Las mayores economías del mundo han acordado en el G20 “cooperar” para diseñar un impuesto a los súper ricos. Las potencias del foro económico internacional se comprometen a seguir avanzando hacia el tributo mínimo y “coordinado” a los milmillonarios promovido por la Presidencia brasileña.
El “consenso” del G20 no llega a un “apoyo explícito” al impuesto por las resistencias principalmente de Estados Unidos y de Alemania, según se explica en esta información. Aún así, algunos de sus principales impulsores lo consideran “una declaración histórica” —según el economista Gabriel Zucman, responsable de la propuesta de un tributo del 2% a la riqueza de los milmillonarios que se ha debatido en el G20— o “un avance global importante” —según Susana Ruiz, responsable de política fiscal de Oxfam Internacional, una de las organizaciones que más están peleando esta medida—.
“Con pleno respeto a la soberanía fiscal, buscaremos colaborar para garantizar que las personas con un patrimonio neto ultra alto paguen impuestos de manera efectiva”, han consensuado los ministros de Finanzas del G20 en una declaración sobre cooperación fiscal internacional que se publicará este viernes por la noche (6 de la tarde en Brasil) y a la que ha tenido acceso elDiario.es.
“La cooperación podría implicar el intercambio de buenas prácticas y el fomento del debate en torno a los principios fiscales, y la elaboración de mecanismos contra la elusión, incluidas las prácticas fiscales potencialmente perjudiciales. Esperamos continuar debatiendo estos temas en el G20 y en otros foros relevantes, contando con los aportes técnicos de los organismos internacionales pertinentes, académicos y expertos”, apunta el documento.
“Es un paso importante en la dirección correcta”, ha defendido Zucman en la red social X (antes Twitter). “No es fácil lograr que todos los ministros de Finanzas del G20 estén de acuerdo en algo”, prosigue. “Hasta febrero de este año, la tributación de los superricos nunca se había discutido en el G20, ni una sola vez”. Los detalles de esta “nueva agenda” que se abre “es lo que le tocará a la siguiente presidencia del G20”.
Según fuentes conocedoras de las discusiones de estos días en Brasil, “ha habido consenso en reconocer que hay que gravar a los súper ricos”. Sin embargo, “hay ciertas diferencias sobre si el mandato tiene que ir a la ONU o a la OCDE. La Unión Africana, por ejemplo, insiste mucho en la institucionalidad a través de la ONU”.
También hay desencuentros “sobre si tiene que ser una agenda global o de acción doméstica —como prefería Estados Unidos— pero finalmente queda el acuerdo de cooperar y de ir más allá de lo técnico”, añaden estas mismas fuentes. “Aún hay margen de maniobra para que en la cumbre de noviembre se afine la propuesta y se aclare el recorrido a partir de aquí. Lo que Brasil ha logrado es algo increíble, colocar el tema y lograr que todos los países compartan este punto”, inciden. “España es uno de los países que más claramente ha estado a favor desde el principio”, finalizan.
Un paso histórico
“La riqueza media por persona del 1% más rico aumentó casi 400.000 dólares en términos reales [descontando la inflación] durante la última década, frente a sólo 335 dólares (un aumento equivalente a menos de nueve céntimos al día) para una persona de la mitad inferior [de la distribución de la riqueza, es decir, para el 50% más pobre]”, explican desde Oxfam.
“La desigualdad ha alcanzado niveles obscenos, y hasta ahora los gobiernos han fracasado a la hora de proteger a las personas y al Planeta de sus efectos catastróficos”, continúan desde esta organización. “El 1% más rico de la humanidad sigue llenándose los bolsillos mientras el resto tiene que buscarse las migajas”.
Una “guerra contra la fiscalidad justa” ha hecho que se desplomen los tipos impositivos sobre la riqueza y la renta de los más ricos. Oxfam ha calculado que menos de 8 céntimos de cada dólar recaudado en los países del G20 proceden ahora de impuestos sobre el patrimonio. La investigación de la organización también ha revelado que la proporción de ingresos del 1% de los más ricos en los países del G20 ha aumentado un 45% en cuatro décadas, mientras que los tipos impositivos máximos sobre sus ingresos se han reducido aproximadamente un tercio.
“En todo el mundo, los multimillonarios han estado pagando un tipo impositivo equivalente a menos del 0,5% de su riqueza. Sus fortunas han aumentado una media anual del 7,1% en las últimas cuatro décadas, y se necesitaría un impuesto anual sobre la riqueza neta de al menos el 8 % para reducir la riqueza extrema de los multimillonarios”, detallan en Oxfam.
El G20 lo conforman las principales economías de cada continente, incluyendo a países no alineados totalmente con las potencias del G7 (EEUU, el conjunto de la UE, Reino Unido o Japón), como Arabia Saudí, Rusia, China, India, Argentina, Sudáfrica, Brasil o la Unión Africana, y en el que España es “invitado permanente”. “Los países del G20 albergan a casi cuatro de cada cinco multimillonarios del mundo”, añade Oxfam.
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ya adelantó, a finales de abril, su apoyó a “un impuesto a los súper ricos” y a “una una nueva agenda para luchar contra la desigualdad a nivel mundial” en una carta abierta que firmó junto a la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, al ministro de Finanzas de Sudáfrica, Enoch Godongwana, al ministro de Finanzas de Brasil, Fernando Haddad, y, sorprendentemente, junto a la ministra de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania, Svenja Schulze.
Sin embargo, el representante de Alemania en esta discusión del G20 ha sido el ministro de Finanzas, Christian Lindner, quien pertenece al Partido Liberal, que gobierna en coalición con el SPD de Scholz y Los Verdes, y tiene una postura diferente a su compatriota. Básicamente, “de no subir impuestos”.
Hasta ahora, el avance hacia una fiscalidad más justa ha encontrado impulso en voces más allá de la izquierda. En junio, los ministros de finanzas del G7 alcanzaron “otro acuerdo histórico” sobre un impuesto mínimo a los beneficios de las multinacionales del 15% y se entregaron a “luchar contra la evasión fiscal”. Estas posiciones han recogido una inercia generada en otros organismos de primer orden (OCDE, FMI...), y que se ha filtrado a prestigiosos altavoces como el Financial Times. “Estamos un paso más cerca de gravar a los súper ricos”, se titulaba una tribuna publicada por el periódico especializado en información económica en mayo.
Por supuesto, la propuesta diseñada por Zucman también ha encontrado resistencias. La más relevante fue la de la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, quien tras el G7 de mayo mostró su incomodidad con la idea de “un impuesto mínimo del 2% que afectaría a unas 3.000 de las personas más ricas del mundo —con más de 1.000 millones de dólares, medido en términos de riqueza, no de ingresos—”. En total, según los cálculos del economista francés, se recaudarían 250.000 millones de dólares “para la lucha contra el cambio climático y contra la pobreza”.