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Maricarmen Ramos, activista por la vivienda: “Lo fundamental es un techo, está en la Constitución”

Maricarmen Ramos nació en La Habana hace 63 años, pero lleva casi cuatro décadas residiendo en Barcelona. En esta ciudad se casó y tuvo una hija que ahora vive en Qatar. Regentó durante casi 28 años un bar de salsa cubana, y llegó a tener un piso que perdió. Tras fallecer su marido comenzó a cobrar una pensión de viudedad de 400 euros. “Todo ha sido fatal, he trabajado toda mi vida por gusto”, lamenta.

El pasado mes de agosto, el fondo propietario de su vivienda de alquiler le informó de que no le renovarían el contrato, cuyo coste iban a doblar. Casi un año después es una cara conocida en las movilizaciones del Sindicat de Llogaters.

Antes de afiliarse al sindicato de inquilinas de Barcelona, usted tuvo un problema con su vivienda, ¿qué le pasó?

En agosto del año pasado se me venció el contrato de arrendamiento y la propiedad no me quiso renovar, ni a mí ni a nadie. Estos pisos son de 1949, y quieren ponerlos para turismo, y subirlos a 1.250. Ahora pago 600 euros. Mi casa no tenía baño, yo la adecué.

Ahora estamos en los juzgados. El ayuntamiento de Barcelona me ha ofrecido de momento un piso pero todavía no me puedo ir porque me opero en dos semanas de un problema en el estómago y yo vivo frente al Clínico.

Si usted fuera presidenta ¿qué es lo primero que haría para evitar casos como el que está sufriendo usted?

Lo primero que haría sería un límite al alquiler que por zonas el ayuntamiento diga: “este piso no se puede subir más de 500 euros, 600, pero no 1.600”. ¿Quién puede pagar eso con los salarios tan horribles que hay hoy en día? Y el problema es que te piden unas fianzas draconianas, 5.000 o 6.000 euros, ¿quién puede pagar eso? ¿Qué tenemos que hacer, irnos al cajero, a la calle? Cuando Pedro Sánchez dijo que iban a ajustar los precios los fondos buitre amenazaron con irse ¡pues que se vayan!

La Constitución dice que la vivienda es un derecho, y eso no se cumple. Y que no haya tanta desproporción entre los millonarios y grandes tenedores y los pobres. Las escuelas y universidades que sean gratuitas. Que un hombre culto es un hombre libre.

Hace poco se ha aprobado un nuevo decreto de alquiler que alarga los contratos a cinco o siete años ¿le parece suficiente?

No es suficiente para nada, porque lo fundamental es la burbuja de alquileres que hay. Es importante regular el precio de los alquileres, regular los grandes tenedores que no vengan aquí a hacerse ricos a costa de los pobres, de los que no pueden alquilar.

¿Qué haría usted con las pensiones?

Una persona viuda y enferma como yo, con 63 años, que gane 400 euros…dónde va a ir, dónde va a vivir. Lo primero que haría es subirlas a 500-600 euros. Yo tenía una ayuda del ayuntamiento que me pagaba la otra parte del alquiler. Esto nos está llevando a depresiones y enfermedades. Veo a gente que lo único que hacen es llorar porque no tienen alternativa habitacional, no saben qué hacer ni dónde ir.

¿Cuáles son las dificultades concretas que afronta en su día a día?

No llegar a final de mes, no poder comer bien, porque con una pensión de 400 euros, y pagar alquiler, agua, luz y gas, no da para más aunque sea con la ayuda. No hay derecho.

¿Espera que cambien las cosas después de las elecciones?

No. Porque ahora prometen y prometen hasta que salen y cuando salen se olvidan de que los pobres somos más pobres y los ricos más ricos. Lo fundamental es un techo que está en la Constitución, que lo necesitamos, porque si te quedas sin techo deriva en enfermedades psicológicas, es una inestabilidad emocional. Mientras el Gobierno esté comprometido con la banca, poco van a hacer, cualquier partido que salga. Las cosas pueden cambiar si hay una persona que salga y dé la cara y se solidarice con los problemas del pueblo.

¿Cómo le han ayudado los sindicatos de inquilinos?

Yo llegué hace un año y medio, y venía con muchos problemas. Conocí el sindicato gracias a la asistenta social. Planteé mi situación. El sindicato estuvo negociando con los inversores y no se llegó a ningún acuerdo, la propiedad quería que me fuera, no quería verme, me hacía mobbing. Gracias al sindicato, que me ha dado mucha fuerza, he encontrado una familia que me apoya. Ellos negociaron el problema, el piso de protección oficial, que lo he logrado gracias al esfuerzo del sindicato, de reuniones, de insistir. Yo considero que para mí y para el sindicato es una gran victoria.