó un fuerte polémica en ese laboratorio neoliberal que ha sido Chile durante décadas. Hubo llamadas al boicot por parte de las asociaciones de consumidores, disturbios en las calles y proliferaron las “farmacias populares” y comunales, con precios intervenidos por la Administración, y que ya se cuentan por centenares.
El caso tuvo también su derivada política. Al iniciarse la investigación se supo que el entonces candidato conservador a la presidencia y a la postre presidente del país, el también empresario y multimillonario Sebastián Piñera, era accionista de una de las infractoras, Farmacias Ahumada. Piñera, otra de las grandes fortunas chilenas, vendió sus acciones tras asegurar que “no sabía que las tenía”.
Al escándalo de las farmacias chilenas se refirió la socialista Michelle Bachelet, entonces presidenta, en un discurso a la nación del 21 de mayo de 2009: “Cuesta imaginar que la codicia de esos ejecutivos los lleve a ese extremo, ponerse de acuerdo para subir los precios de los remedios sin pensar ni un minuto en la salud de las personas. Mi indignación, estoy segura, es la misma que la de todos los chilenos”.
Uno de esos ejecutivos era Guillermo Harding, el fundador de Cruz Verde, que en esos años era máximo responsable de la compañía y ahora es poseedor de uno de esos exclusivos apartamentos en el centro de Madrid solo al alcance de unos pocos.
El empresario, ingeniero civil mecánico de la Universidad Federico Santa María, ha vuelto al sector que le hizo multimillonario con la compra a la estadounidense Walgreens Boots Alliance (WBA), este mismo año, de Farmacias Ahumada, la tercera cadena del sector y la misma de la que fue accionista Piñera.
Harding lo ha hecho aliado con el empresario Gabriel Ruiz-Tagle, que fue ministro de Deportes con Piñera. Expresidente del club de fútbol Colo-Colo, por cuya venta está siendo investigado en su país por un supuesto delito de uso de información privilegiada, Ruiz-Tagle también tiene su propia sociedad patrimonial familiar en Luxemburgo y aspira a que la justicia chilena le deje salir del país con destino a España. Pero esa ya es otra historia.